ENSEÑANZA CON CALIDAD: RETO, EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Actualmente o haces algunos años venimos escuchando la palabra CALIDAD en el contexto educativo, donde ésta se convierte en un factor estratégico-competitivo para las universidades dado el gran flujo de cobertura educativa; el concepto de calidad tiene muchas definiciones  dependiendo el área del conocimiento de donde se mire, en este caso nos centraremos en el concepto que se tiene de Enseñanza con Calidad: reto en la Educación Superior en el ámbito de la Política Pública.

La política pública del Ministerio de Educación Nacional,  tiene actualmente como  noción de calidad en la educación “aquella que forma mejores seres humanos, ciudadanos con valores éticos, respetuosos de lo público, que ejercen los derechos humanos, cumplen con sus deberes y viven en paz”, esta noción de política pública educativa se evidencia a través de una educación que además pretende el desarrollo de competencias, para la vida en las y los estudiantes universitarios. Sin embargo, esta educación por competencias, despoja al maestro de un saber pedagógico y didáctico; en el cual, la educación se vuelve un proceso homogenizante y no da posibilidad a la construcción de la subjetividad e identidad del sujeto, para que éste se transforme, construya  y reconstruya su realidad social (Ramirez, no aparece año).

Por otra parte, el MEN, anteriormente, asociaba la calidad de manera directa con la capacidad que tenía el sistema educativo de transmitir contenidos, muchas veces sin relación con los contextos vitales de los estudiantes, actualmente la conciben como “la capacidad que tiene el sistema para desarrollar en los niños y jóvenes, habilidades, conocimientos y valores que les permitan comprender, transformar e interactuar con el mundo en el que viven. Esto implica pasar de un aprendizaje de contenidos y de una formación memorística y enciclopédica, a una educación pertinente y conectada con el país y el mundo.

Igualmente, concebir la educación como un proceso que no se agota en el sistema educativo, sino que se desarrolla de manera permanente en interacción con el mundo (MEN)”. Mientras que para la educación superior basa la calidad en tres aspectos: la acreditación de instituciones y programas de alta calidad, el mantenimiento de unos estándares de calidad con un registro nacional y el establecimiento de disposiciones más estrictas en materia de transparencia y responsabilidad.

Además, dice que la acreditación de alta calidad de los programas debe ser voluntaria; no obstante, se convierte en un requisito obligatorio para hacerse acreedora de un dinero por parte del estado, para costear la formación académica de los educandos y dicho programa debe estar inscrito en una línea de investigación que a su vez sea autosostenible. El ser autosostenible quiere decir que el interés de investigación de la universidad no va a estar supeditada a la misma sino a la empresa y esto le quita autonomía a la universidad y el conocimiento se convierte en esta medida en un bien material que será comercializado, deteriorando así la relación universidad-sociedad; es decir, aquí no habría Libertad que es una cualidad de lo público ni la educación sería un derecho fundamental ni bien común.

En ese orden de ideas, la enseñanza con calidad en la educación superior se ha visto deteriorada por el extraordinario crecimiento de la población estudiantil o la amplia cobertura educativa, aunque es posible conciliar cantidad con calidad si se realizan cambios fructíferos en los métodos de enseñanza, si se adecuan a las nuevas tecnologías y se tratan aspectos que permitan captar la atención en la calidad, a partir de diferentes conceptos como eficacia y eficiencia; para Ramsden, (2007 citado por Carlos 2011, p 136) “una enseñanza de calidad en educación superior debe cambiar la manera como los estudiantes comprenden, experimentan o conceptualizan el mundo que les rodea.

” Es decir, una enseñanza de calidad es la que consigue alcanzar las metas de enseñanza y aprendizaje cuando sus alumnos no sólo alcanzan un aprendizaje profundo,  sino  también un pensamiento crítico que les posibilite la comprensión social del mundo y sus fenómenos a partir del desarrollo de las habilidades cognoscitivas más complejas, de ahí que las universidades quieran mejorar sus formas de enseñanza; sin embargo, este hecho se ve un poco obstaculizado porque en éstas se valora más el componente investigativo que la enseñanza, razón por la cual hay carencia en el dominio pedagógico, o saber enseñar; falencia que se da, ya sea porque los docentes no cuentan con los recursos económicos para seguir capacitándose o porque la Institución educativa tiene otros intereses o metas como la investigación, para conseguir la acreditación, entonces se deja de lado lo fundamental e importante que es la enseñanza y el aprendizaje del educando,  en cuanto a la satisfacción de las necesidades intelectuales, éticas y morales que garanticen el derecho fundamental  a la educación.

Una enseñanza con calidad, es aquella que orienta el aprendizaje a lo largo de la vida, en la cual el docente tiene dominio de las teorías psicopedagógicas que explican el aprendizaje y la motivación, teniendo en cuenta la diversidad o condiciones socioculturales de la población estudiantil, ya que ésta es cada vez más diversa y que a la comunidad educativa se le incluya en la construcción del PEI; así mismo, que la enseñanza universitaria sea cualificada y no tanto cuantificada, debido a su gran expansión en la demanda para que no se convierta ésta, en una universidad de masas o mercantil, sino en una universidad cuyo propósito sea el carácter universal del aprendizaje y la investigación desde unos intereses comunes  a la universidad y no a la comercialización del conocimiento e incluir planes de estudio que reflejen la diversidad cultural, así como la creación de contextos y climas institucionales que favorezcan la inclusión, el desarrollo de habilidades interculturales, que le posibiliten a los educandos funcionar de manera efectiva y responsable en un mundo multicultural.

Una educación con calidad, requiere de un docente que cree espacios dialógicos para que los educandos dejen salir esas creencias, experiencia de vida y valores que subyacen en los contextos sociales, cultural, económicos, políticos e ideológicos  que forman parte de sus vidas y que sólo a través del diálogo colaborativo y de la interacción con el otro se produce una reflexión crítica, analítica y argumentativa o como diría Freire, propiciar espacios que en ese ir  y venir dialéctico, de tenciones, los oprimidos creen sentidos y se liberen o se emancipen de esa experiencia de vida que forma y transforma al ser humano y que luego dé posibilidad a la construcción de espacios en la vida pública con intereses comunes, para aprender a vivir en comunidad y a tomar decisiones que sean benéficas para todos; pero también asumiendo unos deberes y responsabilidades desde la ética, ésta última, permitirá  que los sujetos implicados en la educación, proyecten sus acciones hacia la construcción conjunta de significados y de un país con soberanía, democracia y paz (Ramírez).

Para terminar,  traigo  a colación seis principios de una enseñanza efectiva, postulados por Ramsden (2007, citado por Carlos 2011, p 136), “que son: 1) despertar el interés y los deseos de aprender por parte de los estudiantes, donde ellos acepten el esfuerzo que va a requerir; 2) preocupación y respeto por el aprendizaje del alumno, es decir, todas sus acciones deben estar encaminadas a lograr cambios en su comprensión del mundo; 3)  ofrecer una realimentación adecuada y una justa evaluación, sobre todo la primera, ya que es la característica de una enseñanza eficiente (Shute, 2008); 4) metas claras y retos intelectuales.

Al estudiante le debe quedar claro lo que se espera de él y alcanzar esa finalidad debe implicar un desafío; 5) fomento de la independencia y control de su aprendizaje por parte del alumno y su activo involucramiento: la finalidad para el estudiante es que al término del proceso instruccional sea un aprendiz autónomo y autorregulado; y 6) aprender de los estudiantes, lo que implica que el maestro debe ser humilde y estar dispuesto a conocer cosas nuevas; ser generoso para compartir lo que sabe y conocer a sus alumnos para adaptar sus conocimientos a sus características, expectativas y deseos, y no al revés”.

En suma, el docente tiene la labor de orientar, guiar, mediar y facilitar las experiencias de aprendizaje por medio del diálogo para que el educando adquiera unas competencias cognitivas, sociales y afectivas que lo faculten para participar  del proceso de producción, divulgación y aplicación del saber/información que caracteriza a la sociedad actual: la del conocimiento metacognitivo, que busca la construcción del mundo y la sociedad, es decir, la educación, es una experiencia colectiva de conocimiento que instruye la mente del educando y amplía el pensamiento.

 BIBLIOGRAFÍA

Educación de calidad: el Camino para la Prosperidad. (2010). Ministerio de Educación Nacional.

Guzmán, Jesús Carlos (2011). La calidad de la enseñanza en educación superior ¿Qué es una buena enseñanza en este nivel educativo? Perfiles Educativos, vol. XXXIII, pp. 129-141

Ministerio de Educación Nacional.

Ramírez Franco, Marta Luz. Marco normativo de los programas profesionales y de especialización en educación, período 1998-2010. ¿Políticas gubernamentales o política pública en educación?

 Autor: Sandra Milena Díaz M