La realidad es construida particularmente por cada ser humano. Según la física cuántica son los pensamientos y los sentimientos de una persona los que crean sus experiencias y la percepción de lo que es real para ella.
Entonces, si esto es así, cómo se podría influenciar positivamente en la gestación de pensamientos y sentimientos sanos en los niños y las niñas que les permitan tener una visión constructiva y favorable de sí mismos y de su mundo cuando sean adultos?
Tal vez, si en la instituciones educativas y en los hogares hubiera una mayor preocupación por crear situaciones para la infancia que brindaran sensaciones de protección y felicidad en las cuales primaran las relaciones satisfactorias y cálidas, tanto con los adultos como con los espacios; poco a poco, se incrustarían en el consciente como en el subconsciente infantil, la percepción, la creencia y el sentimiento de que la vida es agradable, interesante, y valiosa; y tal visión de su mundo y del sí mismo tejida con pensamientos y sentimientos edificantes permitiría que los pequeños construyeran sus realidades futuras de formas gratificantes.
Por ejemplo, en el hogar o en una institución educativa se podría intentar hacer que el espacio sea lo más agradable posible. Entonces, los objetos de decoración o el inmobiliario, uno tras otro, podrían seleccionarse cuidadosamente, teniendo en cuenta la intención por la cual se escogen, esto con el fin de que los niños y las niñas tengan la sensación de que cada lugar ha sido estructurado para que se sientan cómodos, felices, y seguros. El entorno los persuade a pensar y a sentir constructivamente de sí mismos, y de su mundo.
Una herramienta muy útil a la que se podría recurrir para tal fin es el arte. Ésta es sumamente importante porque habla de un modo mucho más directo a las sensaciones más primitivas: la vista, el oído, etc. Así pues, se pueden colocar en todas partes obras de arte que, para los niños y las niñas, signifiquen algo; tanto las obras creadas por los mismos niños como las que grandes artistas hayan creado para ellos.
Así pues, el arte desempeña su papel con los niños en todo momento puesto que les habla, les responde, los solicita en el mundo de los símbolos. Es el mensaje silencioso presente en las pinturas, esculturas, y en cualquier otra manifestación artística que imprime mensajes en el espíritu y lo sensibilizan para la apreciación de la belleza, de la vida, de la creatividad humana, de la laboriosidad, entre otras muchas.
Pensar un espacio para que los niños amen y sientan todo lo que hay en éste, permite que puedan sentir que se les quiere y que se les trata con valor.
Por otro lado, mantener relaciones cálidas y satisfactorias con los pequeños también los capacita para que se vean y se sientan a sí mismos como seres humanos importantes y dignos de ser aceptados y amados; y es esta misma construcción mental y emocional lo que les permitirá tener una relación amorosa y constructiva consigo mismos; que a su vez, les facilitará la creación de interacciones sanas y edificantes con los demás. Es una realidad que se creará partiendo desde los sentimientos y pensamientos que han albergado desde sus primeros años con respecto a lo que perciben y sienten de la vida, y de ellos mismos.
Entonces desde el anterior planteamiento, los educadores como los padres tienen como misión el moldear vínculos positivos con los niños y las niñas en los que prime la aceptación incondicional del ser, la ayuda, la satisfacción de las necesidades emocionales y físicas, la comunicación clara y confiable, el buen trato y el amor, y el favorecimiento del desarrollo integral en todas sus áreas. Por lo tanto, cada situación y acercamiento deben ser pensados para que generen sensaciones, pensamientos y sentimientos que elaboren estructuras de vida que se manifiesten en la realidad personal de cada pequeño una vez sea adulto, porque son estos esquemas de pensamiento y sentimiento los que organizan su realidad, la crean y la materializan.
En conclusión, tanto el entorno como las relaciones contribuyen a la construcción de la personalidad del ser humano y a la creación desde su interior de su propia realidad.
Escritor: Carmen Naydú Novoa Rico