A VECES ME PREGUNTO POR QUÉ ME PREGUNTO TANTO

El título lo he tomado de unas de las tantas cosas dichas por Facundo Cabral, fallecido cantautor argentino. ¿Y por qué?, ¿Me resuelve algo el hecho de preguntarme sobre mi preguntadera?

Pues bien, para los niños, si se educan en ser conscientes, preguntar no sería un problema, ya que en el proceso de descubrimiento del mundo, la pregunta infantil, permite acercarse con más certeza a la verdad, aún no elaborada de manera tan lógica como la de los adultos. Es el niño quien no deja que la pregunta muera, la renueva constantemente con una fuerza impresionante; “¿Por qué eso se mueve?”, aquí normalmente viene la respuesta del adulto, explicando el mundo y dando verdades elaboradas por él, por la ciencia o por quien sea. Ante esa explicación, el niño calla y vuelve “¿y por qué la…hace que se mueva?”, y en ese intento mayéutico socrático, el adulto termina agotado y rendido ante las preguntas del menor.

Entonces vienen las preguntas ¿En qué momento el ser humano deja de preguntarse?, ¿Cómo pierde la capacidad de querer saber más de lo que sabe?, ¿por qué el mundo se le vuelve tan plano, unidimensional y obvio? Algunas posibles respuestas: Una, es la entrada a la escuela y sus diseños curriculares explicativos donde el mundo ya se pensó y lo importante es la comprensión del orden, una visión griega del mundo ordenado. Dos, el sujeto se da cuenta que no vale la pena preguntar tanto, pues lo que le espera es escuchar largos y aburridos discursos.  Tres, existe una cantidad de fuentes de información que permiten  respuestas rápidas y que hacen inagotables las preguntas, porque “lo que no está en la red no existe”.

Haciendo el ejercicio de abogado del diablo, se expondrán razones para la defensa de cada una de las respuestas. Primero, Dora Muñoz, CatiSbert y Maite Sbert, (1996) docentes, afirman que:

Las preguntas actúan como generadores y organizadoras del saber escolar.  Así, éstas despiertan nuestro deseo de conocer cosas nuevas, nos ayudan a reflexionar sobre el propio saber y el proceso de aprendizaje. Las preguntas, en definitiva, dan sentido a la educación escolar. (73)

A eso le podemos agregar a los inspiradores de no abandonar la pregunta en la escuela como forma de generar conocimiento, tales como Lipman, M (1991), Marina, J.A (1993)  y otros, quienes proponen una serie de diseños y formas de hacer mediaciones que permiten el preguntar constante de los educandos, la creación de herramientas nuevas para solucionar problemas deforma creativa y restablecer el aula como espacio para realizar proyectos integradores.

Los argumentos para la defensa del número dos, se equiparan a los anteriores, sólo que aquí, la explicación la hace la ciencia desde cada una de las áreas del saber que componen los planes de estudio y que se transmiten en periodos de tiempo entre 60 y 90 minutos. Su creencia es que a más saber y claridad en las cosas más bueno es el obrar del ser humano.  Este modelo bastante antiguo, se mantiene todavía en algunas prácticas de instituciones educativas.

Para defender la tercera respuesta al asunto de la pérdida de la acción de preguntar, algunos afirman que hay que desarrollar la habilidad de buscar y seleccionar  información a partir del uso de  teorías basadas en la cognición y en los procesos de pensamiento para que el ser humano encuentre respuestas de “alta calidad” que permitan su desarrollo intelectual y  humano.

Con todo lo anterior, usted tendrá infinidad de preguntas por hacerme, por hacerse sobre lo escrito, pero esa no es la pretensión, sino que,  al leer esto o cualquier cosa, pueda hacerse preguntas que permitan acercarse al conocimiento de usted mismo, que provoquen la capacidad de admiración frente a los fenómenos estudiados, que le cuestionen sus actuaciones, le aborden sus existencia, le sacudan por dentro y le permitan volver a ganar esa facultad de los niños de preguntarse y seguir indagando, investigando y creyendo que lo que leyó, fue solo un pretexto para seguir preguntándose, porqué se pregunta tanto.

Si para alcanzar esto, es necesario volver a revisar la forma como se plantean las argumentaciones a las respuestas, el papel de la escuela en el proceso  enseñanza – aprendizaje, la relación con el mundo real, con lo sujetos interactuantes y los fenómenos que alteran las culturas, pues hay que hacerlo, porque no se puede seguir imitando, sin cuestionar; haciendo con modelos impuestos y siendo sin la capacidad de elegir lo que la voluntad, el deseo, la pasión, la razón, es decir, la vida me da la oportunidad de hacer todos los días y por mis medios sin ataduras dadas por los discursos hechos por los otros.

Termino, dejando la siguiente cita de José A. Marina citado en los cuadernos de pedagogía (1996):

Ni el problema ni la pregunta son conocimientos, al contrario, son reconocimientos de ignorancia, pero abren espacio al conocimiento, Impulsando al investigador más allá de lo que sabe. La inteligencia no es, por tanto, la capacidad para resolver problemas, sino, sobre todo, la capacidad para plantear problemas. Es decir, para inventar proyectos de investigación. (73)

Autor:

Por HECTOR RUEDA DÍAZ

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Cuadernos de pedagogía (1996) La importancia de las preguntas (pp. 73-77). Recuperado de http://didac.unizar.es/jlbernal/enlaces/pdf/04_aprendpreguntas.PDF

 

Lipman, M. y otros. (1991). Filosofía a l´ecola, Barcelona: Eumo/IREF.

 

Marina, J.A. (1993): Teoría de la inteligencia creadora. Barcelona: Anagrama.