Historia cultural china – 5 parte –

En efecto Chiu Yuen se vió obligado a vivir aislado. Para un poeta que se decidió a alejarse del gobierno, pero en realidad nunca podía ser indiferente a la política, la naturaleza no le aplacaba mucho el dolor, y el poeta no consiguió mantener equilibrio para su estado de ánimo. Es decir, frente a un paisaje tan lindo y tan hermoso en sur de China, en vez de disfrutar de él mientras intentaba curarse las heridas sufridas de su vida política cuando estaba solo en la montaña, en el campo o en la ribera de un río claro, Chiu aún preferió quedar con su melancolia, porque era un poeta lleno de imaginación pesimista; no podía dejar de asociar su propia vida llenaba de frustraciones con aquellas peñas grotescas a lo largo del camino, ni dejar de recordar el dilema que se encontraba en el gobierno cuando caminaba en un sendero abruptdo y quebrado; todo lo que veía le hizo sentir triste y viejo en el corazón.

Aunque en Las Elegías de Ch’u ya se ven versos con ideas de que uno podía sentirse moralemente liberado viviendo como ermitaño; sin embargo, como Chiu ya estaba tan obseso de pesimismo, inevitablemente veía las cosas a través de su prisma; todo para él era gris y triste, no podía liberarse del estés, tampoco le era posible gozar en el hermoso paisaje.

 

Aunque en Las Elegías de Ch’u hay más relatos que describen el paisaje que en El Libro de las Odas, los autores de aquél tampoco los compusieron para expresar la belleza de la naturaleza, ni para narrar el gozo que recibieron después de un montañismo, sino meramente para revelar su propia emoción y vocación. El paisaje en Las Elegías de Ch’u, o llevaba alguna significación smbólica, o fue algo inventado y aún fue sustento emocional y espiritual de los poetas:

 

Algunas veces los poetas de Las Elegías de Ch’u aplicaban las citadas plantas aromáticas naturales como símbolo de una virtud muy noble; para ellos, el fénix y las avecillas como la golondrina y el gorrión también representaban una persona de integridad moral y una persona ruín, respectivamente; a veces, aludían a la marchitez de las plantas aromáticas, a la podredumbre de la moralidad; o insinuaban la marcha de fénix para expresar metafóricamente una persona de noble carácter que perdió poder y la influencia, mientras indicaba el acto de golondrina y gorrión que pusieron el nido en la sala de estar, como indicio de que un hombre vil iba a cumplir su deseo….etc. Así que poco a poco, a través de una imaginación y una asociación muy subjetiva de los poetas, todos aquellos fenómenos naturales, como la migración de las aves, el crecimiento y la muerte de las plantas tenían un tinte moral y sentido implícito.

 

El mayor motivo de una creación poética para el poeta es para explayar los sentimientos personales; naturalmente en este sentido se puede romper las barreras geográficas en el mundo real para recorrer en un mundo imaginativo, lleno de bellos paisajes a sus anchas. Aquellos nombres de lugares como la montaña Kun-lun (崑崙山), la montaña Ming (岷山) o el Río Yang-tzu (長江), que  aparecieron en Las Elegías de Ch’u son verdaderos y existen en China; pero nunca han sido lugares que los poetas hubieran visitado en persona, sino que imaginaban que “habían viajado” con toda libertad por aquellos sitio uno tras uno cuando estaban intranquilo a pesar de la gran distancia de miles kilómetros entre una montaña elevada a un río impetuoso.

 

Así que los encontramos observando la nube y la niebla a vista de pájaro, apoyándose en la montaña Kun-lun, pero en un momento los vimos llegar la montaña Ming volando para contemplar el río  Yang-tzu. En total, la mayor parte de la narración sobre el panorama magnífico en Las Elegías de Ch’u, como la lenta subida de la nube y de la niebla en gran escala entre las montañas, o la oleada del río Yan-tzu que azotaba feroz e incansablemente la orilla, era nada más que un fruto estético de pura imaginación por parte de los poetas; nunca fue una situación real que hubieran visto con sus propios ojos.

 

Claro que también había paisaje no imaginario en Las Elegías de Ch’u, un paisaje que los poetas habían visitado realmente. Como depositaron mucho su propio sentimento en ello, lo que describieron fue inevitablemente matizado de significado muy subjetivo, resultando que en todo el poemario reinó una melancolía obvia, porque Chiu Yuan vagabundeaba por todas partes como un cortesano expulsado, mientras se dolía teniendo una vida tan desventurada; también se lamentaba de que el rey hubiera sido embaucado por hombre viles e intentaba desviar la atención al paisaje, pero la tristeza interior siempre le hacía pensar en algo oscuro. Por ejemplo cuando vio el agua imponente del río Yuan correr y correr sin cesar, pero el camino de delante era tan sombrío y sin final, se desesperó sobre su futuro. Tal relato, repetido muchas veces en el poemario, sin  embargo, fue justamente descripción exacta del estado de ánimo desamparado y angustioso de un cortesano exiliado.

Además, los poetas matizaron la descripción poética sobre la naturaleza de significado sentimental con su propia facultad sensitiva perspicaz. El tiempo transcurría, las cuatro estaciones cambiaban, pero en comparación con la vida efímera y la corta existencia de los seres humanos, los poetas suspiraba por no poder trabajar más por el monarca, porque ya estaban envejeciendo física y mentalmente, aunque eran tan fieles a la patria y todavía poseían la misma integridad que antes. En otra palabra, el sentimiento muy negativo, como el gran temor que los poetas tenían y reflejaban muchas veces conscientemente en Las Elegías de Ch’u al transcurso del tiempo, apenas se notó en El Libro de las Odas. Los autores de Las Elegías de Ch’u encarnaron su propia soledad y un corazón roto en el otoño.

Autor:  Wang Jung