Educación sin paideia y sus consecuencias, una mirada a lo que queremos

 La educación es la forma de adquirir conocimiento limitado en el alcance y la profundidad que se expresa, sobre todo con los programas educativos. Hay una confusión permanente entre los dos conceptos. La educación se equipara a la paideia y, sobre todo en nuestra época, no sería una exageración decir que los dos conceptos son más rivales en lugar de aliados. Normalmente, la educación es el más confiable y capaz asistente de la paideia. Pero hoy parece que la educación está tratando de convertirse en el jefe final, tratando de ser auto-existente y casi ha desplazado a la paideia del primer plano. A continuación trataré de aclarar las diferencias entre los dos conceptos. Debo destacar aquí que como docente soy una defensora de la educación, de esa educación que es un modesto funcionario de la paideia.

La educación consiste en el suministro de las cualificaciones y el desarrollo de competencias, en particular, a la ruta de la carrera del individuo. Por eso la especialización es ahora la función principal. En el sistema educativo peruano de hoy a todos los niveles es evidente que el conocimiento fragmentado desarrolla unilateralmente al estudiante y lo convierte en un técnico altamente capacitado, pero sin pensamiento crítico, sin imaginación, sin conciencia y sin voluntad. Esto se debe a que se trata esencialmente de una educación sin paideia. La escuela en vez de ser el templo de la paideia se ha convertido en el tamiz que está buscando talento y pone los signos de las rutas comerciales que cada alumno tiene que seguir. Tras el descenso del producto de la cultura y el arte en mercancía ahora es el turno de la paideia, y el mercado está en la necesidad de» manos» y» herramientas» en lugar de »mentes». Por supuesto, la paideia no se puede comercializar, ella está orientada a las necesidades del alma, y el alma es mucho más compleja que un engranaje.

Los incentivos de la educación son externos: la recompensa, el beneficio y la competencia, por el contrario la motivación de la paideia es interna: hacia la mejora de uno mismo como una forma de vida sin esperar ninguna recompensa externa. Dentro de este marco, el hombre alfabetizado busca y lucha por el mejoramiento de todos los demás y no organiza su propia escalada en contra de ellos. La educación necesita componentes probados que tengan que ser persuasivos y medibles como exámenes, calificaciones, certificados, títulos universitarios, diplomas de idioma extranjeros, doctorados, etc. La paideia por el otro lado tiene un largo plazo que no se puede medir. La educación se lleva a cabo en estático y limitado horizonte de tiempo, una vez que el objetivo se logre, se detiene. La paideia es dinámica y perpetua. No hay ningún objetivo claro y un final, es un proceso permanente de búsqueda de la verdad personal, es un esfuerzo de integración continua de por vida.

La educación siempre viene en un mandato. Su contexto está determinado por los apetitos de la autoridad gubernamental y el ministerio competente. Por lo tanto, a través de la educación se forman conciencias sumisas que no impugnan la clase dominante y el poder aún cuando son arbitrarios o abusados. Posiblemente, puede producir «brillantes científicos» y tecnócratas altamente cualificados, pero con «conciencia del deseo y voluntad muertos». En cambio, la paideia es libre, no se domina y no obedece a los comandos. Incluso puede ser el escudo contra cualquier intento de arbitrariedad y violación de la libertad. Su objetivo es preservar la democracia en la elevación cualitativa de las personas. Los enemigos de la democracia tratan de mantener un pueblo desorientado, incapaz de pensar y débil a decidir. En otras palabras, muestra respeto por la diversidad y tiende a resaltar la singularidad de cada persona.

Es para liberar al hombre de las cadenas del miedo y el dogmatismo y cultivar la reflexión y la duda. Por esta razón, es particularmente molesta para el status quo que hace todo lo posible para lograr controlarla. La educación es siempre un defensor de los valores superiores de la democracia, la libertad, la virtud y la elevación moral del hombre, es un arma poderosa, y el papel más importante la tiene la mano que la sostiene. En este sentido, una educación sin paideia puede ser a veces peligrosa. La educación la ofrecen los órganos específicos (escuelas y maestros) mientras que la paideia puede ser la abstracción de todo el mundo (aparte de la escuela), la familia, los amigos, una buena conversación, el arte, un libro, una pintura, una canción, una película o una obra de teatro y muchos más. Sólo la educación integral, junto con su asistente una paideia adecuada, puede hacer que las cabezas se pongan en alto con orgullo. «La mente es un fuego que debe encenderse y no un envase que debe ser llenado.» (Plutarco).

Referencias:
Jäger, Werner (1995). Paideia. Fondo de Cultura Económica.México.ISBN 968-16-0106-8
Paideia: Los ideales de la cultura griega. Fondo de Cultura Económica de España. 1990. ISBN 978-84-375-0195-6.

Escritor: Evangelia Ioannidou

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