Estamos frente a un tema que se ha vuelto común en el último tiempo, los padres que pierden autoridad frente a sus hijos, se habla de una generación rebelde, que no sabe escuchar, que quieren todo cuanto ven, pero resulta importante analizar qué es lo que estamos haciendo mal como padres, me he detenido en esto y me he dado cuenta que el mayor error es entregar en forma inmediata todo lo que nos demandan nuestros hijos, gracias a ello, los niños pierden la posibilidad de aprender a esperar (desarrollar la paciencia), de saber que las cosas tienen un costo, aprender a darse cuenta que nuestras acciones si son buenas tienen una recompensa y si no son correctas, tienen una consecuencia.
Existe un factor clave frente a todo esto que acabamos de mencionar y es la culpa que poseen los padres por la falta de tiempo que se le entrega a los hijos, el trabajo actualmente demanda la mayor parte de nuestro tiempo y es por ello que cuando estamos con nuestros hijos, queremos suplir el tiempo perdido con cosas materiales, pero el tema trae consigo las consecuencias antes mencionadas y a eso se añade la carencia de afecto existente y por ende todo esto se convierte es un círculo de consecuencias negativas, con el simple hecho de no saber disfrutar a nuestros hijos con panoramas simples, entregando cercanía y afecto, con simple juegos en la naturaleza, un partido de fútbol una tarde de playa, entro otros.
Sin embargo, lo que se ofrece actualmente es el consumismo, frente a ello el miedo a enfrentar un ataque de manipulación por parte de los niños, nos hace vulnerables a caer en la mala enseñanza, que es entregar todo para que el niño no sufra, sin darnos cuenta que a largo plazo la consecuencia será nefasta, pues estamos formando personas sin tolerancia a la frustración, egoístas, insensibles, a que sólo piensan en sí mismos y en el beneficio propio, sin conocer otra manera de vivir, puesto que no se les enseñó otra. El amor que sentimos por nuestros hijos es inmensurable, a tal nivel que queremos que ellos sean felices, pensando solamente en el presente, sin pensar en las consecuencias del futuro, queremos lo mejor para ellos, sin embargo no les estamos entregando las herramientas necesarias para que ellos se desenvuelvan como personas de bien. Pensemos que en algún minuto de la vida, los padres no estaremos junto a nuestros hijos para darles todo lo que desean y el apoyo que requieren, pensemos en el futuro sin dejar de lado el presente.
El control de todo lo tenemos nosotros mismos como padres, enseñemos a nuestros hijos a esperar, a actuar de buena forma, expliquémosles el porqué de las situaciones, muchas veces les negamos sin entregar una explicación clara y concisa, cuando deberíamos dejar en claro una respuesta que satisfaga sus preguntas, que tenga un sentido para ellos y que aprendan a comprender situaciones, a darse cuenta que todo tiene una explicación y que no es sólo voluntad nuestra negarle las cosas.
Realmente la clave de todo está en nuestras manos, debemos saber llegar a acuerdos con nuestros hijos, hacer tratos en beneficio de ambas partes, explicar y no dar soluciones inmediatas (haciendo los gustos en todo momento), debemos premiar sus logros, pero no solamente con cosas materiales, también son bienvenidos los gestos afectivos; felicitaciones, elogios, abrazos, juegos, dedicarles tiempo, esto es lo valioso de ser padres, son cosas sencillas las que engrandecen los lazos entre padres e hijos.
Como docente, conozco casos cercanos en que los padres no saben cómo controlar la conducta de niños de 4 a 5 años, padres totalmente derrotados por no saber qué hacer frente al comportamiento de sus hijos, reciben a diario quejas de las educadoras en donde solamente les entregan información de la mala conducta, sin entregar claves y herramientas para orientar a estos padres desesperados. Es fundamental que en los establecimientos educacionales existan protocolos para la orientación de todos los apoderados, especialmente de pre básica, que es la edad en que se les entrega la base a los niños para ser mejores personas en el futuro. Escuela y familia deben ir de la mano en la educación de valores, de esta forma se conseguirán mayores y mejores resultados, los apoderados deben sentir el apoyo por parte de los docentes, para lograr mantener el control sobre la conducta de los menores.
Escritor: Isabel Rodríguez
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