Historia cultural china – 7 parte –

Por una parte, los autores de Fu alababan el poder monárquico presentando las narraciones exquísitas sobre el paisaje, por otra parte, como la mayor parte de los autores eran  letrados o eruditos, dependían del apoyo financiero de los aristócratas, y por otras razones, el presentar un Fu muy bien escrito era un atajo eficaz para lograr buena fama y para pillar un buen puesto en el gobierno, en este sentido los autores no escatimaban esfuerzos para alabar, para lisonjear con páginas que cantaban las realizaciones del emperador y la gloria del imperio, con objeto de lograr más patrocinio por parte del superior. En cuanto un estilo literario, una forma de arte escrita que reproducir la belleza de la naturaleza ya se convirtió en una manera para conseguir esceno a la clase superior y, así los Fu que salieron de la mano de este tipo de autores inevidablemente tenían un tinte político muy espeso.    

 

Aunque los letrados de aquel entonces ya podían servir en el gobierno gracias a su aptitud y a la gran ciencia que obtenían mientras formaban una nueva clase dominante en la sociedad tradicional, eso no quiere decir que tenían garantizada su posición política. A veces, tenían que depender del apoyo por parte de la famila real o de los magnates; pero a veces se veían obligados a oponerse a la clase social  privilegiada, como los eunucos o los parientes colaterales de la madre o de la esposa del emperador. Por lo tanto, la carrera oficial de aquellos letrados no siempre marchaba viento en popa. En cuanto se sentían desilusionados en los círculos oficiales o en cuanto cayeron en desgracia, revelarían en sus escritas la gran tristeza que sufrían. O expresaban el descontento ajeno, o lamentaban su  npropia desgracia en la política, y también mostraban su deseo de aislarse de la sociedad y el anhelo que querían salir de tal situación difícil. Entonces, en vez de siguir preocupándose por la política, volvieron a desviar la atención en sí mismos. Para ellos, el paisaje que veían ya no simbolizaba la autoridad del emperador ni la prosperidad del imperio, sino un asilo tranquilo que les ofrecía amparo contra los conflictos políticos.

 

Por supuesto en Las Elegías de Ch’u se veían poetas como Chiu Yuan y sus colegas que vivían en el retiro después de sufrir muchos tropiezos en la carrera oficial. Sin embargo, como no podían vivir sin pensar en el rey, o sin meterse en los asuntos políticos, siempre sentían tal angustia que casi no podían respirar. Pero para los autores de los Fu de Han, lejos de estar obsesionados por las ideas pesimistas después de fracasar en la política, se pusieron a buscar una nueva salida emocional para que sentirse mejor. En este sentido, volvieron a manifestar más vivo interés por saber cómo salvarse sanos y salvos de las peleas por el poder; así que luego podían disfrutar del gran placer de vivir con plena libertad como un ermitaño en la naturaleza.

 

El pensamiento que presentaron los autores de Fu de Han sobre que uno podía salvarse de su vida mientras lograba su propia felicidad y serenaba el ánimo en la naturaleza no tenía precedentes en los poetas de Las Elegías de Ch’u. Los autores de Fu de Han tenían una mente más libre y abierta que sus predecesores, porque vivían en una época donde empezaba a brotar la idea de conciencia de sí mismo ( self-consciousness )

 

En vez de siempre unir firmemente su propio destino junto con todo el país y con el monarca, los autores de Fu creían que uno debía romper  las ataduras mentales, debía preocuparse más por su propio futuro cuando fracasó en la carrera política mientras valoraba más el significado de la vida y la importancia de la existencia de cada uno. Para ellos, a una persona sensata o juiciosa no le hace falta aferrarse demasiado a su posición política o insistir en dedicar toda su lealtad al monarca hasta suicidarse en el campo cuando el gobierno fue derrocado.

 

Para ellos, la naturaleza debía ser un buen lugar donde uno anduviera a sus anchas y depositara su esperanza. Al principio, vivir retirado en el bosque o en la montaña, para los letrados de la dinastía Han era una forma de demostrar su descontento y la protesta indirecta contra la situación politica actual; pero poco a poco, a medida que pasaba el tiempo, cuando estallaban cada vez más disturbios por todas partes, en las postrimerias del imperio, la naturaleza desempeñaba su papel como lugar de refugio.

 

A partir de la dinastía Han de oeste, sobre todo, surgieron numerosos letrados que preferían dimitir el cargo y huyeron de los círculos gobernantes, uno tras otro. Estaban tan ansiosos por salir del gobierno y por exiliarse en el campo porque necesitaban guardar distancias con aquellos eunucos que no dejaban de intervenir en los asuntos estatales mientras debilitaban mucho el imperio; y, más importante, querían mostrar una integridad moral que perteneció exclusivamente a los letrados firmes de carácter, que nunca

conspiraban con los malos, de todas formas. En estas circunstancias, a medida que    aumentaba el directo contacto entre los hombres y la naturaleza, aparecieron cada vez más poemas que describía el paisaje.

 

La característica más destacada de los Fu de Han fue la narración muy detallada. Es decir, se permitía, hasta se alentaba a los autores a describir algo con un lenguaje exagerado y florido. Además, como no se limitó la densidad de este estilo muy apto para la literatura, había fiebre de hacer relatos bastante exhausitivos cuando componían. Por una parte, aunque describir el paisaje no era el mayor objeto para escribir, aún gastaban páginas para explayarlo.

Por otra parte, el motivo de los escritores en este período en general procuraba cómo lucir las habilidades artísticas con gracia, por medio de un nivel de arte estética bastante alto, exagerando mucho cuando describían. A fin de llamar la atención de los lectores sobre sus obras y su talento artístico, los autores o inventaban nuevas palabras, o creaban un vocabulario novedoso para reproducían el paisaje. Se ingenieron para construir un mundo espléndido con palabras delicadas y exquisitas, resultando que una naturaleza reproducida que salía de sus manos, no sólo llevaba un efecto visual deslumbrador, sino que era muy sonora y retumbante al oído. Si usaban demasiado retórica y resaltaban demasiado la forma exterior de una obra sin renellarla con vida, el resultado no era nada más que una pieza artística refinada pero muerta.

Autor: Wang Jung

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