ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD

Para comenzar, el hombre desde los principios de la humanidad ha sido el gran protagonista de cuantos acontecimientos se han presentado en las diversas épocas sociales.

Al margen de ésta temática, es pertinente remontarnos al inicio, al hecho de la concepción, momento en el cual comienza a forjarse el desarrollo de la vida de un ser humano, al respecto conviene exponer, de acuerdo a los términos que obedecen a la Biología “la concepción se trata de la fusión de dos células sexuales para dar lugar a la célula cigoto, donde se encuentra la unión de los cromosomas del hombre y la mujer”.

Consecuencialmente a esto, sobreviene el nacimiento, instante en el que la persona toma su propia individualidad y comienza a materializarse tanto los derechos como las obligaciones, entendiendo “persona” tal y como lo contempla el Artículo 33 del Código Civil, allí claramente no se hacen distinciones de edad, sexo, estirpe u otra condición que pueda resultar subjetiva para comprender natural o jurídicamente la particularidad de los seres humanos, es pensada como sujeto titular del libre albedrío, peculiaridad que genera sin excepción, consecuencias que se verán reflejadas en el actuar. (Artículos 90 y 1019 Código Civil).

Con este suceso se consolidan los atributos de la personalidad, lo que de manera inexorable despliega la capacidad de pertenecer a un Estado Social de Derecho, singularidad suficiente para iniciar el ejercicio de sus deberes y facultades de manera individual, indisponible e imprescriptible, características propias de estos atributos, acontecimiento que emerge y se extingue conforme a la existencia de cada sujeto en particular.

Llegado a este punto, son esencialmente los atributos de la personalidad los que catalogan al hombre como único, capacitado para tomar partido en aquellos espacios que impliquen la intervención activa del mismo.

De aquí que, para la persona tener la potestad de desenvolverse de acuerdo a las necesidades habituales, estos atributos son ineludibles, pertenecientes a todo ser humano sin tener en cuenta cual sea su condición, es más, la existencia de la persona no surgiría sin ellos, son una de las cosas que el hombre extrañamente no puede disponer de ellas ni aun siendo el único titular de los mismos, que ni el paso del tiempo lo exonera de esta condición, básicamente, son imprescriptibles, intransferibles e inembargables.

Es interesante ahora, mencionar cuales son los tan nombrados atributos de la personalidad:

1. NOMBRE: Atributo compuesto por el nombre de pila y los apellidos, el nombre permite tener una identificación propia para los diversos actos que se asumen, pero aparte de ser un atributo se instituye como un derecho de índole constitucional, de acá que su importancia sea respaldada por la Carta Magna en su Artículo 15 con el Derecho al Buen Nombre o Habeas Data.

2. CAPACIDAD: Es el conjunto de aptitudes que reposan en una persona para llevar a cabo todas las acciones que conduzcan al cumplimiento de sus cometidos, es la cualidad que definitivamente lo lleva a ser responsable de los actos que ejecuta, los cuales serán relevantes o no a nivel jurídico dependiendo del alcance que tengan para interferir con el otro, o inclusive podrá ser un detonante en la aplicación de la justicia cuando transgreda los lineamientos legales y sociales, por lo tanto, es un atributo que aunque es netamente propio de cada individuo, tiene sus limitantes para ser ejercido.

3. DOMICILIO: Es un factor que comprende varias connotaciones, puede estar relacionado con el lugar donde la persona generalmente permanece o habita, espacio que también podrá ser tenido como residencia, es la referencia que se difunde a personas o entidades para la recepción de correspondencia o cualquier información que sea de carácter personal, para terminar, es la condición que establece cual es el territorio donde la persona está en competencia para ser parte de un proceso judicial.

4. NACIONALIDAD: Principalmente, este factor es el que arraiga a las personas a su territorio, al lugar donde es respaldada por su Estado para la defensa de sus derechos y para la regulación de sus actos, la nacionalidad es lo que permite adquirir una ciudadanía, y aunque es propia del lugar de nacimiento puede ser la conexión de una persona con uno o varios países, es posible contar con varias nacionalidades al tiempo, ya dependerá de los países involucrados y las normatividad aplicada por ellos para concederla.

5. PATRIMONIO: Este atributo fundamenta el conjunto de activos y pasivos que posea una persona, pueden ser tangibles o intangibles, es la facultad de disponer de las cosas, acá media mucho la voluntad de las partes en lo que a negociaciones se refiere, ya que son bienes susceptibles de estimación económica, el patrimonio no sólo se ciñe a los bienes particulares, sino que puede extenderse a bienes públicos, por esto, es posible la existencia de patrimonio cultural o de la humanidad de acuerdo a las representaciones que posea.

6. ESTADO CIVIL: Es exclusivo de la persona natural, lo que explica este aspecto es la posición de los seres humanos, es decir, si su estado es de soltería, divorcio, viudez, matrimonio, entre otros, los cambios que generan las decisiones de las personas durante una situación en pareja y de este modo comienzan a constituirse derechos individuales o sociales, de acuerdo a los tipos de sociedades que se formen, ya sean conyugales o patrimoniales, la primera para el matrimonio y la segunda para las uniones maritales de hecho, además, de que establece directamente los alcances del parentesco.

Para culminar, la personalidad es determinante, es el gran conjunto de cualidades o atributos con los que cuenta innegociablemente una persona, es lo que le da a cada individuo su sello de distinción frente a los demás hombres, y aunque es un tema de alta subjetividad permite fijar una conducta como “correcta o incorrecta” de acuerdo a unos lineamientos de comportamiento aceptados o repudiados por la sociedad, en conclusión, los atributos de la personalidad permiten que las personas hagan de sus actos situaciones importantes y valiosas y decidan formarse cada vez como “mejores” personas.

Escritor: Catherine Franco Hincapié