¿Estás enganchado al WhatsApp? 10 formas de descubrirlo

El WhatsApp conocido por muchos popularmente como: «La nubecilla verde o chat verde», se ha convertido en una herramienta de comunicación tecnológica imprescindible para el desarrollo de la vida cotidiana de más de 400 millones de personas alrededor del mundo. Por tal razón, algunas universidades importantes comienzan a investigar sobre el «fenómeno WhatsApp» y cómo afecta su uso el comportamiento de las personas en sus relaciones sociales.

Desde su creación en 2009 hasta nuestros días, el » WhatsApp» ha causado un fuerte impacto social y económico para muchos de sus usuarios. Sin duda su lanzamiento ha sido un novedoso relevo interactivo de los antiguos “SMS», es decir, una versión mejorada del SMS, que además conjuga multimedia, interactividad e inmediatez, todo ello de la mano de móviles más modernos e inteligentes.

*Algunas utilidades y características de la aplicación* El WhatsApp no es sólo un simple Chat o servicio de mensajería a través del móvil, pues esta herramienta permite añadir fotos, videos, audios, la ubicación del usuario e incluso exportar toda la información recibida a mails, redes sociales, bluetooth, etc. Con lo cual, se convierte en una arma importante a la hora de transmitir información a través de la web.

Pero lo que hace sumamente funcional esta aplicación es la reducción de llamadas salientes y por consecuencia la rebaja de costes en el pago de la factura telefónica de los usuarios. En esencia el «Ahorro en la factura telefónica» que supone tener WhatsApp en el móvil fue una de las razones principales para que millones de personas se hayan suscrito a sus servicios, que en principio fueron gratuitos y que hoy tiene un costo de un dólar o un euro anuales.

*10 actitudes que nos ayudan a saber si estamos enganchados a WhatsApp* Los usuarios comunes muchas veces no se percatan de la adicción, ansiedad e incluso peligro que puede producir el uso desmedido de este chat. Aquí desvelamos algunos ejemplos habituales que te ayudarán a descubrir si estás enganchado o no al «WhatsApp».

1. Mirar la nubecilla para husmear la última conexión de tu pareja, amiga o amigo favorito/a sin que haya sonado el timbre de la aplicación.

2. Enviar emotiononos luego de escribir un mensaje para comprobar el
estado de ánimo del destinatario.

3. Cambiar de humor luego de que has verificado con el «double check»
que tu amigo/a ha recibido el mensaje pero no ha respondido.

4. Desayunar, comer, merendar y cenar pendiente al sonido del WhatsApp.

5. Interrumpir cualquier encuentro social para responder una
conversación banal y provocar la mirada de reproche de quien te acompaña.

6. Caminar en la vía pública manteniendo un chat sin percartarte de lo
que pasa alrededor. Esta acción es una de las más peligrosas.

7. Estar pendiente de las fotos de perfil y cambio de estado de tus
contactos.

8. Crear y participar en grupos «WhatsApp» para enviar chistes, fotos,
mensajes virales, etc.

9. Usar el WhatsApp como un mecanismo de control sobre tu pareja,
familiares y amigo/as.

10. Sentir tristeza si a lo largo del día no recibes ningún mensaje
luego de haber escrito varias veces a tus colegas.

11. Tener como entretenimiento repasar conversaciones antiguas de chats
enviados a tus amigo/as.

Estos pueden ser algunos síntomas frecuentes fáciles de detectar y que muchas veces pasan desapercibidos por los usuarios de WhatsApp. Lo importante en todo caso es saber cuando parar, hacer una prueba sencilla como durar un día o una semana sin usar el chat para ver si te provoca ansiedad, nostalgia o tristeza por no escuchar los constantes pitidos de la herramienta.

Si ves que no puedes evitar el deseo de ver o escuchar las notificaciones trata de hacer directamente llamadas a tus colegas, quedar con más frecuencia a cenar, ir a cine, teatro, conciertos y todas esas cosas que anteriormente hacías antes de que existiera esta tecnología de comunicación.

*¿Podrías vivir sin WhatsApp?* Muchos se preguntan si las llamadas tecnologías de la información han llegado para acercarnos o alejarnos en las relaciones sociales y familiares. Habría que hacer la prueba y ver si el uso cotidiano que hacemos nos une o nos distancia.

Lo que se es que mientras seamos más humanos usemos nuestros sentidos, y los recuerdo por si se nos olvida: ver, oler, tocar, gustar y oír, para interactuar con las demás personas ninguna tecnología podrá usurpar el lugar que tienen los abrazos, los sentimientos e intuiciones que nos hacen seres humanos.

Sin frivolizar en este tema, ¿Qué harías si sólo un día no tuvieras tu smartphone, tableta, ordenador, movil, y otros dispositivos tecnológicos…¿Seguirías viviendo? La respuesta quizás sería un Sí, pero un Sí desajustado, lleno de reproches o quizás un Sí natural, el Sí de aquellos que aún no han llegado a experimentar el éxtasis de la tecnología y que viven en el mundo real. Esos que se han quedado fuera de los ecosistemas digitales y que han sido ninguneados sin saberlo y que aún viven en aquellas ciudades donde la tecnología no ha llegado, pero donde paradójicamente se sigue viviendo como antaño sin ataduras ni vicios de conexión, cien por ciento «libres».

Escritor: Libana Rodríguez F.

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