Cataluña ha sido uno de los territorios más demandados por los inmigrantes debido a su potencial económico, requerimiento de empleo y renta per capita superior a la media española. De este modo, Cataluña se ha convertido en un receptor de flujo migratorio que se inicia, junto al resto de España, en el año 1973. En la cual se produce un retorno masivo de españoles, motivada por cambios políticos. De este modo, Cataluña experimente una fase de equilibro en relación a los saldos migratorios, fase que se prolonga hasta 1990.
En la siguiente década, España comienza a ser un receptor de inmigrantes, de África, Latinoamérica, Europa del Este, etc., en este sentido, y a partir del año 2000, España ha presentado una de las mayores tasas de inmigración a nivel internacional (más del 300% de Estados Unidos) .
Este “boom“de inmigración se debió a diferentes motivos, los más relevantes son:
- Alto requerimiento de empleo en sectores como la agricultura o la construcción, donde los inmigrantes africanos (objeto de estudio), podían encontrar empleos con unas condiciones muy superiores a la de sus países de origen.
- Aumento de la calidad de vida y renta per capital de forma generalizada en España, más acentuada en zonas como Cataluña o Madrid.
- Para el caso de África, España es la ubicación más cercana y menos costosa dentro de los países de la Unión Europea, por tanto, se presentaba como una excelente elección.
- Para el caso de los inmigrantes Sudamericanos, la identidad cultural fue un aspecto fundamental para la masificación de inmigrantes en España.
En este contexto, Cataluña en 15 años aumento su crecimiento demográfico en un 84% por medio de inmigrantes provenientes mayoritariamente de Marruecos, Rumania, Ecuador, Bolivia y Colombia.
Centrando el estudio en la inmigración africana en Cataluña, se distinguen cuatro etapas u olas:
- Primera ola: Se produce en 1960 y principios de 1970, son comerciantes informales y en la mayoría de casos ilegales que provienen de diferentes destinos dentro de África.
- Segunda ola: se produce a partir de 1975 con una integración familiar, en este sentido, esposas, madres, hijos, hermanos se unifican con los inmigrantes llegados en la primera ola.
- Tercera ola: se establece entre los años 1992-1995 y se compone de los inmigrantes de la segunda generación tenían cada uno su cónyuge en el país de
origen de sus padres y luego venían a Cataluña.
En relación a la primera hora, los «recién llegados» en España vía Mauritania, Marruecos y Argelia no eran comerciantes ricos, sino que eran campesinos venidos del campo africano que habían adquirido experiencia profesional. Algunos eran trabajadores en las zonas agrícolas (sobre todo en Andalucía), y otros, vendedores ambulantes.
Los más conocidos son los Móodu bitigu mbàgg de Senegal (que provienen de los grandes centros urbanos), que llegaron después de haber recorrido, varios países africanos (Costa de Marfil, la República Sudafricana, Gabón, Congo, etc.).
Más tarde, en España, estos emigrantes, que no tenían papeles, se
hacen de inmediato comerciantes ambulantes. Como sacaron provecho de la venta
en la calle y de la potencia de la economía informal española, inmediatamente los
africanos comercializaron en diferentes zonas como son las playas de las islas Canarias y Baleares, en Andalucía (Málaga, Sevilla, Almería y Roquetas de Mar), en Madrid y Toledo, en la Comunidad Valenciana (Valencia, Gandesa, Castellón y Gandía) y Cataluña (Sow, 2004a).
Con el endurecimiento de las leyes sobre la inmigración en Europa (sobre todo en algunos países como Francia y Gran Bretaña), después de 1973, Cataluña fue la última zona de algunos africanos que intentaban entrar en el norte de Europa. Muchos encontraron la oportunidad de trabajar y se instalaron sin ser molestados por su estatus de irregularidad, debido a la ausencia de una legislación que lo prohibiera con claridad.
Así, inicialmente se crearon unas redes en Cataluña, sobre todo en las comarcas del Maresme, la Selva, el Empordà, en las tierras de Lleida y en Barcelona, el peso económico y comercial de las que ha ido aumentando cada vez más. Estas primeras redes fueron formadas e un primer momento por gambianos, cameruneses y senegaleses.
Más tarde, en los años 80, apareció una gran comunidad africana formada por «subcomunidades» (nigerianos, ghaneses, congoleños, malienses, etc.), unidas por sus lugares diversos de procedencia geográfica o por lazos familiares, religiosos o de clan (Sow, 2004c). Para algunos africanos, Cataluña volvió a ser la última etapa en los largos recorridos migratorios.
Autor: Moises Bolekia
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