Discriminación por género

Las mujeres fueron (y son) discriminadas no solo por su calidad de tal, sino por otras posiciones en relación a sus orígenes, color de piel, clase social, educación, capacidades especiales, etnia e identidades sexuales. Si bien la segregación de género es una constante, las otras no son menos importantes. Dentro de las comunidades indígenas la discriminación de las mujeres también es una realidad “el problema  con las relaciones de género es un problema latente en las comunidades. Ahí puede haber una diferente perspectiva porque seguramente otras culturas pueden decir nosotros tenemos definidos los roles y no es así porque el rol sigue siendo un rol secundario para las mujeres” (Chuji, 2013).

Chandra Mohanty (1984), teorizó al respecto. Planteó la existencia de diferentes formas de opresión simultánea que sufren las mujeres. Según ella es importante evidenciar las diferencias, los conflictos y las contradicciones en el interior de las organizaciones y de las comunidades de las mujeres del “tercer mundo”, cuyas historias fueron distintas en relación a las habitantes de los países centrales; puesto que tuvieron que enfrentar el legado de la esclavitud, la colonia, la servidumbre, la pobreza, migraciones forzadas, explotación etc.

Mónica Chuji así lo expresa “en el caso nuestro, en el quichua por ejemplo las mujeres se han ido abriendo poco a poco el tema del liderazgo, del tema que sus opiniones sean escuchadas valoradas y que sus sugerencias muchas veces acogidas. Pero eso aún sigue siendo mínimo aún hay la supremacía del hombre el privilegio del barón sigue estando latente en las comunidades” (Chuji, 2013).

Las exclusiones por género fueron estudiadas y analizadas desde las huestes feministas como también desde los organismos que se dedican a su visibilización. ONU Mujeres advirtió que el género femenino fue discriminado en diversos aspectos que involucraron las áreas en donde ellas desplegaron sus actividades; de igual manera la violencia que sufrieron (y sufren) fue un hecho generalizado y se consideró una violación de los derechos humanos.

En los diversos ámbitos de la vida, fue notoria la baja participación de las mujeres en la toma de las decisiones que las afectan. En relación al trabajo y comparándolo con los varones “están muy rezagadas en el acceso a la tierra, el crédito y el empleo decente” (UNWOMEN, http://www.unwomen.org, 2012).

Para solucionar estas inequidades la misma institución sugirió formular políticas adecuadas que generen instancias en aras de la igualdad. Éstas políticas permitieron a las mujeres plantear una agenda con contenidos específicos. En relación a la violencia se deben promulgar “leyes firmes, respaldadas con implementación y servicios de protección y prevención”. La inequidad en el acceso a cargos relevantes debe ser subsanada para que estén representadas igualitariamente, la paridad en la integración de los organismos estatales debe hacerse realidad para brindarles la oportunidad de desplegar todo su potencial (UNWOMEN, http://www.unwomen.org, 2012).

Los aspectos excluyentes se agravan en los países del “tercer mundo”, también se profundizan en los centrales cuando las mujeres pertenecen a otras etnias, cuentan con limitados ingresos o escogieron el lesbianismo como orientación sexual. “La relación de género ha sido súper desigual. La mujer exclusivamente al cuidado del marido y de los hijos, a la chacra y los temas organizativos, la toma de decisiones ha sido del hombre” (Chuji, 2013).

Autor: Jadira Martinez

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