NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES EN LA PRIMERA INFANCIA

Con este ensayo se pretende indicar qué son las necesidades educativas especiales y demostrar que éstas hacen parte también, de las numerosas características que hacen diversa a la población infantil. De igual manera, este ensayo tiene el propósito de indicar la labor que tienen los establecimientos educativos en responder a la diversidad presente en el aula clase y, especialmente, en atender e incluir satisfactoriamente a la población en situación de discapacidad.

En cualquier contexto, sea este educativo, social, familiar o cultural, concurren sujetos que por esencia son diferentes y distintos. Es por ello, que es imposible establecer una homogeneidad en los seres humanos y por tanto, debe imperar la diversidad como aquella que reconoce a cada individuo como un ser con características y condiciones únicas. Desafortunadamente, para muchos niños y niñas, jóvenes y adultos su situación de discapacidad es motivo de discriminación, burla, aislamiento y exclusión.

El sistema educativo debe garantizar a cada niño y niña una educación y formación con calidad sin importar la infinidad de diferencias derivadas de su género, raza, religión, cultura, posibilidades de aprendizaje, situación económica, entre otras; esto quiere decir, que los y las menores con necesidades educativas especiales (NEE) –como cualquier niño o niña “normal”– tienen derecho a un trato igualitario y se les deben garantizar las mismas oportunidades y las condiciones necesarias para su inclusión, desarrollo y permanencia en la escuela.

El término Necesidades Educativas Especiales –NEE– alude a un tipo de necesidad educativa presente en una diversidad de estudiantes. La necesidad educativa –NE– es un tipo de ayuda, apoyo, adaptaciones y recursos permanentes o transitorios que un individuo puede requerir a lo largo de su experiencia académica y social y que se deriva de sus características personales y el contexto en que dicho individuo se forma. Así pues, las necesidades educativas pueden ser comunes, individuales o especiales.

Las necesidades educativas comunes son aquellas que requieren la mayoría de los y las estudiantes, en tanto se relacionan con las dificultades propias del proceso de aprendizaje y el docente debe estar en la capacidad de identificar dichos problemas e implementar estrategias metodológicas para su solución. Todo niño y niña, al poseer diferentes capacidades, intereses, ritmos y estilos de aprendizaje tiene, por ende, necesidades educativas individuales; esto indica que requiere determinadas alternativas que permitan graduar las actividades a su nivel de competencia. Finalmente, se encuentran las necesidades educativas especiales las cuales “se refieren a aquellas necesidades educativas individuales que no pueden ser resueltas a través de los medios y los recursos metodológicos que habitualmente utiliza el docente para responder a las diferencias individuales de sus estudiantes y que requieren para ser atendidas de ajustes, recursos o medidas pedagógicas especiales o de carácter extraordinario, distintas a las que requieren comúnmente la mayoría de los estudiantes” .

De acuerdo a lo anterior, se pone de manifiesto que las NEE se refieren a aquellas mayores dificultades que puede presentar un estudiante debido a que existe una alteración en su desarrollo a nivel cognitivo, físico, sensorial, comunicativo, psicosocial o emocional. Más aún, es importante resaltar que un estudiante con dicha condición especial esta en todo su derecho de recibir y de que se le garantice una atención educativa inclusiva y con calidad.

Para que la educación inclusiva y con calidad pueda dejar de ser un ideal utópico, las instituciones educativas tienen una gran responsabilidad y una ardua labor que llevar a cabo. En primer lugar, deben generar una cultura de consciencia y conocimiento sobre las diferentes formas o tipos de NE y sus características, para así, tanto educadores como padres de familia y comunidad en general, estén preparados para intervenir de manera competente, adecuada, abierta, significativa e inclusiva en el desarrollo y formación del pequeño con necesidades, dificultades o condiciones especiales. En segundo lugar, es igualmente indispensable que la escuela sea abierta a la diversidad, centrada en los intereses del estudiantado y su desarrollo integral y que reconozca y respete la identidad y el bagaje cultural de cada estudiante sin segregarlos o excluirlos por razones de ninguna índole.

En tercer lugar, las instituciones educativas deben facilitar espacios que permitan la socialización e integración de los educandos y adecuar su plan curricular y su planta física a la diversidad anatómica, fisiológica y socio-cultural de los mismos. También es responsabilidad de las escuelas, acoplarse a las necesidades de los estudiantes y no viceversa logrando así, un desarrollo integral en ellos.

En cuarto lugar, compete al personal docente estar pedagógicamente –y si es posible, interdisciplinarmente– preparado para atender a la diversidad de individuos que puede encontrar en un aula de clase y que esté dispuesto a estudiar las particularidades e identificar las necesidades, dificultades y potencialidades de los mismos. A la par, el docente debe estar atento a realizar modificaciones metodológicas oportunas y significativas en pro de la resolución de las necesidades educativas comunes, individuales y especiales de cada uno de sus estudiantes y ante todo que no adopte posturas de rechazo, discriminación, maltrato, lástima, entre otras actitudes que denigren a los mismos.

En último lugar, la puesta en marcha de una educación inclusiva y de calidad depende del respaldo y el empeño que el Estado ponga en garantizar y dar cumplimiento a las políticas públicas educativas, las cuales deben estar cimentadas en la atención y respeto a la diversidad y a los derechos del ser humano. Queda expuesto así, el hecho de que ningún individuo es completamente igual a otro en tanto impera una diversidad cultural, biológica, genética, cognitiva, étnica, religiosa… por lo cual, la atención educativa está obligada a promover el acceso a todos los niños y las niñas –sea cual sea su situación– a la cultura en igualdad de condiciones y de oportunidades.

En conclusión, es posible potenciar las capacidades de cada individuo sin importar el tipo de necesidad educativa que presente, siempre y cuando, el docente tenga la mentalidad de que todos los y las estudiantes son diferentes y por tanto, requieren de estrategias, metodologías y evaluaciones que se adapten a su dificultad o potencialidad. El aula de clase, el hogar, el barrio y la ciudad deben ser espacios adecuados y adaptados para facilitar el aprendizaje, la participación y la integración a todos y todas por igual y no a unos cuantos. Deben ser espacios que brinden los materiales y recursos humanos, tecnológicos, metodológicos, administrativos y financieros para desarrollar, mantener y potencializar las competencias y habilidades que permitan a los menores participar y desempeñarse de manera funcional y activa en la sociedad; al igual que, formarse dentro de una cultura de respeto por el otro.

BIBLIOGRAFÍA:
• MINISTERIO DE EDUCACIÓN NACIONAL (2006): Guía Nº 12: Fundamentación conceptual para la atención en el servicio educativo a estudiantes con Necesidades Educativas Especiales –NEE–. Bogotá D.C., Colombia. Disponible en: http://www.colombiaaprende.edu.co/html/mediateca/1607/articles-75156_archivo.

Escritor: Sorany Londoño Moreno