Viajes para colonizar Marte: unas pequeñas reflexiones desde la literatura de ficción utópica.  

Una pregunta inicial sería ¿por qué Marte? Es posible la habitabilidad, no hay riesgos altos de radiación, presenta similitudes con la tierra en cuanto a la atmosfera, hay presencia de agua, CO2,  la terraformación es viable, existen facilidades en la comunicación, entre otros aspectos. Al ser respondida surgen otras preguntas: ¿Es Marte una nueva plataforma de colonización para otros mundos en los próximos 200 o 300 años? ¿Existe otro planeta en el sistema solar, o en las galaxias vecinas, con las condiciones de habitabilidad humana?

En el universo mental ficticio del escritor ruso-americano Isaac Asimov, desde la década de 1950 ya se visualiza este tipo de avances tanto de tecnología robótica como de conocimientos sobre otros mundos y su posible terraformación y posterior colonización. Haciendo un análisis rápido y plano de estas obras, en ellas se relata cómo gracias a esos grandes avances en la ciencia y la técnica, la humanidad pensó en explorar el universo y asentarse en los mundos habitables ya que la tierra se había convertido en un foco de infección donde reinaba la sobrepoblación, toda clase de enfermedades, virus, gérmenes, la violencia y la guerra, todo ello bajo el ideal de reescribir la historia de la humanidad y bajo la creencia egocéntrica de haber cumplido su papel en la tierra.

Inicialmente el proyecto fue realizado por el gobierno para personas con capacidad económica elevada que pudieran financiar el mismo. Luego  también se tuvo en cuenta, que este nuevo mundo debía ser poblado por personas con capacidades físicas e intelectuales (a través del análisis genético en periodo de incubación) capaces de ser productivos en los nuevos mundos y aportaran al desarrollo de la nueva sociedad. Una vez colonizados los nuevos mundos, se cortó el hilo umbilical con los terrícolas y se convirtieron los nuevos colonos en los dueños del universo a tal punto que se autodenominaron Espacianos. En estos nuevos mundos se controlaban minuciosamente la natalidad, estaban libres de enfermedades pues al eliminar las bacterias, virus, gérmenes y demás agentes de infección a s llegada al nuevo planeta, la longevidad humana aumentó en unos 300 o 400 años y se envejecía con extraordinaria lentitud.

¿Estamos lejos de ese mundo inventado de Asimov? Solo la historia lo dirá. Lo cierto es que existe una delgadísima línea entre esta literatura de ficción futurista que preconizaba estos hechos y la realidad actual, en la que la tecnología hace posible estos relatos ficticios. Por otro lado, cabe preguntarse cuáles son los filtros que se tendrán en cuenta a la hora de seleccionar a los “afortunados”, ¿Edad? ¿Profesión? ¿País de origen? ¿Dominio de múltiples idiomas? ¿Cuánto tiene en la cuenta bancaria? ¿Color de piel? ¿Se debe ser familia de los trabajadores de la NASA? O al estilo de Asimov ¿requisitos genéticos? ¿Líderes sociales? ¿Genios en alguna rama del conocimiento humano?

Por otro lado, según estudios recientemente realizados y basándose en los datos científicos disponibles sobre la misión financiada por la empresa holandesa Mars One, un grupo de investigadores estudiantes de Aeronáutica del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) ha determinado que tan solo después de 68 días de haber aterrizado en Marte, los colonos terrestres presentaran asfixia por falta de oxigeno y nutrientes, lo que ocasionaría su muerte inminente.

Esto lógicamente ha sido negado por el cofundador de la empresa que financia el proyecto, Bas Lansdorp, quien arguye que esta investigación usó datos incompletos en sus estudios y que la viabilidad y éxito de la misión (que se tiene pensado en convertirla en un reality show) cuenta con el apoyo de un gran científico como lo es el premio nobel de física en 1999 Gerard’t Hooft. Esto lógicamente problematiza la situación, la enriquece y la pone en un estado de escepticismo que llama mucho más la atención mundial, no solo de la comunidad científica sino del ciudadano común y corriente.

Teniendo en cuenta que es un viaje sin retorno ya que no tendría gracia que regresaran, qué tipo de sociedad se implantará en Marte, ¿democracia o algo parecido? ¿Se construirán nuevas edificaciones residenciales o se construirán centros de investigación o ambos? Lo que lleva a la otra pregunta, ¿Cuál es el verdadero motivo del viaje? ¿Investigación? Esto nos daría una idea del perfil usado para seleccionar a los nuevos colonizadores. ¿Construir un nuevo hogar? Primero fue el astro móvil robótico Curiosity, ahora son humanos. Y después ¿Quién sigue? Esperemos que llegue la fecha establecida para el lanzamiento del modulo espacial y empezaremos a ver los logros y/o fracasos humanos en materia de colonización de nuevos planetas y por qué no, de nuevas galaxias.

Autor: Adolfo Efraín Pérez Mutis