Generalidades del Lenguaje. El descubrimiento en los primeros años de vida

El lenguaje es la herramienta fundamental de comunicación entre las personas, y aunque puede variar dependiendo de la cultura sigue siendo en sí mismo un sistema estructurado y con características homogenizadas así como con otras constituidas por grupos más pequeños que se convierten en usuarios casi exclusivos de esas nuevas jergas de comunicación.

El lenguaje nos permite establecer una relación funcional con el mundo, construir experiencias, conocer las dinámicas sociales y definir al respecto nuestro rol en un grupo determinado con el cual se compartan aspiraciones, creencias, identidad, valores y actitudes, acciones de vida, una orientación profesional u ocupacional etc.

El lenguaje posibilita además la construcción, el intercambio y la discusión de ideas que fortalecen nuestros ideales, la fijación en nuestros conocimientos así como realizar aportes a otras personas y recibir de ellos información valiosa para nuestros constructos personales.

Como sistema universal, el lenguaje tiene muchas representaciones, diversas formas de emplearlo y de comunicarse que han ido evolucionando a través de la historia y a través de las dinámicas sociales que han puesto sobre la mesa las necesidades de la humanidad en función de las cuales se han ido forjando dichas manifestaciones.

El lenguaje es voz, el lenguaje es sonido, es también gestos, corporalidad, sensibilidad, el lenguaje evoca el pensamiento y la emotividad, es texto y cultura. Estas características están presentes en nuestros actos comunicativos desde el inicio de nuestra vida, incluso mucho antes de nacer, durante la gestación, cuando se establece el vínculo con la madre quien se convierte en la primera relación social y la mediadora entre el bebé y el mundo exterior. Es allí donde se inicia la construcción y el conocimiento del lenguaje, se reconocen las primeras estrategias para transmitir un mensaje y se hacen los primeros intentos por establecer un dialogo que por un buen tiempo será a través de movimientos, sonidos, y pequeñas acciones que comprenderán en su mayoría los usuarios esenciales y creadores, madre e hijo.

Después del nacimiento y durante los primeros años de vida, el niño pasa la mayor parte del tiempo intentando comunicarse con otras personas que conforman su entorno más próximo, emplea para ello las herramientas que ha ido descubriendo y que sabe que son necesarias a la hora de captar la atención del adulto. A medida que va creciendo irá descubriendo otras posibilidades e ira perfeccionando las anteriormente adquiridas lo que le permitirá en poco tiempo acceder a manifestaciones comunicativas más avanzadas (por así decirlo) y por lo tanto universalmente conocidas, como el lenguaje oral y más adelante las prácticas de lectura y escritura.

Con lenguaje oral nos referimos al dominio verbal de la comunicación, que aunque ya lo citamos antes como sonidos en general, en esta instancia hacemos referencia a la comunicación en cuanto a la utilizando de conceptos haciendo uso del vocabulario que irá aumentando conforme se avanza en el proceso y a la creciente necesidad de conocerlo todo a través de las preguntas y las relaciones con personas diferentes al núcleo familiar.

Tras el lenguaje oral, que continúa en un largo proceso de maduración, el niño descubre que es tiempo de buscar información en el mundo por sí mismo, que las preguntas que es necesario seguir haciendo ya no satisfacen su afán de saber y que necesita por lo tanto hacerse al beneficio de la lectura pues sabe que los adultos y otros niños mayores lo usan con seguridad y no necesitan estar todo el tiempo valiéndose de otros para saber qué dice en cierto lugar o aviso, o en cierto libro que llamó su atención.

Como menciona Norma Odremán Torres en su libro estrategias para el desarrollo de las competencias comunicativas (2005):
“En conclusión, podemos decir que el niño es un sujeto activo que trata permanentemente de comprender la naturaleza del lenguaje que se habla a su alrededor, que reconstruye por sí mismo el lenguaje, seleccionando información que le provee el medio y que le interesa. Y que, además, al tratar de reconstruir su propio lenguaje, formula hipótesis, busca regularidades y construye su propia gramática”.

Ahora, de la mano de la lectura viene la escritura, como complemento la una de la otra y como una herramienta integrada que le ayudarán al niño en la búsqueda de sus respuestas y en su apropiación de aquello que hace parte de sus intereses. En cuanto a la lectura, podemos decir que es generalmente concebida como el reconocimiento y la reproducción de sonidos establecidos para ciertos fonemas o símbolos que se interrelacionan para construir ideas y que pretenden hacer del lenguaje un esquema universal del cual todos podamos ser partícipes, y que depende de una representación visual para su interpretación.

Se puede leer todo lo visible, como las imágenes, los textos escritos, las intenciones en las personas y su lenguaje corporal. La escritura por su parte se constituye, según la propuesta tradicional, en la combinación de los grafemas ya establecidos, de forma gráfica para construir ideas que puedan ser leídas por otras personas. Tal como dijimos anteriormente la lectura y la escritura se complementan entre sí, ya que es imposible leer una imagen si alguien no la ha creado ya, o leer un texto si alguien no lo ha escrito, como lo es escribir sin conocer la estructura con que ha de hacerse, según las intenciones del lenguaje, o escribir para que nadie lea.

Aunque realmente tienen más de fondo que lo dicho, nos hemos desviado demasiado de los propósitos para los que fue creada, y en consecuencia de los objetivos propuestos respecto a los usuarios de la lectura; esto ha generado una atmosfera de desconcierto sobre todo en los niños quienes pierden el interés muy temprano por aprender a leer y escribir, pues se han encontrado con barreras que les han cambiado el interés por el desánimo, y el entusiasmo por el aburrimiento.

El niño y la Escritura
El primer acercamiento de los niños al mundo mágico de la escritura se da durante sus primeros dos años de vida y no hasta el inicio de la etapa escolar como comúnmente se piensa. Desde que nacemos estamos expuestos al lenguaje escrito ya que es una herramienta universal que está presente en todos los espacios en los que se desenvuelve la sociedad, lo que permite que el niño sienta una temprana necesidad de aprender a comunicarse por medio de la escritura.

Inicialmente la imitación es un factor importante para el aprendizaje en el niño, ya que este es considerado como una forma de comunicación con la sociedad en la cual nos encontramos, así mismo, podríamos decir que el inicio de la escritura y el interés por esta, se da por una imitación del niño que tiene como referente un adulto, quien realiza esta acción de forma comunicativa, no queremos decir con esto que el niño aprende solo imitando y repitiendo cuanta cosa ve que hacen los adultos, sino que cada una de las acciones que el niño hará en un momento de su vida, las ha visto ejecutarse por parte de un adulto, lo que despierta el interés del niño por demostrarse a sí mismo que él también podrá hacerlo. En suma el adulto u otro niño más grande se convierten en el referente o en la primera imagen que tiene respecto a una acción determinada con un objeto o un comportamiento, casi siempre el primer referente o el de mayor importancia es el vínculo más fuerte, es decir la madre.

El desarrollo de la función simbólica descrita por Jean Piaget, juega un papel muy importante en esta etapa en la que se encuentra el niño pues la escritura requiere involucrar procesos de pensamiento por parte del niño que está viviendo el momento de la representación simbólica, la imitación diferida, la representación gráfica, que son en suma diferentes representaciones del lenguaje y de la escritura.

En esta edad resulta valioso para el proceso del niño que se le estimule a hacer uso de las diferentes formas de usar el lenguaje ya que cuando se ejercita constantemente se desarrollan habilidades comunicativas que perdurarán en la persona y que se irán fortaleciendo con el ejercicio, lo anterior puede dar como resultado la seguridad de expresarse sin temor a no ser comprendido, a defender su posición y a ser usuario permanente y fiel a la lectura y la escritura.

Diferentes Representaciones de la Escritura
A través de la observación, la exploración y la manipulación, el niño empieza a identificar y a reconocer las herramientas que puede utilizar para expresar lo que siente y piensa a través del lenguaje escrito. Tras el descubrimiento de estos elementos el niño empieza a plasmar ideas sobre diferentes superficies, ya que para él, el papel no es la única valiosa; sus primeros trazos son generalmente puntos y líneas con diferentes proyecciones comúnmente conocido como garabateo y que para los adultos no tienen ningún sentido aparente, sin embargo para el pequeño están cargados de significado y le permiten dar una explicación de sus intenciones.

Aunque para los adultos no sean claras las primeras representaciones del niño es importante que le haga sentir que se está acercando a la escritura y que siempre haya un reconocimiento hacia sus logros. A medida que va evolucionando en el área motriz por medio de que contribuyen al proceso de aprestamiento que conlleva al desarrollo de su motricidad fina y por lo tanto al dominio y manipulación de las herramientas, el niño también presenta cambios a nivel cognitivo, lo que representa un avance en sus trazos que se van tornando mucho más claros, más firmes, más coherentes, con mas forma, su pensamiento es más organizado, por medio de la observación descubre que puede proyectar las figuras y formas que ve pero ahora como dibujos estéticamente más definidos en los cuales ya son más aparentes las características de los objetos a los que se refiere.

Alrededor de los tres años de edad el niño reproduce gráficamente las formas básicas de la escritura como son las líneas rectas, curvas y círculos iniciando con la pree escritura, durante este proceso se va familiarizando al niño con diferentes palabras de su contexto como con su nombre que se convierte en una herramienta importante a la hora de acercar al niño a la representación simbólica de los sonidos que conforman nuestra lengua.

El nombre del niño evoca su identidad, le confiere confianza y seguridad por lo tanto le resulta más atractiva la relación de los símbolos o letras de su nombre con los de otras personas, objetos y demás y así va descubriendo que estos se encuentran presentes en infinidad de palabras. Más adelante el ejercicio de identificación se extiende a letras diferentes a las de su nombre y finalmente después de este proceso se pasa a la reproducción escrita de las formas de las letras, secuencialmente va aprendiendo a combinar o relacionar los sonidos con las formas escritas construyendo palabras con sentido y significado.

En esta etapa el niño reconoce la escritura de palabras que visualiza constantemente en su entorno y que representa elementos con los cuales tiene una relación directa; lee los nombres y slogan de productos y empresas reconocidas en su contexto como Cocacola, McDonals, Divercity, algunas veces a los niños se les facilita el trazo de las letras que tienen estos nombres en palabras diferentes gracias a la relación que han establecido con anterioridad.

El niño durante este proceso va comprendiendo la dinámica de la escritura y escribiendo sus primeras palabras que irán mejorando a medida que el niño ejercita su capacidad escritora y su curiosidad, no se trata de enseñarle cada palabra que usara de ahí en adelante para comunicarse, pues los niños hablan mucho tiempo antes de leer y escribir textos, se trata más de ayudarle a descubrir la forma de conocer otras palabras y de dárselas a conocer a los demás.

Norma Odremán Torres, en su libro Estrategias Para El Desarrollo de Las Competencias Comunicativas afirma (2005):
“Uno de los objetivos centrales del preescolar y los primeros grados de educación básica es que los niños descubran que por medio de la escritura se puede reproducir lo que se habla. La relación entre la escritura y el habla es esencial en el abordaje de la conciencia lingüística, y está, a su vez, es facilitadora del aprendizaje de la lectura y la escritura”. (Ibid,)

Es además importante, no olvidar que la escritura no es solamente texto, en cuanto a letras se refiere, es también imagen, y debemos reconocer que los niños hacen lectura de ellas desde que son muy pequeños, y que un niño puede decir algo de una lectura de una imagen o de un gráfico y después interpretarla, ahí estaría construyendo a partir de la percepción, esto para no limitar la escritura solo a la reproducción escrita de los símbolos.

¿Qué es Escritura?
Ahora, desde nuestra perspectiva pedagógica podemos definir La Escritura como un proceso de expresión, comunicación, socialización, exteriorización e interiorización de ideas, pensamientos, sentimientos y conceptos que cobran sentido en un escenario específico que es influenciado por la cultura en la que se encuentra inmerso. La escritura es una de las herramientas que posibilitan la comunicación en masa de un mensaje que es capaz de viajar muy lejos a pesar de la distancia y perdurar por siglos a pesar del paso del tiempo y de las generaciones. Es una estrategia que permite expresar la interpretación de las realidades y promover la inmortalización del lenguaje escrito.

La escritura se vale de un sistema de símbolos que nos permiten hacer la representación gráfica de lo que deseamos comunicar, a través de la relación u organización que se establece entre estos símbolos se da lugar a la escritura lineal que es la forma convencional de escribir que hace de este sistema un lenguaje universal y accesible a todo el mundo.

Como función social, la escritura promueve la interacción de culturas y saberes, lo que trae consigo el conocimiento de la tradición de los pueblos y el establecimiento de normas de respeto para cada una de esas concepciones; así dentro de todas esas manifestaciones culturales se dan a conocer las particularidades de la lengua, de las formas de comunicarse y se abren posibilidades para interpretar otras realidades y para cuestionarse acerca de la forma en la que está constituido el lenguaje, ¿por qué las palabras son las que conocemos y no otras?, ¿si digo otra palabra que se me ocurre será que otras personas la entienden?, ¿Por qué un objeto es el mismo, o se usa igual en cualquier parte del mundo si puede tener otro nombre en las diversas culturas?, ¿Qué pasaría si trato de usar una lengua que nadie conoce? etc. Todo esto le permite a los niños ir descubriendo la función lingüística y el esquema de la estrategia comunicativa, incluso descubrir sus propias formas de hacerlo aún haciéndose entender por los demás.

Claudia Nataly Villafañe Silva
Licenciada en Pedagogía Infantil
Universidad El Bosque