Soberanía alimentaria y primera infancia en Colombia: dos procesos participativos en comunidades ribereñas de Bogotá, y Paz de Ariporo en Casanare.

Resumen

Este texto presenta dos trabajos de campo participativos a partir del encuentro con dos sociedades ribereñas colombianas: cuenca alta del Río Bogotá, y las de los ríos Casanare y Ariporo en los años 2013 y 2012 respectivamente, y en los contextos educativo y artístico comunitarios con pequeños grupos familiares.

Ambos contextos fueron planteados como de reconocimiento, intercambio y trabajo intercultural de diseño e inicios de plantaciones de dos alimentos ancestrales originarios americanos: el maíz y el tabaco. En este sentido, y en el desarrollo de planes y programas estatales oficiales en el contexto psicológico social de participación, y más puntualmente en escenarios socializados de bienestar alimentario y social de la primera infancia, los dos casos de estudio proyectan y realizan actividades con materiales de juego–aprendizaje, hechos con materiales bióticos sembrados, cultivados y cosechados en el mismo territorio, así como con otro material reutilizado, y papelería comercializada en otras zonas urbanas aledañas. Realizado en sesiones de trabajo y juego inter generacional pensados y llevados a cabo como dispositivos de educación intercultural de doble vía, y también en ejercicios de dibujo de viaje, en las zonas de recolección de agua de las comunidades Maibén Masiware y Yamalera de los emplazamientos dentro del Resguardo Indígena de Caño Mochuelo, así también como en el espacio público y comunitario muchísimo más urbanizado de la ribera del río Bogotá en su cruce con la Calle 13 del Distrito Capital colombiano, que incluye familias indígenas migrantes a Bogotá.

Este buen vivir alimentario y emocional de la primera infancia, pensado como un objetivo realizado desde la tradición campesina indígena contemporánea socializada, resultó en ambos casos en labores de cuidado y siembra de la tierra, así como en el despliegue y la realización práctica campesina y estética, con miras a la circulación y creación de conocimiento y al bienestar de la vida en territorios recorridos por algunos de sus habitantes interesados en la soberanía alimentaria de sus familias y en el fortalecimiento de la cultura propia.

Palabras clave:

Psicología social, comunidades ribereñas, Resguardo Indígena Caño Mochuelo, Río Bogotá, primera infancia, Colombia, cultura propia.

Introducción

Dentro del campo de conceptos surgidos en los movimientos sociales de defensa de la tierra en las últimas dos décadas en Latinoamérica, existen acciones posibles y reales desde las cuales iniciar procesos autónomos de sustentabilidad de la cultura agrícola, política y social, en la línea de apropiación y actualización de los saberes comunitarios de las originales formas de habitar el territorio, posibilitando nuevamente el trabajo de sectores sociales de diversa procedencia hacia la vida armónica con la tierra o Buen Vivir, en una historia reciente de contestación y proposición de experiencias de superación de un modelo económico artificial que permanentemente amenaza la pervivencia de la vida misma.

La memoria que posibilita estos dos procesos presentados en la entrada, atañe a unas conexiones de trabajo y de saber dentro de dos comunidades ribereñas a los ríos Ariporo y Casanare, en el caso de la investigación en pautas de crianza dentro del diseño institucionalizado a la atención a primera infancia; y a una comunidad muchísimo más urbanizada en la ribera del río Bogotá. Estas conexiones entre trabajo y saber se realizaron participativamente dentro de las posibilidades campesinas de ejercer influencia identificadas dentro del territorio habitado familiarmente. Desarrollar un trabajo de intervención educativa bajo esta óptica implicó necesariamente un recuperar una tradición de cuidado, y facilitar y mediar en el surgimiento de acciones puntuales para cambiar el territorio, vivido en un momento como un paisaje, hacia espacios de vida que cuentan con unas técnicas elementales y sofisticables para planificar y realizar participativamente dispositivos sociales de inicio o de fortalecimiento de la vida buena, sostenible y justa: el Buen vivir, tal como ha sido planteado desde las lenguas indígenas suramericanas para referirse a procesos armónicos con la tierra concebida como madre; procesos realizados en el tiempo y en el territorio que se contienen en las leyes de origen.