CLAVES PARA POTENCIAR LA PRODUCTIVIDAD LABORAL

En un mundo cada vez más demandante, las personas y empresas apuntan a sacarle el mayor provecho a sus días para cumplir sus objetivos de trabajo. A continuación describiremos diferentes formas de potenciar la productividad laboral desde la perspectiva de los empleados y las organizaciones.

¿Qué pueden hacer los empleados?

Para lograr ser más productivo en el trabajo, el empleado debe revisar y adoptar nuevos hábitos que le permitan hacer un uso más eficiente de su tiempo.

Una buena forma de comenzar la jornada es ejercitando el cuerpo incluso antes de llegar al sitio de trabajo. Por ejemplo, se recomienda levantarse temprano y trotar durante media hora, bailar con mucha energía o practicar yoga. Estas prácticas provocarán vibraciones positivas tempranas que generarán una actitud más fuerte y voluntariosa de cara al trabajo.

Seguidamente, el empleado puede aplicar la estrategia de llegar a su puesto de trabajo unos minutos antes de la hora de inicio, esto le permitirá comenzar a trabajar antes que los demás, concentrarse exclusivamente en sus deberes y evitar distracciones innecesarias como saludos, llamadas, etc.

Luego de llenar el cuerpo de energía y ubicarse en su estación de trabajo sin distracciones, es hora de que el trabajador tome de 20 a 40 minutos para planificar su día. Este paso es clave para hacer un uso eficiente del tiempo porque definir una buena agenda permitirá priorizar los asuntos más importante y urgentes, sobre otros que pueden esperar.

Finalmente, se recomienda trabajar en los temas más difíciles durante las primeras horas de la jornada, atender un tema a la vez y descansar cada cierto tiempo, durante 15 o 20 minutos, para recuperar energías.

¿Qué puede hacer la empresa?

Es bien sabido que parte de la motivación de los empleados con su trabajo depende de la empresa en sí, por lo que es necesario que ésta les garantice:

  1. Un buen ambiente de trabajo: Esto no sólo se refiere al sitio físico, sino también a las políticas de trabajo. Un empleado cómodo y satisfecho con su posición y dinámica dentro de la compañía tiende a desempeñarse mejor que uno que no lo está.
  2. Una sólida cultura organizacional: Ella debe incluir valores y normas justas que hagan que el trabajador las acate y se sienta identificado con la organización, al punto de que pueda defenderla dentro y fuera de sus instalaciones.
  3. Motivación: No sólo se trata de la contraprestación económica, sino también de beneficios, reconocimientos y oportunidades. Un buen seguro laboral, un reconocimiento por su desempeño, y la posibilidad de crecimiento profesional pueden ser el norte a seguir para el personal.
  4. Definición de metas: Un trabajo guiado por objetivos alcanzables y medibles, en contraposición a una rutina repetitiva, puede orientar a mejores resultados, porque incentiva más un logro determinado que verte haciendo exactamente lo mismo durante todos los días laborables del año.
  5. Roles adecuados: Cada empleado tiene habilidades particulares y tareas en las que es mejor que otras. Explotar las fortalezas de esos trabajadores –sin cerrarles la posibilidad del cambio, para evitar encasillarlos en un rol– se convierte en una oportunidad para la empresa.
  6. Participación: No hay algo que le diga más al personal lo importante que es para la compañía que tomar en cuenta sus opiniones. Esto no es sólo un incentivo para él, sino también un chance para la organización de descubrir nuevas ideas, talentos y oportunidades de mejora dentro de sus propias filas.
  7. No discriminación: El trato justo y equitativo para toda la plantilla empresarial, desde los obreros hasta los altos cargos, en conjunto con el respeto a las diferencias y una política de supervisión que nunca pueda ser asociada con abuso o acoso, sin duda son factores que potencian el desempeño laboral.

Una buena recomendación para todos los lectores sería aplicar, desde su correspondiente punto de vista, aquellas claves que se puedan adaptar mejor a sus respectivas dinámicas de trabajo.