¡TODO POR UNA CLAVE!

 iPad, tablet , USB, celulares, web, internet, redes, wikis y un montón de cosas más que jamás terminaría de nombrar, son algunos de los artículos por así decir que hoy por hoy nos acompañan de diversas maneras para facilitar nuestra existencia ya que logran mejorar la comunicación, el desempeño, las posibilidades académicas, publicitarias, de salubridad, higiene, prevención etc.… Lo anterior a tan solo un clic. En fin, desde que la tecnología se apoderó de nuestras vidas…….. todo cambió.

Algunas cosas se han hecho más fáciles pero otras, oh Dios que dificultad. Hablo de las transacciones en línea, que dolor de cabeza, al parecer solo se da un clic pero cuando nos piden ciertos datos y / o claves quedamos en la nebulosa como dicen algunos chicos. Le sucedió a un estudiante de finanzas y relaciones internacionales, que nombre, bastante carga para un chico recién egresado de la secundaria y en su primer semestre. Pues bien, se dispuso a trabajar durante sus vacaciones para optar por un viaje, solo los pasajes y se encontró con la súper promoción en internet, cabe mencionar en los tiquetes más baratos del mercado según la empresa. Parecía ir bien el asunto, hasta cuando tuvo que pagar por este fabuloso medio que conecta hoy en día todo……….¡la web! Esta le solicitaba la forma de pago por internet, es decir la famosa transacción en línea que únicamente puedes realizar si tienes un plástico que mueve el dinero y de que forma hasta en los más recónditos lugares a nivel mundial – la maravillosa tarjeta de crédito o débito.

Oh sorpresa, ni él ni sus progenitores manejan tarjetas débito o crédito, si, ninguno y en pleno siglo XXI dirían muchos «horror», pues no, aún existen muchísimas personas que no lo hacen. En fin la historia es que la ganga era de ya para ya, por lo tanto había que cancelarla en el mismo instante, hablo nueve de la noche, viernes y ningún banco está abierto para cancelar en efectivo como naturalmente se hacía hace mucho tiempo. Ante la nueva eventualidad entonces recurre a otro familiar que a su parecer posiblemente manejaba tarjeta débito, solucionado, pensarían todos los que a diario leen o están interesados en informarse por lo menos, pues no, en el momento de ingresar todos los datos, se solicita una clave bancaria que por supuesto no tenía la persona a la que recurrió en su afán de viaje.

Histeria total, tanto de nuestro joven por querer viajar en avión, y de la persona al otro lado de la línea que estaba haciendo el favor por medio de su tarjeta. Alternativas, llamar a la empresa pero nadie atendió, insistir a la otra persona pensando tal vez en la clave de sacar dinero, tampoco esta persona tenía afortunadamente muy claro que este tipo de información jamás debe darse por este tipo de medio, insistió una hora más pero no logró concretar nada perdiendo la oportunidad de viajar en avión (era su primer vez), gastar menor tiempo, tener mayor seguridad que en carretera, comodidad. Todo por las venditas claves.

Este tipo de empresas que ganan tanto haciendo este tipo de ofertas, deberían pensar un poco en el gran número de seres humanos que aún no tienen acceso o prefieren no tenerlo, de este tipo de objetos que disque facilitan tu vida, llegaría a afirmar que es bastante el flujo de dinero que pierden por no tener en su visión mercantil incluidas este tipo de personas que necesitan de mayor tiempo, espacio y entendimiento para realizar este tipo de transacciones. Por el contrario se asume ahora desde lo global y su teoría que todos deben acomodarse a lo que ellos llaman universalización y seguir el ritmo, como siempre una gran mayoría no lo alcanza y finalmente pierden oportunidades que

trasladadas a la vida real y al diario vivir se convierten en falta de opciones para la misma minoría de siempre. «Igualdad», palabra ya muy coloquial que retumba en la cabeza de los que irónicamente no logran lo que quieren.

Al final, decidió viajar por carretera!

Escritor: Nancy Sepúlveda