La principal virtud del docente

El ser humano va adquiriendo ciertas virtudes a lo largo de su vida, éstas (junto a sus vicios) permiten definir el tipo de persona que uno es y será, de este modo, alguien que se caracterice por mentir será definido como un mentiroso, y por el contrario, alguien que se caracterice por decir siempre la verdad será catalogado como honesto.

Las virtudes en el ser humano pueden estar de forma explícita o implícita, el hombre puede reconocer sus virtudes o simplemente usarlas sin nunca darse cuenta que las posee, la ventaja de conocerlas está en el reconocimiento de la escala de virtudes, lo que le permitirá comprender cuales son sus virtudes principales y secundarias. Ahora la pregunta es la siguiente: ¿Para qué sirve conocer cuál es la virtud primaria y las secundarías del hombre? La virtud principal es aquella que está en la cima de todas, si algo falla con ésta, la persona corre el riesgo de que las virtudes secundarias no funcionen de forma correcta, la virtud principal es aquel pilar que permite mantener la estabilidad de las secundarias, de esta forma, comprender la virtud principal del docente permitirá conocer el fundamento que hace posible el uso de todas las demás.

Al definir al ser humano en función de su ocupación se debe conocer la naturaleza de la profesión, y luego relacionar las virtudes del ser humano con la profesión que ejerce, de esta forma, para comprender las principales virtudes del docente se es necesario comprender la naturaleza de la educación, luego relacionar las virtudes del docente en función a la educación, antes de comprender cuales son las virtudes principales del docente se definirán los conceptos de educación y de virtud.

La naturaleza de la educación encuentra su característica distintiva en la comprensión de la realidad, educar significa permitir que se conozca lo desconocido, de esta forma, al adquirir un nuevo conocimiento se está ampliando la información sobre la realidad. Educar requiere del reconocimiento de dos axiomas: La existencia y la conciencia, éstos demuestran que la existencia existe y que se posee una conciencia capaz de reconocer dicha existencia, cualquier intento de negar los axiomas se convierte en una contradicción, debido a que la única forma de negarlos es fuera de ellos, es decir, negar la existencia mediante la no existencia y la conciencia mediante la no conciencia.

El acto de educar siempre mantendrá los axiomas implícitamente, cuando se aprende un nuevo conocimiento se está usando la conciencia para adquirirlo y la existencia para confirmar que dicho conocimiento existe, por lo tanto enseñar algo que este fuera de la realidad no es educar, no se puede educar con mentiras y fantasías, dado que la educación implica basarse en los hechos de la realidad (en lo que existe) para ser aprendido.

Desde la esencia de la educación se pueden definir aquellas virtudes que un profesor posee, las que permitirán comprobar si puede ser catalogado como un buen docente. Una virtud sirve como un medio para un fin, es un puente entre el ser humano y los valores que desea alcanzar, si se quiere obtener la verdad será necesario tener la virtud de la honestidad, si se quiere mantener la fidelidad sobre los propios principios será necesario tener la virtud de la integridad, si se necesita darle a cada uno lo que merece será necesario tener la virtud de la justicia, etc. En el presente artículo se expondrán 3 virtudes consideradas como secundarias (no por aquello sin importancia) y la virtud principal.

La naturaleza de la educación exige la comprensión de la realidad evitando modificaciones, alterar un conocimiento y estar consciente de que dicha alteración no corresponde a la realidad tal cual es, implica una de las faltas más graves que un docente puede cometer, esto significa falsear un conocimiento de la realidad para presentarlo de una forma que realmente no es, dicha falta aumenta cuando el docente enseña el conocimiento errado, las consecuencias de tal acción pueden ser lamentables, el estudiante pensará que tal conocimiento corresponde a la realidad pero al intentar ponerlo en práctica no obtendrá los resultados esperados. La honestidad es un medio para un fin, comprender la realidad y enseñarla como corresponde (sin falsear conocimiento alguno) es la finalidad y recompensa de ser honesto.

Ser honesto implica mantener los ideales propios como inquebrantables, no se puede ser honesto con los demás si no se es primero con uno mismo, enseñar aquello de lo que se está seguro es ser fiel a los propios principios, por lo tanto ser íntegro es una virtud inherente de todo docente honesto. La diversidad en los modos de aprendizaje y enseñanza implica desarrollar una virtud rara vez considerada, para educar es necesario comprender una serie de estrategias de enseñanza y aprendizaje, pero éstas dependen de un principio fundamental y necesario: la justicia. Un docente debe saber juzgar todo aquello que enseñará, cómo lo hará y a quién estará dirigido, juzgar significa darle a cada uno lo que se merece, un docente justo buscará una estrategia de enseñanza distinta si ve que la utilizada no cumple con sus expectativas, el buscará enseñarles a sus estudiantes el conocimiento que se merecen, buscará la forma más adecuada para entregarlo y se asegurará de que aprendan.

Estas virtudes se desprenden de la racionalidad, virtud que utiliza la razón como herramienta principal para adquirir conocimiento, la razón es el único medio que tiene el hombre para comprender lo que existe, es por esto que la facultad de la razón es la característica distintiva del ser humano, la racionalidad es el uso de la facultad de la razón para comprender la realidad, de esta forma, todas las virtudes del hombre están fundamentadas por el correcto uso de la razón, para ser honesto se requiere saber de qué es lo que se es honesto, para ser íntegro se requiere comprender si nuestros principios están fundamentados en la realidad, para ser justo se es necesario basarse en criterios de la realidad para aplicar justicia. Por lo tanto el docente que utilice la razón como su herramienta principal para comprender la realidad, que ame la verdad, que sea fiel a sus principios y entregue lo que conoce de forma justa a sus estudiantes tendrá los pilares para ser catalogado como un buen docente.

Escritor: Juan wedel

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