¿Cómo podemos aprender?

Dándole vueltas en la cabeza a encontrar mejores y más acertadas maneras de transmitir los conocimientos y las habilidades, que todo profesor espera poder sacar de sí mismo y de sus antiguas vivencias, de mil maneras inventa preguntas retoricas, guías, talleres, y en medio de la clase sumergido en preguntas de los alumnos y rebuscando adecuados ejemplos para poder graficar en las mentes de sus alumnos la grandeza e importancia de los retos propios superados, esperando así motivar las mentes inquietas dándole un mayor sentido a la importancia del aprendizaje.

Más tarde en la hora de la evaluación realmente se deben buscar coincidencias entre sus mentes, desde el torrencial informativo expuesto en la clase. Comienza apareciendo pequeños resultados del proceso natural del desarrollo cognitivo humano. Extrañas formas de pensamientos que empiezan a cobrar vida y a poseer forma, a configurar en cada cabecita múltiples argumentos, ideas, dudas y aciertos. Consideraremos aciertos a todas aquellas muestras que nos convenzan de manera mágica y un poco misteriosa que allí se transmitió conocimiento, y allí mismo proclamamos un final feliz. Al revisar nuevamente las pruebas escritas de los alumnos, se encuentran plasmadas rara vez explícitamente, gran variedad de enfoques, argumentos y opiniones, están en las respuestas, en los párrafos, en las formas de las letras, en las caras de los alumnos que esperan su muy merecida y hasta hace unos segundos, muy olvidada nota, también aparecen contradicciones y argumentos errados basados en ligeras conjeturas y vuélvase cíclico el proceso de aprender.  Atacan con preguntas tan fuertes y con desafiante curiosidad que extraen forzosamente el conocimiento y por poco acaban con la fuerza de nuestra voz, que siempre encuentra palabras para brindar en la aclaración una salida o una entrada al tema. Preguntas van y vuelven cada vez mas pulidas y sofisticadas dándole forma a una nueva idea y generando también métodos de concluir, inducir, deducir y el más incomprendido de todos, confundir. Todo hace parte del  “comprender”. ¡La clase está viva!!!

Superados los llantos de las notas más bajas que de alguna forma mellan el espíritu y el coraje de todos, junto a sus compañeros que gozan al teatralizar las correspondientes muestras de aprecio propio permitiéndose a sí mismos sentir que han superado el reto y pueden tranquilamente dirigirse a la zona de confort de los “Aprobados”. Nombraremos como “Re-Probados”, aquellos que fueron probados una vez tras otra y a pesar de cada prueba y prueba, están listos para repetir la siguiente contienda evaluadora, ya han perdido el miedo al fracaso, ellos son los “Re-contra-Probados” los aprendices sin miedo.

”Es cierto!”, dice algún alumno, casi siempre el que menos habla, resulta callando al grupo  y exponiendo con su propia palabrería y a manera de pregunta, ¡Exactamente lo que estábamos enseñando! Es ahora el amor propio y el gusto a la profesión docente las que empiezan a crecer a ritmos desbordados al encontrar un eco en la concurrencia. Aprovechando el momento lo impulsamos con un fortalecedor “SI”, lo cual desencadena la mayor necesidad hasta ese momento vivida de un alumno de contarnos todo lo que aprendió….

Con tanto impulso y con tanta fuerza quiere el alumno imitar lo que  vio hacer, que resulta explicando como todo un profesor, con mucha Fe en su Futuro, se fija con detalle, analiza lo mismo que ya vio una y otra vez, hasta  el imaginario caso de sentir que todo está dentro de su inteligencia y al multiplicar las palabras escuchadas, resulta intuyendo verdades que las concluye en afirmaciones luego las interioriza muy adentro de su mente donde esas ideas se llamaran “La nueva realidad”. Son estas ideas una nueva realidad debido a que está consciente de que las conoce, y orgulloso que sabe lo que debe saber, ya nunca podrá ignorar lo que comprendió, y sus decisiones y opiniones estarán enriquecidas con su nuevo saber. Siente nuevamente en su corazón, ese acuerdo de ideas en su mente. Finalmente se sienta y disfruta la sensación, de estar lleno de sabiduría, y también de haberlo podido informar a su grupo social.

Autor: Daniel Olaya

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