Libre albedrio

Estuve pensando sobre el tema que iba a escribir, su alcance, su impacto y el público a quien iba dirigido; y llegué a la conclusión que debía ser un tema sumamente importante, que trascendiera de lo común, de lo trivial y que tocara las fibras intimas de los lectores, para que en lo posible de su recepción e interpretación se sucedieran cambios en los criterios, en la óptica, o como quiera llamarse, de como vemos el mundo que nos rodea cotidianamente, de los problemas que aquejan a la humanidad, indistintamente de su raza, creencia religiosa, posición socioeconómica, nivel educativo y todas aquellas “condiciones” que nos enmarcan o nos circunscriben dentro de un grupo humano; “condiciones” inventadas, definidas y justificadas por aquellos sentimientos, intrínsecos en el ser humano, que casi nos obligan a creer que somos especiales y mejores que los demás y que lo único y perversamente silencioso e inexorable que logran es crear y aumentar la brecha ya existente entre la humanidad.

En nuestros afanes diarios, legítimos o no, (con legítimos quiero decir, si son necesarios e indispensables para el logro y satisfacción de mis necesidades inalienables versus frente a la forma como las satisfago); es decir sin perder de vista que los demás también tienen derechos igualmente inalienables y sin los cuales sería imposible la vida misma; hemos dejado lo más preciado del ser humano y es su dignidad de seres especiales y únicos, no desde el punto de vista del hombre egoísta y vanidoso, sino desde el punto de vista de DIOS, nuestro CREADOR, quien dotó a su creación más perfecta: EL HOMBRE Y LA MUJER de cualidades y virtudes, tanto que EL mismo afirmó que fuimos creados “A SU IMAGEN Y SEGÚN SU SEMAJANZA”, conceptos y dogmas tan poderosos que en nuestra mente finita y llena de razonamientos y prejuicios adquiridos por nuestros trasfondos socioculturales, no podemos aceptar ni mucho menos entender; es por estas razones que en nuestra ignorancia e incredulidad del conocimiento de nuestra procedencia, necesariamente hemos perdido el camino a seguir y como consecuencia estamos perdiendo la satisfacción más importante que debería tener toda persona y es llegar a puerto seguro, a la meta, al supremo llamamiento de DIOS, Quien anhela que su creación más preciada no se pierda en caminos tortuosos, en discusiones, en codicias, en odios, en divisiones y todos aquellos sentimientos y acciones viles con los cuales el hombre se está destruyendo y de paso está destruyendo nuestro casa, nuestro único e irremplazable hogar, LA TIERRA.

Temas para escribir los hay por montones, quién los escriba, nunca faltará; pero lo evidente, lo simple, lo sublime, la verdad, la vida, no tiene muchos escritores y es que el hombre siempre ha querido ser como DIOS, tanto que muchos al creer que son como dioses, lo único que han generado es dolor, guerras, hambre, miseria y no solo me refiero a algunos gobernantes despóticos y crueles, sino a Padres, Madres, Hijos, Empleados, Patrones, etc., quienes por ignorancia o por negligencia, desconocen u omiten libremente, el hecho irrefutable de que como seres creados tenemos necesariamente un MANUAL DE INSTRUCCIONES que se llama “LA BIBLIA, LA PALABRA DE DIOS”, la cual errónea y perversamente hemos sustituido por tratados, por concilios, por dogmas, por sectas, por religiones, por convenios, todos para justificar y dar rienda suelta a nuestras más bajas ambiciones, perversiones y alianzas humanas que están llevando a la humanidad entera a la desesperanza, al desempleo, a la falta de oportunidades y lo más catastrófico a la incertidumbre de un futuro, iba a escribir “mejor”, pero lo dejo así nada más futuro incierto.

El tiempo de nuestras vidas sobre esta tierra tiene un límite, el cual no depende de ninguno de nosotros, nadie dice con certeza y mediante escritura pública los años que va a vivir y sobre todo la calidad de esos años de existencia; se nos olvida que somos seres finitos, que dependemos de factores externos para nuestro desarrollo, que a diario necesitamos del AMOR, DE LA COMPASION, DE LA AYUDA, DE LA LEALTAD, DEL RESPETO, DE LA SINCERIDAD y de todos aquellos valores tan despreciados, pero tan hábilmente imitados cuando de alianzas humanas se trata, sobre todo cuando existen intereses comunes; pero sabemos que las imitaciones eso son, imitaciones y que jamás podrán ser LO ORIGINAL. Cuando uno entiende y acepta su condición tan limitada, sabe que así como llegó a esta tierra tendrá que irse, tarde que temprano y que nada llevará consigo, entonces y sólo entonces comprenderá que en la gran mayoría de las ocasiones de la vida se corrió alocadamente, se atropelló a los demás y lo triste es que esos “demás” fueron las personas que decíamos AMAR y a las cuales juramos respetar y cuidar.

Pero ante este cuadro tan desesperanzador existe la cura, es recordar quienes somos, de dónde venimos y para dónde vamos, porque cuando no sabemos esto o no nos importa demasiado, cualquier bus nos sirve, cualquier filosofía barata nos conduce y cualquier destino nefasto nos espera y no hablo de dinero, ni de poder, ni de conocimientos, ni de estatus; hablo del destino final y ETERNO que está preestablecido por DIOS NUESTRO CREADOR para todos los hombres de todas las edades y condiciones, porque EL, NO hace acepción de personas y NO tiene en cuenta nuestros títulos, ni nuestro dinero, ni nuestra posición social y mucho menos nuestras “buenas obras”, porque el sólo habita con el HUMILDE de corazón y al altivo mira de lejos. La fórmula única y verdadera para llegar a puerto seguro y alegrarnos por toda la eternidad, está en la BIBLIA, LA ETERNA Y FIEL PALABRA DE DIOS. El SEÑOR NOS DICE EN EL LIBRO DE ISAIAS CAPITULO 55 VERSOS 6 Y 7: “BUSCAD A DIOS MIENTRAS PUEDA SER HALLADO, LLAMADLE EN TANTO QUE ESTÁ CERCANO. 7) DEJE EL IMPIO SU CAMINO Y EL HOMBRE INICUO SUS PENSAMIENTOS Y VUELVASE A DIOS EL CUAL TENDRA DE EL MISERICORDIA Y AL DIOS NUESTRO EL CUAL SERA AMPLIO EN PERDONAR”

Ojalá que al leer estas palabras no lo hagamos desde nuestro trasfondo social, religioso o tradicional, sino con un sentido práctico de SUPERVIVENCIA, es imperante, es indispensable comenzar a entender y sobre todo a CREER que sin DIOS no somos nada, que separados de EL nada podemos hacer y definitivamente NO ES UN TEMA RELIGIOSO, porque las religiones las inventó el hombre en su afán por esclavizar a sus semejantes; REITERO ES UN TEMA DETERMINANTE PARA PODER CREER QUE PODEMOS TENER UN FUTURO MEJOR.

Al finalizar este escrito sentí que había escrito de todo, ya que todos los problemas del hombre y todas las consecuencias que se han generado por las acciones apasionadas y desenfrenadas del hombre, se manifiestan en los graves e insalvables problemas familiares, sociales, ambientales, enfermedades incurables, plagas, terremotos, cambio climático, superpoblación, hambre, etc. Tienen un solo artífice: EL HOMBRE MISMO, pero paradójicamente y sin pretender detener lo que ya no se puede detener, ya que la destrucción de este mundo como lo conocemos es inevitable, el HOMBRE MISMO tiene ante sí la solución para su propia y personal existencia, aquí sobre la tierra y en su destino final y eterno.

“EL QUE TENGA OIDOS QUE OIGA”

Autor: Julio Armando Penagos Rodrìguez