SÓCRATES O EL FILÓSOFO “GENERADOR DE BORRASCAS ”: EL TÁBANO DE ATENAS VISTO DESDE DOS POSTURAS; LOS CASOS DE NIETZSCHE Y GARCÍA BARO.

Sócrates constituye uno de los más paradigmáticos filósofos de la Historia y tal vez el más representativo de la Antigüedad, al menos como uno que sustrajo la Filosofía del Abstraccionismo característico de su época y que la plasmó en su Vida concreta tal como nos lo propone como necesario otros pensadores posteriores como Marx o Sartre, al manifestar la necesidad de llevar la Filosofía a la praxis y de hacerla parte especifica de nuestra Cotidianidad: esto lo logra Sócrates -en mi concepto- como ningún otro filósofo occidental.

Es por esto que en esta Reflexión me propongo analizar hasta qué punto la figura de la avispa ateniense ha sido tal que lo ha llevado a ser amado y odiado, a forjar las mas álgidas reacciones en su interpretación, unas que lo elogian y otras que lo condenan, tal como le paso en su propia vida personal. Para ello tomaré dos casos representativos en la filosofía contemporánea (alude el término acá al período histórico posterior a la Ilustración): me refiero a Nietzsche y García Baro, quienes hacen crítica y enaltecimiento de su forma de vida y su pensamiento, y a través de los cuales se observa una muestra de las consecuencias intelectuales de este pensador.

1. LA DEFENSA Sócrates ha sido elogiado en la Historia por su peculiar y original personalidad, por su forma de ser, por llevar plenamente en su vida concreta la Filosofía, por mantenerla viva en su actuar como tal vez ningún otro pensador lo ha logrado: el humilde ateniense defiende su convicción intelectual hasta sus últimas consecuencias en un contexto tanto personal como social, está inclusive dispuesto a la muerte por ella; ha sido reconocido como ejemplo de postura moral y de convencimiento por lo que se hace en la vida.

A Sócrates no le importan los efectos negativos de su filosofía, esto es, su pobreza, el rechazo, la exposición social, etc.: es más, tan fuerte era para él su designio que lo previo no le afectaba en lo más mínimo; su fortaleza y tenacidad es ciertamente -pienso- digna de admiración. Pocos personajes en la tradición de Occidente han mostrado tal resolución existencial: una tal como yo veo en Jesús de Nazaret -por ejemplo- conservando las distancias contextuales. Aquí vemos como la solidez de una personalidad es definitiva frente a lo que se hace en la Vida. En la Historia de la Filosofía él ha sido renombrado por su empuje vivencial y ha sido referente categórico en el pensamiento antiguo y ulterior.

Con el referente o salvedad anterior, nos disponemos a pasar revista a la interpretación que hace el filosofo español García Baro, quien le da -en un trabajo reciente (2004)- a Sócrates un reconocimiento como padre de una Filosofía Ética y Psicológica, al punto que podemos hablar de un pensador que logró un cambio de paradigma en el devenir de la Filosofía, al mostrarlo como una ruptura total en la greco-antigüedad, lo cual se demuestra cuando hablamos en la Historiografía de la misma de los presocráticos e inclusive -por q no?- podríamos hablar así mismo -como yo propondría- de los postsocráticos, dada la incidencia tajante de este pensador en el desarrollo posterior de la misma. Esto se manifestó en la Filosofía de Sócrates y en la calumnia (García.2004.155) que ésta generó -desde la perspectiva de García- en Atenas en el año 399 AC, lo cual sucedió porque ésta iba -en términos generales- en contra de sus propósitos de control sociopolítico, dada la gran influencia que el hijo de Sofronisco había tenido en la vida de la ciudad-estado.

En este sentido los siguientes son los elementos que García resalta para erigirlo como transformador de la vida filosófica antigua: Sócrates se puede concebir como una revolución frente a las cosmogonías anteriores puesto que plantea -tal como lo manifiesta Platón en El Fedón- la “segunda navegación de la filosofía” (García.2004.151). Ésta se concibe como un giro de una concepción global-natural del pensamiento a una particular-psicológica y presenta una decisiva transformación consistente en plantear al hombre la posibilidad de aplicar la Filosofía a su vida cotidiana, es decir, de plasmar una manera de pensar el mundo a nuestra existencia concreta. Lo previo es concomitante con la postura socrática de la Filosofía como forma de vida puesto que este personaje no se deja intimidar por su entorno y dedica su vida a vivir intensamente, bajo los presupuestos de una profunda postura moral condicionada por sus principios y por su servicio a dios y a la polis ateniense.

La Filosofía socrática se centra en el actuar del individuo ante sí mismo, frente a un colectivo y frente a la divinidad, rompiendo así con los esquemas basados en el estudio de la naturaleza del universo previos en Grecia, mostrando la tentativa de un entendimiento propio de la mente humana como una manera de interpretar el mundo circundante: esto en el sentido de que si no se lleva una vida reflexionada, la misma no merece la pena ser vivida, lo que plantea un hombre que no solo es pensante, cuestionador y crítico de su Realidad sino que no se conforma con no llevar a cabo sus proyectos personales dentro de un entorno adverso, es más, es por esto mismo que se destaca frente a la comunidad el filósofo tipo-Sócrates.

Si bien García indica que la calumnia (García.2004.167) ateniense sobre Sócrates va en contra de su cuestionamiento al poder político y al sistema, lo que más interesa al pensador ateniense y que constituye su gran aporte a la Filosofía es un cambio de paradigma: se trata de uno que hace posible ver con nueva mirada el destino ideológico y vivencial, uno que se constituye como un hito en la Historia de la Filosofía antigua: lo que antes no se concebía en filosofías como las de Anaximandro, Parménides, Heráclito o el mismo Protágoras, se verá después de Sócrates reflejado en las posturas concretas del cinismo, epicureísmo y estoicismo, esto es, una vuelta al individuo (con una postura frente al mundo) que en mi concepto llegará a influenciar al mismo Cristianismo primitivo, como una proyección de la cultura helenística, definitiva fundadora de la tradición de Occidente.

Así mismo, es relevante plantear que Sócrates rompe particularmente con la tan activa filosofía sofista que se estaba dando en su momento histórico hacia el año 440 0 430 AC, de la cual su máximo exponente es el anterior mencionado filosofo Protágoras, al cual Platón le dedica un diálogo en el que el filósofo ateniense refuta sus planteamientos al considerar que estos no son profundamente sabios sino tan solo superficiales y retóricos, puesto que no solo no se dedican a los temas profundos subterráneos y celestiales que tanto caracterizan a Sócrates -algo recordado y mofado en la Apología de Jenofonte y en las Nubes de Aristófanes-, sino que se concentran en temas frívolos y lo hacen desde una postura que no busca ni la Verdad ni la Ética: por el contrario…..se dedican a la techne y no al arete, es decir, a un conocimiento perito y tergiversador desde el cual pretenden sobresalir socialmente engañándose a sí mismos.

Tal lineamiento sofista constituye para Sócrates una forma pedagógica corrupta pues estos anti-filósofos (como yo los llamaría) se dedican a cobrar dinero por su labor y no la hacen de pura pasión como si es el caso del maestro de Platón, sino tan solo por simular una supuesta sapiencia y desde su manipulación acceder al poder sociopolítico. En este sentido se plantea a Sócrates como el verdadero filosofo desde la interpretación de García, uno que mantiene no solo una incondicional postura moral sino también una convicción de su labor más allá de convenciones sociales y es por esto que independientemente de las circunstancias externas se dedica a vivir su vida plenamente en función de la Filosofía: lo previo no se constituye para el ateniense en un conocimiento abstracto -ubicado fuera de sí mismo- sino de uno concreto que aplica constante y plenamente en su existencia, o sea, no es una actividad desentendida de su cotidianidad sino una que no deja de condicionarlo e inspirarlo en ningún momento.

En lo anterior Sócrates rompe con toda la tradición filosófica anterior de la Grecia clásica desde el mismo Tales de Mileto y de allí la relevancia que le da García en constituir un nuevo tipo de pensamiento, uno más profundo y centrado en las circunstancias del ser humano, algo obviado de modo tajante anteriormente. indagador de la Realidad con la convicción de que está buscando incansablemente la Verdad. Por esto no se doblega ante los tropiezos de la Vida y está preparado a llevar la Filosofía a cabalidad en su existencia: por ello está dispuesto inclusive a la Muerte para defender lo que considera debe ser la postura humana frente a la vida.

En el caso de García esto se da al asumir a este filósofo como el más digno exponente del desarrollo anhelado en la Grecia clásica del arete: es decir, la condición de excelencia en el vivir tal como se concibió tras la época de esplendor democrático ateniense de Solón y Pericles: tiene una visión personal de la filosofía y formula un proyecto de vida articulado a la supervivencia de la polis, sin dejarse absolver por ella pero si siéndole leal, por lo cual se abstiene de participar directamente en política y prefiere la pedagogía. Es así como se constituye Sócrates en el icono mas borrascoso de la filosofía antigua: revela una postura diversa con la cosmogonías previas, pues inserta en la disertación filosófica una preocupación existencial como antes nunca se había planteado, una que piensa al hombre en su cotidianidad (algo que ningún otro filosofo destaco antes), es una filosofía que va más allá de lo abstracto, es decir, una plena inquietud de Vida modelada por el sujeto.

Sócrates propugna una filosofía que da cuenta del individuo como antes no se había planteado en Grecia en el escenario de la Filosofía, solo tal vez a nivel de las tragedias como las de Sófocles, esto es, la experiencia del hombre consigo mismo, una que es coherente con la disposición que se da en su entorno: Sócrates puede ser considerado como el primer psicólogo de la Historia, pues estudia la naturaleza humana, se pone a prueba frente a decisiones en situaciones extremas como las que el mismo vivió, frente a las cuales siempre prefirió su principios y la Verdad que doblegarse ante un sistema, queriendo así defender sus justas criticas. A partir del cuidado del alma (García.2004.178), como nos propone García al interpretar a Sócrates, se da entonces un viraje en la filosofía antigua.

El legado de Sócrates ha perdurado en la posteridad: este ha sido marcado en contraste con las filosofías previas a él y presupone unas nueva tendencia moral-subjetiva que se verá afianzada –a partir de su influencia- en las posteriores corrientes del Epicureísmo, Cinismo y Estoicismo, las cuales estudian la forma de vida y tendrán una gran incidencia en uno de los dispositivos culturales más fuertes de la Historia de Occidente: el Cristianismo! : Inclusive hasta allí llegaría indirectamente Sócrates, y esto sin profundizar en las interesantes similitudes entre este personaje filosófico y el mismo Jesús de Nazaret. García es claro en elogiar a Sócrates como verdadero sabio pues el sí -en contraste con los sofistas y otros- que conoce los límites de la sabiduría humana, pues el al menos es consciente de que no sabe muchas cosas y lo reconoce humildemente, a diferencia de aquellos que asumen engreídamente que saben la Verdad sin realmente tenerla, o sea, los que creen saber sin en realidad saber.

Así ocurre con el tábano ateniense en su época y esto es un poco como lo que ocurre con los hipócritas fariseos que cita Jesús de Nazaret, quienes aparentaban conocer -o orar o estar cerca de Dios- pero en realidad no se conectaban con la Verdad ni con Dios. Esto -pienso- es históricamente un fenómeno común a nivel social donde la apariencia gana a la Realidad, y frente a esto constituye Sócrates una crítica fundamental a la psiquis humana y a la vida social que -en general- no son autenticas. Se pone así este filósofo en la tarea de estudiarse a sí mismo y su disposición como hombre en sociedad, se sitúa en revisar su ignorancia, conocimiento de su psiquis y los principios morales bajo lo que se compromete y comporta con los demás, al mismo tiempo que estudia su entendimiento de la Realidad: todo esto lo filtra y centra el ateniense -tal como lo ve García- en “el cuidado del alma” o epimeleia.

Sócrates logra pensar más allá del los previos debates filosóficos dados desde Tales y lo hace al poner a la vista un nuevo elemento muy significativo en la Historia de la Filosofía occidental que es el de la Psicología y la Ética, temáticas inusitadas en su desarrollo: esto revela una postura revolucionaria al decir Sócrates frente a los previos debates filosóficos: «Yo no tengo la naturaleza para estudiar la naturaleza» , por lo que se dedica como formula el Oráculo de Delfos a «conocerse a sí mismo” y a aplicarlo a su vida cotidiana. Eso es lo que -como nos recuerda este filosofo español- logra el tábano de Atenas en contraste con los previos pensadores grecoantiguos.

Se constituye entonces hacia el año 470 AC en un gran hito en la Historia de la Filosofía antigua que posibilita un nuevo paradigma tal como lo propone García y es el decisivo aporte de Sócrates de posibilitar pensar en la plenitud de la existencia: en este sentido va mas allá de la techne, al incorporar el arete como forma de excelsitud humana en la vida concreta mas allá de conceptualizaciones abstrusas de la filosofía natural o de la superficialidad sofista. Por otro lado supera la doxa (García.2004.171) –especulación- y promueve el logos –conocimiento -al no limitarse a las opiniones, sino profundizando en la Verdad como resultado de la indagación científico-filosófica. Se erige así Sócrates como hombre filosófico-metafísico pues trasciende los límites de lo físico y va profundo en los confines del alma humana y su desarrollo existencial hasta sus últimas consecuencias en su vida especifica: no se deja perturbar por ninguna situación; se mantiene firme en su principios y batalla por sus convicciones, no acepta sobornos ni ayudas que vayan en contra de su ser.

Sócrates -como sostiene García- se refiere a la «plenitud de la existencia» como búsqueda en el sentido de que quiere hallar la mejor forma de vivir de acuerdo a sus principios y convicciones: una vida basada en la investigación de la Verdad y de sí mismo sin reparo de consideraciones convencionales, tan solo limitándose por la ley de la polis y la ley divina a las que él se atañe pese a su constante critica e intervención soslayada sobre lo que ocurre a su alrededor. En si el ateniense encuentra dicha plenitud al vivir y morir haciendo y siendo lo que él considera debe ser el mismo sin ningún límite que él no considere pertinente.

Sócrates es muy sagaz al evitar -con su método mayéutico o elenkos (de tipo dialectico)- responder directamente preguntas y más bien se queda con las interrogaciones mismas, sea que las formule o las use como respuestas, pues su fin es cuestionar todo, con esto no se arriesga a la falsedad o a especulaciones vanas sino que se permite siempre estar del lado de la Verdad. Esto se da así la Verdad se configure como la búsqueda constante de la misma: por eso, el tutor de Platón se diferencia de los supuestos sabios sofistas y es más culto porque es filósofo, un persistente buscador de la Verdad, un fenómeno que no se detiene, pues la Realidad está en flujo constante tal como lo formula Heráclito: lo previo nos lo recuerda la -que yo llamaría- teoría del cambio de paradigma que como filosofía de la ciencia -epistemología- plantean Kuhn y Popper: en esto Sócrates fue tremendamente visionario como en otros temas que lo hacen un revolucionario pensador en la Historia intelectual de Occidente.

2. La Crítica morales lleva a una vida farsante y desintegrada. Personajes así (críticos de la existencia) son quienes ponen -sin tabú- claramente en descubierto el sainete social; consecuentemente también es clara la tendencia histórica a silenciarlos : eso es un fenómeno cultural que no ha dejado de suceder en la Historia tal como ocurrió con el caso ejemplar y magnánimo de Jesús de Nazaret, donde una sociedad elitista que no puede permitirse ni la Verdad ni la exposición de la falsedad de su poder político y económico, -uno que, miente, roba y mata- se dedica entonces –a modo de preservarse- a aniquilar a sus examinadores.

Estos grupos -sin embargo- no logran trascender en la Historia, pero quienes si que logran hacerlo por su talante y originalidad -más que dichos fascistas sistemas societales corruptos- son personajes de este talante: tal es el caso de Sócrates y de otros, puesto que pese a sus sufrimientos y condenas en el mundo convenido, trascienden en el mundo filosófico y moral para toda la posteridad y eso es lo más significativo de personas como ellos, quienes han causado incomodidad por su posición de directa crítica fundamentada en la Verdad -como ocurrió con la Avispa de Atenas- en el mundo convencional. Sin embargo, ellos han sobresalido y trascendido en el tiempo al dedicarse a criticar algo que está Mal, algo que consideran deben poner en evidencia, algo que en su fundamento moral no pueden dejar de destapar así les lleve a la Muerte.

Bajo esta contextualización es como acá tomamos el caso de Nietzsche dentro de la postura filosófica para ilustrar hasta que punto un personaje de ese talante, que causa escozor social por su honestidad en un mundo acomodado a la hipocresía, puede ser criticado y vilipendiado -casi que sin argumento mas allá del resentimiento y necesidad de destrucción (tal como tal vez lo hizo un poco Aristòfanes en Las Nubes)- por su valentía ética: será por eso que se dice que a los buenos siempre les va mal? Pero, habrá, tal vez, una justicia divina sobre esto?: una respuesta para esto puede ser la que nos da el mismo Sócrates al concluir su discurso en la Apología de Platón: “solo Dios lo sabe!”.

Nietzsche, como filósofo defensor del Vitalismo reivindica las tendencias que afirman la Existencia y ve en Sócrates a un decadente que prefirió entregarse a la Muerte que vivirla dionisiacamente: casi que el filósofo alemán interpreta al ateniense como un embaucador-manipulador discursivo al modo sofista que tiranizo con su argumentación a los jóvenes de su época. En ello ve simplemente una animadversión de su carácter de plebeyo frente al contexto de una ciudad-estado aristocrática. De tal modo ve a Sócrates casi como un sátiro, un lírico-erótico enredador plasmado a través de su mayéutica, algo que tal vez los cínicos verían como una entrega a las convenciones sociales y en esa línea parece situarse Nietzsche al observar al condenado a la cicuta.

La Transmutación de los valores en Nietzsche pasa por una crítica a la debilidad de su Pasado cultural, tanto de la antigüedad como de la modernidad misma: en ese sentido él ve la coyuntura para desestimar a los ídolos de la civilización occidental y de este modo debe empezar por Sócrates. Cuestiona -como lo hizo el mismo ateniense- la labor del sabio o pensador, por lo que se propone la filosofía del martillo, una libre de los dogmas que lo antecedieron. En este sentido interpreta a Sócrates como un filósofo que cansado de la Vida, opta por la Muerte: de este modo Nietzsche -como es muy característico en el- se sitúa como excesivamente crítico y por tal considera que inclusive Sócrates -tal vez (como yo lo veo) el más vivido de los filósofos y quien aplica cabalmente la Filosofía como forma de vida- como un decadente.

Esto lo reafirma planteando que no solo el ateniense sino los más sabios pensadores de la Historia han llegado a la conclusión de que la Vida no es buena ni vale la pena ser vivida. Yo no estaría de acuerdo con este radicalismo del filósofo alemán y coincidiría con Sócrates en que ésta -más bien- no vale la pena ser vivida sin examinarla , es decir, sin reflexionar sobre la misma, sin cuestionarse lo que ocurre en la Realidad.

Dicho desencantamiento, desilusión o nihilismo al que alude el profesor alemán como expresión de un triste desenvolvimiento la tradición occidental (Nietzsche.1982. aforismo 1) muestra para él una enfermedad de la humanidad en la Historia y para ello el pensador alemán propone como filosofo y filólogo un retorno a la sensibilidad griega de la tragedia para superar la decadencia de su época y llegar al Superhombre: Es así que Nietzsche promueve -lo que Yo denominaría- una metamorfosis de los principios a partir de la filosofía del mazo, donde tal como lo propone el mismo Sócrates, se trata de experimentar la Vida con toda Pasión y estar uno dispuesto a todo para defender una postura moral. Considero que a pesar de las diferencias en este punto coinciden estos dos pensadores, pues son dos críticos arrogantes y sarcásticos pensadores que llevan la Filosofía en su mismo ser a todo lugar y la aplican en su vida como filósofos poetas que no dejaban de expresar su sensibilidad frente a la realidad y al mundo.

Nietzsche dimensiona entonces una decadencia en el pensamiento greco-clásico a partir de Sócrates, cuando para él una marchita postura humana irrumpe en la algidez griega: así concluye que el pensador ateniense y sus sucesores no solo no eran en realidad sabios sino también paupérrimos pensadores puesto que degeneraron la previa altiva tradición griega al racionalizarla en exceso, tal como lo manifestaba en 1872 en Die Geburt der Tragödie (El Nacimiento de la Tragedia).

De tal modo (Aforismo 2) el filosofo germano cuestiona -lo que yo llamaría- la grecidad de Sócrates, puesto que en su interpretación él iba en contra de todos los valores greco-antiguos pues no solo era feo sino también un plebeyo y un criminal, así que en este sentido el alemán lo ve como un imperfecto de la cultura griega. Presupone en Sócrates el reflejo de lo contrario a los valores greco-antiguos. En el -tan-tradicionalmente exaltado personaje filósofo griego- Nietzsche ve más bien una corrupción de la humanidad que se prolonga hasta sus días de donde deviene su zaratustra y anticristo, quienes reformulan los supuestos valores verdaderos de la vida humana! (Aforismo 3).Se trata entonces de una destacada cultura griega presocrática o pre-filosófica que Nietzsche había exaltado en sus trabajos previos en su época de filólogo, donde plantea que en estos la Estética refleja la algidez mental y la expresividad de lo bello, es decir, que la perfección exterior se refleja como producto de una divinidad interior. Presupone en Sócrates esto no se cumple en ningún modo a cabalidad, sino que es el reflejo de lo contrario a estos valores greco-antiguos.

Por otro lado tenemos que la postura sarcástica-irónica de Sócrates muestra para Nietzsche su decadencia: así lo demuestra con su crítica a su lógica mayéutica y lo repudia por pensar que la felicidad viene de la virtud y de la razón. En este sentido muestra el filósofo germano el valor de la irracionalidad y de la imperfección en la vida humana. Por esto se distancia del ateniense en este y otras temas (Aforismo 4) y lo ve como un bufón, una caricatura donde todo es exagerado. El germano manifiesta (Aforismo 5) que tanta palabrería argumentativa es una bufonería: en ésta ve Nietzsche la perdida de la clase y del buen gusto característico de los griegos de la época de Sófocles: se pregunta Nietzsche cómo un bufón de esta índole puedo ser tomado en serio.

Así mismo, ve la persuasión mayéutica como truncada y limitante, prefiere una vida no tediosa en que las pasiones se justifiquen por sí mismas sin necesidad de argumentos: promulga entonces una postura dionisiaca y se distancia un tanto del academicismo de su época y esto hace del pensador alemán un original rebelde en la Historia de la Filosofía contemporánea (Aforismo 6). Ve entonces Nietzsche en Sócrates a quien instauró la mentalidad racional y filosófica, una que acabo con la tragedia.

En este sentido ve como la argumentación dialéctica remplaza la pasión por la vida y en esto difiere netamente entonces del padre de la filosofía: con esta los plebeyos acceden a la filosofía cuando para el filósofo alemán esta debe ser de superhombres. Tal vez acá vemos las tendencia de derecha que fue interpretada en Nietzsche posteriormente como fundador del nacionalsocialismo alemán. .El germano manifiesta (Aforismo 5) que tanta palabrerìa argumentativa es una bufonería : en esta ve Nietzsche la perdida de la clase y del buen gusto característico de los griegos de la época de Sófocles: se pregunta Nietzsche como un bufón de esta índole puedo ser tomado en serio.

Asi mismo, ve la persuasión mayéutica como truncada y limitante, prefiere una vida no tediosa en que las pasiones se justifiquen por si mismas sin necesidad de argumentos: promulga entonces una postura dionisiaca y se distancia un tanto del academicismo de su época y esto hace del pensador alemán un original rebelde en la Historia de la Filosofía contemporánea (Aforismo 6). Ve entonces Nietzsche en Sócrates a quien instauró la mentalidad racional y filosófica, una que acabo con la tragedia: allí vemos el irracionalismo y vitalismo de Nietzsche, una especie de existencial melancolía influenciada por Schopenhauer pero enfocada hacia la vía optimista y no hacia el pesimismo, mostrando que no vale la pena dejar las pasiones que es lo q nos hace “humanos , demasiado humanos”!.

Nietzsche se cuestiona (Aforismos 7 a 9) si Sócrates es un resentido social y si a través de su dialéctica toma revancha al dominar con su razonamiento a las masas de jóvenes que lo siguen fascinados: en el filósofo alemán Sócrates simboliza un cambio histórico en Atenas y en Grecia de una época enfocada a la tragedia y al caos a una donde domina la filosofía y donde la racionalidad que esta implica acaba con la reflexión sobre el surgimiento en la Existencia. Lo interpreta como un tirano de la argumentación: su poder lo ejercía a través de la palabra y así compensaba su fealdad. La racionalidad socrática en Nietzsche destruye la condición humana, por lo cual tal vez se sentía más inclinado hacia Heráclito. Por esto condena la Moral de los Post-socráticos, ya que considera que estos están condicionados por una racionalidad tajante y limitante: en ellos el argumento lógico-racional constituye tanto la virtud como la felicidad pero el filósofo teutón también cuestiona este punto.

Nietzsche sobre Sócrates Para Nietzsche Sócrates iba en contra de lo dionisiaco, aspecto que el insistentemente rescató como relevante en la vida filosófica y humana, y su ausencia la ve como un signo decadente, tal como dice en Aforismo 12 : el ateniense fue algo así como el más inteligente de los filósofos que se engañaron a sí mismos; según esto él mismo forzó a Atenas a condenarlo a muerte. Sin embargo, yo diría que esto no ocurrió por capricho ni fue algo sin fundamento, sino que fue resultado de su postura moral y disposición a luchar por sus principios y por la Verdad, lo que lo llevó a esa situación de sanción social, tal como lo hizo el mismo Jesús de Nazaret de una manera más radical.

Personajes de esta índole, que llevan su disposición ética hasta las últimas consecuencias son para mí los más grandes filósofos pues forjan en la Realidad sus posturas: hombres fuertes que plasman la Filosofía en su vida física y decisiones, quienes no se quedan en la abstracción del pensamiento sin aplicarlo a sus propias vidas cotidianas, caso tal vez que fue el del filósofo germano con su vida débil, sedentaria y enfermiza. Fue su caso al parecer que sus últimos 10 años los vivió en una inconsciencia mental, una irreflexión instintiva de la que tal vez tanto alarde hizo con su postura dionisiaca. Si bien Sócrates pudo haber sido aún más rebelde, mas guerrillero, mas punk , más radical contra la autoridad como lo hizo Jesús de Nazaret, dentro del contexto antiguo y conservador de la Grecia antigua fue -en mi opinión- suficientemente revolucionario en la Historia de la Filosofía y es digno de destacar como modelo concreto y ejemplar de Vida de -lo que Yo llamaría- un Filósofo Práctico.

Como Conclusión del caso de García Baro se puede decir que tal como lo he planteado acá, en esa visión defensora se constituye Sócrates como un paradigma no solo en la Filosofía antigua sino en la totalidad de su Historia: uno que no ha dejado de mantenerse vigente en la posteridad. Esto gracias al profundo convencimiento de Sócrates que plasmó -más allá de un conocimiento abstruso- a la Filosofía como Forma de vida. Así nos lo confirma el elogio de este filosofo ibérico a Sócrates –recordándonos su talante ético-existencial de búsqueda de plenitud de vida-: «aunque tuviera que morir mil veces, el buscador de la verdad no podría abandonar su trabajo” (García.2004.183).

De tal modo mi Conclusión sobre estas dos visiones encontradas del ateniense es: con lo que nos aportan las tendencias pro y contra Sócrates podemos ultimar tranquilamente que el esposo de Xantipa se conforma tal vez como el filosofo más importante de la Historia Intelectual, porque no se limito a constituirse como filosofo erudito –como la gran mayoría de pensadores académicos de la Historia- sino que llevo la Filosofía en sus venas y en su carne, en su vida propia como ningún otro, por lo cual se establece como un generador de borrascas que ha sido amado y odiado a través del tiempo, elogiado y criticado como ningún otro.

Es un persona que muestra de lleno -como considero Yo- debe ser el filosofo verdadero, logra impacto, logra causar escozor, no pasa desapercibido como otro tipo de personajes o personas comunes; no!, el filosofo tipo-Sócrates logra un impacto definitivo, no se le puede parar sino por la fuerza, es tajante, es diciente, en cualquier escenario pone de manifiesto la Verdad y las debilidades y perturbaciones de la vida humana: por eso trataron de silenciarlo , pero otros le dan el lugar que se merece!.

En fin, se trata de un personaje que nos muestra lo que es ser Filósofo, lo que es nos lleva una conciencia de la relevancia existencial de ponernos completamente de manifiesto en la Vida sin tapujos: Sócrates es entonces digno ejemplar -para mí- de lo que debe ser la Filosofía, una plasmación de un conocimiento y una actitud en la vida misma llevada a su plenitud en el ser humano!!.

Bibliografía.

Platón (2006) “Apología de Sócrates”. En: Diálogos. Volumen 1. Traducción de E. Lledó. Madrid: Gredos.

Nietzsche, Friedrich (1982) “3.El problema de Sócrates» En: El Crepúsculo de los Ídolos. Páginas 37 a 43.Traducción de Sánchez Pascual. Madrid: Alianza Editorial.

García Baro, Miguel (2004) “5.Sócrates”. En: De Homero a Sócrates: Invitación a la Filosofía. Páginas 151 a 201 .Salamanca: Sígueme.

Autor: Farid Jabba

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