LA ALIENACIÓN EN LA EDUCACIÓN COLOMBIANA: HACIA UN CAMINO DE SERVIDUMBRE

LA ALIENACIÓN EN LA EDUCACIÓN COLOMBIANA: HACIA UN CAMINO DE SERVIDUMBRE

 El sistema educativo colombiano implementa una educación por competencias, donde se apunta a estandarizar a los hombres en una sola línea de análisis, interviniendo en ésta los técnicos o expertos, pues son ellos los que asignan la función de cada joven en la sociedad. Aunque se diga que se debe formar a la persona, lo que se está formado es a un hombre que pasará a ejercer una función –es así como lo ve el positivismo- , esto  nos permite hacernos las siguiente pregunta ¿la estructura educativa en Colombia ve al hombre o simplemente una función? En este escrito trataremos de responder a esta pregunta, mediante algunas bases dadas desde la etiología del conflicto y algunos autores que nos permitirán entender esta visión entre ellos Hannah Arendt y Friedrich  Hayek.

Siguiendo la línea argumentativa que nos hemos trazado, se parte de ver al hombre y su vocar, pues no se puede entender una educación si no está la sindéresis presente, la vocación constituyendo el caminar del joven que se está educando, no se trata de dar un conocimiento para que la razón lo capte, el conocimiento debe ir acompañado con un fundamento en la realidad que también participe la persona humana, para que el conocimiento no sea una técnica que tecnifique la realidad y a los hombres como lo hizo la economics´ imperialism.

La educación por competencias ha generado en el estudiante una alienación que no le permite ver con claridad sus talentos[1], pues ésta le inculcó que solo servía para una sola cosa, a pesar que su vocar le esté dictando el bien que le beneficia a él, entonces se observa que en este tipo de educación hay una especie de confrontación –si así se puede llamar- entre la sindéresis y la función positivista, aquella guiada por los técnicos.

Por otro lado, el modelo educativo colombiano debe salir de ese totalitarismo que ha establecido la regla para seleccionar la acción social preferida[2], donde solo pueden triunfar los que son seleccionados dentro de este proceso que proyecta al hombre en una sociedad construida para  un fin elegido por unos y no elegido por cada persona desde su vocar. El totalitarismo no solo es desde la política, también se construye desde la educación, la cual es la base de una sociedad, es allí donde se fundamenta al hombre con el fin de iniciar un recorrido en este camino llamado vida, y, a su vez debe concientizarse –como lo dijo Heidegger- que es un ser para la muerte, pero sería catastrófico conocer esto sin que el hombre pueda encaminar su persona al fin propio, guiado por la acción de su propio conocimiento (Alpiniano García, p. 198)

Se puede observar que este proyecto educativo, se ha diseñado para excluir al otro, dentro de este sistema a veces se dificulta entender que el otro existe, ¿por qué pasa esto? Ello sucede porque no se ha inclinado hacia una educación que se salga de lo funcional, esto quiere decir ver al hombre como una función, donde pueden decidir por él y pensar por su persona humana. Los fracasos presentados a nivel académico y disciplinario en los estudiantes son la muestra de lo que se ha expuesto anteriormente. Las cualidades y talentos son vistos como algo místico, cosas que no se pueden medir mediante el número, en consecuencia no tiene mérito resaltarlo dentro del proceso educativo del joven. Se mide a través de la estándar y la media, conjugando la intelectualidad y el talento del estudiante, si no se está dentro de esta medición difícilmente habrá lugar para el joven en la sociedad.

Frente a esta problemática se han planteado soluciones significativas una de ellas se ve expuesta desde el pensamiento de Hayek cuando dice solo si reconocemos a tiempo el peligro podemos tener la esperanza de conjurarlo[3] y ¿cómo se podría conjurar? Esto se lograría si se reconoce que cada uno tiene un  yo un vocar, con el fin de poder extrapolar y ver que el otro tiene necesidades, que llora, que ríe y ha proyectado un fin. No se debe ignorar el peligro, y se cree haberlo vencido con la implementación de fórmulas y foros que solo ven el problema desde la externalidad y no desde la raíz.

La solución que nos plantea Hayek es importante y valiosa, pero Hannah Arendt también nos plantea una salida desde lo más humano desde la misma condición humana cuando nos dice La acción única actividad que se da entre los hombres sin la mediación de cosas o materia, corresponde a la condición humana de la pluralidad, al hecho de que los hombres, no el Hombre, vivan en la Tierra y habiten en el mundo[4] no es un hombre son los hombres esa pluralidad que busca reconocer la mismidad y que el espacio que ocupamos debe construirse bajo parámetros que tengan presente a la persona humana, agrega Hannah Arendt  La pluralidad es la condición de la acción humana debido a que todos somos lo mismo  es decir, humanos y por tanto nadie es igual a cualquier otro que haya vivido, viva o vivirá.[5]

Finalmente concluimos que la educación es un punto importante que demuestra si decidimos, si amamos al mundo lo suficiente como para asumir una responsabilidad por él, y de esa manera salvarlo de la ruina inevitable que sobrevendría si no apareciera lo nuevo, lo joven.[6]

Gustavo Adolfo Arango González



[1] Frente a esto el profesor Alpiniano García expone; es la genuina represión, causante de la neurosis real (…) impone la enfermedad radical del ser humano, su alienación. García-Muñoz,  J.  A., El  tomismo  desdeñado p.199

[2] Ibid., p. 197

[3] Hayek. F. (1976), camino de servidumbre, Madrid, Alianza. p. 29

[4] Arendt. H. (2009), la condición humana, Buenos Aires, Paidós. pp. 21-22

[5] Ibid., p. 22

[6] Arendt. H. (1996), Entre el pasado y el futuro. Barcelona.

Los comentarios están cerrados.