UN MAESTRO PARA EL SIGLO XXI: INVESTIGADOR E INNOVADOR

El hombre a través de la historia, ha ido cambiando y evolucionando en todas las áreas que lo definen como el ser llamado a gobernar con autoridad, a incidir como factor determinante de cambio, que cada día le exige un mayor compromiso y responsabilidad frente a los nuevos retos que estructuran y perfilan una nueva cultura y por ende, una nueva sociedad.

Ahora bien, si se pretenden generar cambios a nivel de sociedad, se hace evidente, la formación de nuevos individuos capaces de afrontar estos retos; individuos inquietos, transformadores y hacedores del cambio. La educación se convierte entonces en la herramienta más adecuada y efectiva para lograrlo.

La educación contribuye a desarrollar múltiples capacidades humanas: esquemas básicos de percepción, comprensión, reflexión y acción, constituyéndose así, en un eje fundamental del desarrollo humano, promoviendo la creciente autonomía del ser humano en la construcción de una nueva sociedad.

Sin embargo, aunque siempre se ha dicho que la educación constituye un vehículo hacia la formación integral del individuo y su preparación para hacer frente a los retos que la sociedad le presenta, es evidente también, que la educación se vincula a un proceso de transmisión de cultura que pone al día al individuo en diversos campos del conocimiento.

Pero mucho más allá de la mera interpretación cognitiva de la educación, debe mirarse acerca de su esfuerzo por llegar a ser una herramienta que permita el desarrollo de habilidades y destrezas en los individuos de una sociedad. Por lo anterior, se hace necesario reconsiderar la educación para que se le permita una comunicación abierta y productiva con otras disciplinas del conocimiento humano.

La educación a nivel de organización, ha tenido diferentes parámetros que apuntan por supuesto al momento histórico que vive la humanidad; por tanto, si la sociedad ha evolucionado, así mismo, la estructura, los criterios y los objetivos en la educación, también lo han hecho.

Las organizaciones educativas no pueden estar desligadas de todo un contexto histórico, en el cual se encuentra inmerso el hombre, como sujeto actuante dentro de todo un proceso que sólo pretende orientar de manera cada vez más eficaz, su actuar dentro de ella.

Es importante también tener en cuenta, la incidencia de los modelos de organización educativa de otros países que a lo largo del tiempo, han influenciado de alguna manera, la estructura de la educación en Colombia, pues cada una en su momento, le ha permitido estar a la vanguardia en nuevas propuestas, que redundan en la depuración de un sistema cada vez más competitivo y acorde con las necesidades del sujeto.

Cuando se habla de administración y gestión en la educación, se hace referencia en el sentido estricto de las formas como se institucionaliza, y se ordena la educación para mostrarse como respuesta a los planteamientos e interrogantes que acompañan la estructura general del sistema educativo y la de los centros docentes, recordando siempre que debe hacerse referencia, tanto a la educación formal como a la educación no formal.

La gestión en educación, debe considerarse siempre, como la búsqueda de propuestas que respondan a los requerimientos y necesidades que demanda la sociedad y adaptarlas a los permanentes cambios que al interior de ella se generan. Las organizaciones son  siempre instituciones de la sociedad, creadas para satisfacer sus necesidades, luego, perfectamente se podría estar hablando de una relación bastante estrecha entre sociedad y organización; por tanto no se podría comprender el adelanto y el desarrollo en una sociedad, sin que al mismo tiempo, también lo hagan, sus organizaciones.

Por otra parte, ¿qué sería de una organización sin una cabeza, un orientador, un jefe quien la dirija? Si es importante  en cualquier organización, la presencia de un jefe, también lo es, en una organización educativa; sin embargo, el liderazgo en educación, conlleva una serie de características inherentes  a la noble labor de educar, esto significa básicamente, que la labor de un líder en una organización educativa, sea cual fuere su nivel de poder dentro de ella, siempre estará encaminada hacia el motivar el interés por pretender desarrollar una conducta o acción en particular, creando la necesidad y la firme convicción en el sujeto que lo lleve a una actitud reflexiva, crítica y propositiva, en procura de su propio bienestar y desarrollo.

Por otra parte, es muy importante como docente, el apropiarse del roll que debemos desempeñar  en el momento histórico que vivimos, más aún, teniendo en cuenta la corresponsabilidad que nos atañe  como agente transformador e innovador, en la orientación de las futuras generaciones. El tener la certeza de haber contribuido en la formación más adecuada y acorde con el perfil del individuo que requiere la sociedad actual, y que le permita ser también, agente de cambio multiplicador que se adapte al devenir de la sociedad y motive la adaptación de otros.

En educación, un bien entendido inconformismo no debe llevar a extremos como la anarquía pedagógica, sino por el contrario, permitir un elaborado análisis crítico partiendo de una reflexión acerca de la realidad a nivel de organizaciones educativas.

Específicamente en la línea de investigación denominada “Liderazgo y Gestión en Educación”, donde se entiende que el objeto de estudio es la formación en la gestión en educación, es evidente  pensar que una de las características en el docente investigador, debe ser el  estar en continuo cuestionamiento acerca de su papel como líder, orientador y facilitador del proceso pedagógico, dejando claro además, el hecho que su capacidad innovadora, creadora y crítica, deben ser puestas a disposición del desarrollo y el avance de la organización educativa a la cual pertenece, sin tener en cuenta, el nivel o cargo que este desempeñando.

Es pues relevante, el afianzar aquellas cualidades inherentes y connaturales al ejercicio del quehacer docente: sensibilidad, compromiso, liderazgo, motivación, innovación, adaptación, comunicación, análisis, reflexión, crítica, conciliación, autonomía, solidaridad, justicia y equidad.

La Maestría en Educación en la línea de investigación de “Liderazgo y  Gestión en Educación”, permitirá profesionalmente: una mejor comprensión de la Gestión en las organizaciones e instituciones educativas a cualquier nivel; asumir una posición crítico-reflexiva acerca del roll del docente como agente transformador e innovador; facilitar la adaptación a los retos propuestos  por una sociedad que cada día exige mayor compromiso en su misión; motivar en el quehacer pedagógico la implementación de estrategias que permitan al docente evidenciar de forma específica la interiorización de conceptos y el desarrollo de habilidades y destrezas de sus estudiantes, en las diferentes áreas del saber; y por último, replantear su posición como sujeto-agente de cambio, en donde  investiga, argumenta y propone, en beneficio de toda una organización de la cual hace parte, en un momento histórico determinado.

Autor:

Martha Ligia Gamboa Rincón

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