La Real Academia de la Lengua Española, define a la Crítica como “lo que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc.” Google lo presenta como un verbo que supone examinar y juzgar o expresar opiniones negativas.
Si combinamos estas definiciones podría decirse que la Crítica es la expresión pública de opiniones y juicios. Ahora bien, ¿en qué radica que dichas opiniones sean positivas o negativas? Pues, en quien las reciba, esto es sobre quién son hechas.
Un artista que recién ha lanzado su obra, espera con ansia “las críticas” tanto del público como de los llamados expertos, porque serán estas las que les den relevancia a su trabajo y en cierta forma validen o no todo cuanto hizo. En otras palabras, espera la aprobación.
Regla 1: No Critiques
¿De verdad necesitas tanto la aprobación de un tercero para reconocer o entender si hiciste bien o mal tu propio trabajo? En la exposición pública, sólo hay dos manifestaciones posibles: la satisfacción o la frustración. Cuando las opiniones te favorecen, hasta lo amargo sabe dulce pero, cuando es al revés te desmoralizas, te enojas y desprecias todo cuanto te rodea.
Cuando quieras criticar, recuerda cómo se siente porque todos los seres humanos nos enfrentamos a las mismas reacciones.
Por su parte, al referirse a Condenar, la RAE dice lo siguiente: “reprobar algo que se tiene por malo…, culpar…, cerrar permanentemente…” y Google ofrece esta definición: “Imponer una pena a una persona por considerarla culpable de un delito o una falta”
Se puede decir entonces, que Condenar es la acción de culpar de forma permanente algo que se reprueba. Estas son duras palabras cuando se piensa que el depósito de tal condena podría ser uno mismo, ¿y si así fuera?
Existe una promesa de alivio cuando se establece un juicio en contra de los criminales que son condenados al encierro dentro de un lugar sin libertad como la cárcel, pero existen en el mundo muchas otras formas de juzgar, sentenciar y encerrar a una persona que no son visibles.
Regla 2: No Condene
El perdón no es sinónimo de debilidad ni tampoco un rasgo de torpeza en las personas, sino la única llave que libera a los presos de su encierro emocional y espiritual. Cuando perdonas a tu agresor, te liberas a ti mismo del vínculo que te ata al sentimiento negativo que te causó en primer lugar. Libérate del dolor, libérate de la condenación.
Por último, Quejarse es definido por la RAE como: “expresar con la voz el dolor o la pena que se siente…, manifestar inconformidad con algo o alguien”. En otros lugares, se menciona que es la expresión del resentimiento.
¿Qué tan agradable resulta escuchar a una persona protestar negativamente sobre todo una y otra vez? ¿Cuánto puedes durar en compañía de alguien que siempre expresa dolor?
Regla 3: No se Queje
La queja que viene del dolor es válida, porque se entiende que el dolor no será eterno. Entonces, ¿por qué perpetuar la queja luego que el dolor se ha ido? Despréndete del dolor para que termines con la queja.