RELACIÓN LENGUA Y SOCIEDAD

El lingüista Suizo Ferdinand de Saussure definió la lengua como producto social y conjunto de convenciones establecidas por los hablantes de una comunidad, en consecuencia hablar de lengua, es de por sí entrar en el terreno de lo social y de lo culturalmente determinado por una colectividad. El ser humano como participe de esa colectividad nace y en sus primeros años de vida hace un uso poco preciso y algo simpático de la lengua hasta que la perfecciona y la utiliza para comunicarse durante toda su vida, sin embargo cabe plantearse si en algún momento de ese proceso reflexiona o hace conciencia de la gran facultad que se le ha otorgado con el lenguaje y de cómo el uso que hace de éste está directamente relacionado con su entorno social y cultural.

Para indagar sobre estos planteamientos y pese a encontrarnos poco acostumbrados a hacer este tipo de reflexiones nacen disciplinas como la sociolingüística, la sociología del lenguaje, la etnografía del habla o la antropología lingüística que intentan a través de estudios mediados entre lengua y sociedad analizar y dar respuestas a fenómenos sociales a través del uso de la lingüística o a comportamientos lingüísticos mediante conductas sociales. Pero ¿cuál es esa relación entre lenguaje y sociedad que hace necesario investigar y reflexionar sobre éstas cuestiones?.

En primera instancia, al señalar que la lengua es una convención es de entender que a éste acuerdo se llega sólo haciendo parte de un colectivo humano, en este sentido de la lectura hecha por un individuo de su mundo aprende a relacionar palabras con objetos, a nombrar las cosas, a entender significados, a comunicarse a través de una relación reciproca en la que lengua y mundo convergen para construir cultura, de ésta forma si la lengua de un pueblo nombra las cosas de su realidad entonces representa también formas de vida, configuración de experiencias, comportamientos, pensamiento, arte, religiosidad, costumbres, rituales, en definitiva constituye la identidad que enriquece a un pueblo y lo hace autentico.

En atención a la lengua como constructo social, tenemos dos instituciones fundamentales en la vida social de todo individuo; la familia y la escuela. La primera, es el espacio inicial en el cual el ser humano interactúa y se comunica. La escuela por su parte, es un entorno social más amplio; allí se configuran diversidad de experiencias, comportamientos, pensamientos, creencias, costumbres, rituales, y discursos que en definitiva significan la identidad de cada individuo. Partiendo de lo dicho por Van Dijk (2002) “las estructuras de grupos o de organizaciones— son condiciones para el uso del lenguaje, es decir para la producción, la construcción y la comprensión del discurso” .La escuela encarna un espacio para la reflexión, la argumentación, para debatir, compartir ideas y fundamentalmente para la comprensión de los fines y propósitos del uso que se le da al lenguaje en contextos determinados. Éstas características están en procura de una óptima competencia comunicativa, así como en harás de desarrollar la actitud crítica frente a diferentes eventos discursivos.

Ahora bien, frente a todo lo mencionado con anterioridad, la palabra como hecho social ayuda a la construcción de diferentes discursos sobre los cuales se mueven los individuos discursos hegemónicos, institucionales, religiosos, políticos etc. Frente a éste aspecto Van Dijk (2002) afirma:

Muchas dimensiones de la sociedad se construyen, por lo menos parcialmente, con el discurso, como la política, el derecho, la educación o la burocracia. Yo no creo que todo se construye con, o depende, del discurso en la sociedad, pero sí creo que el discurso tiene un papel fundamental. No solamente como acto en la interacción, o como constitutivo de las organizaciones o de las relaciones sociales entre grupos, sino también por el papel crucial del discurso en la expresión y la (re)producción de las cogniciones sociales, como los conocimientos, ideologías, normas y los valores que compartimos como miembros de grupos, y que en su turno regulan y controlan los actos y las interacciones. Por lo tanto, la relación entre discurso y sociedad no es directa, sino mediada por la cognición compartida de los miembros sociales.

En conclusión, la lengua y su uso precisan el actuar social y cultural de los individuos por lo tanto lengua y sociedad no se pueden separar, son un todo, se complementan. Los estudios hechos entre lengua y sociedad son una forma de adquirir conciencia de un acto que aunque esencial quizá por cotidiano carece del interés y de la importancia que debería tener. Si la lengua es cultura, identidad, pertenencia, para una sociedad no solo debería ser necesario sino a la vez fascinante el estudio de los fenómenos ocurridos entre lengua y sociedad, de esta forma tal vez tendríamos más conciencia de quienes somos como cultura, como tradición, de cuál es la herencia dejada por nuestros antepasados. Sería también una forma de entendernos como pueblo, como raza en un momento dado y en el devenir como agentes activos en el mundo.

Escritor: Grace Puentes