¿Español para españoles?

 A lo largo de mi vida personal y profesional, he tenido ejemplos claros de que no nos sabemos dirigir y comportar correctamente en el momento que nos sacan de nuestra ‘zona de confort’, entendiendo ésta, todo aquello que cabe entre los cuatro lados de una pantalla. Vivimos digitalizados. Nos hemos acostumbrado a escribir con un dedo, abreviar hasta límites insospechados y esconder nuestras carencias detrás de un emoticono. Así nos va!! El otro día, sin ir más lejos, envié un email a la Asociación de Periodistas de una provincia cuyo nombre no voy a publicar, solicitando una determinada información. Como respuesta obtuve un ‘corta y pega’ vergonzoso.

. Con sólo un click, toda la buena reputación que podía tener, se perdió. No hay que subestimar la importancia de la primera impresión. Sólo tenemos una oportunidad, sólo hay una primera vez. El resto sería enmendar un error. Mucho se habla ahora de la necesidad, por parte de las empresas, de la figura del community manager. Necesidad que surge de la inmediatez a la hora de dar respuesta, en caso de una reclamación; o necesidad que surge por la rapidez con que se difunden las noticias hoy en día. Las redes sociales nos convierten en periodistas, y también en nuestro altavoz a la hora de elevar nuestra queja a instancias superiores.

Pero la solución no sólo reside en contratar los servicios de una persona que gestione nuestra presencia en las redes. La solución pasa por saber cómo actuar, saber qué decir y cómo decirlo. Y es en este punto donde me voy a centrar. Como en un frondoso bosque donde las ramas se tocan, en este tema confluyen varios aspectos a tener en cuenta.

El uso del ‘usted’, descatalogado ya por el anonimato que nos ofrecen los medios sociales, sigue siendo necesario, sobre todo a nivel profesional. Saber cómo nos tenemos que dirigir a un ministro, a un cura, o al alcalde de mi pueblo, sigue siendo necesario. La tan en boga ‘palabreja’ protocolo sigue estando presente en numerosos aspectos de la vida cotidiana.

Muchos de vosotros a lo mejor asociáis esta palabra única y exclusivamente a actos presididos por los Reyes de España. En estos actos, por supuesto que existe un protocolo, el más rancio si cabe de todos ellos, amparado incluso por un Real Decreto. Pero yo, sin embargo, me refiero a otro tipo de protocolo presente en el día a día de cada uno de nosotros. El llamado ‘protocolo social’, presente en el momento de un saludo, de una presentación, de una invitación, de una contestación a una carta o llamada de teléfono. En estas cosas básicas es donde fallamos.

Será que es aquí, en estos momentos que me tengo que comportar como realmente soy y tengo que salir de mi zona de confort, donde fallo…. Para estas situaciones es para las que os quiero ayudar. Daros una serie de pautas, consejos, experiencias que os ayuden a desenvolveros como peces en el agua. Veremos qué situaciones tendremos que evitar cuando nos invitan a cenar personas con las que no existe mucha confianza; qué sitios son los más importantes dentro del habitáculo de un coche; cómo contestar a un email, tanto en el ámbito personal como laboral; cómo comportarse en la mesa; cómo comportarse en numerosos actos sociales (bautizos, bodas, etc).

En definitiva, lo que pretendo es que seáis conscientes de la importancia de saber comportarse en cada momento, de dar una buena imagen. Porque detrás de un teléfono, detrás de un tuit y detrás de una carta, hay una persona. Me despido con un consejo: no digas todo lo que piensas, no creas todo lo que oyes, no hagas lo que no te gusta y no escribas con errores ortográficos.

Escritor: Susana Álvarez Rodríguez