La Educación Media Superior en México; ¿Una batalla perdida?

Ante la situación desalentadora de la Educación Media Superior (EMS) en México, podemos adoptar una actitud derrotista o, incluso, fatalista en cuanto al futuro de nuestro país. Ciertamente la realidad en este respecto no es precisamente prometedora y existen enormes retos a vencer. Sin embargo siempre podemos explorar soluciones que, si bien no resolverán la problemática fácilmente, contribuirán al mejoramiento del panorama educativo y social en México. En este breve trabajo, expongo algunos casos y estudios que se han llevado a cabo recientemente acerca de la educación media superior que considero ayudarán a tener un entendimiento más amplio sobre la problemática que enfrentamos de tal manera que sea posible encontrar caminos que conduzcan a soluciones.

De acuerdo con cifras arrojadas en el 2007, el rezago educativo en México asciende a 33 millones de personas incluyendo aquellos que son analfabetas, los que no terminaron la primaria y aquellos que no tienen certificado de secundaria (Yañez, 2011). En el caso particular de la enseñanza media superior, según las cifras del ciclo 1998 – 1999, la matrícula se registró en alrededor de 3 millones de personas con una cobertura de 45.5% para el grupo demográfico de 16 – 18 años de edad y una deserción de 19% (Castañon, Seco, 2000, p.16).

En los datos obtenidos en el 2010 por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, 2012, p. 50) el 41% de los jovenes de 18 a 20 años cuenta con una escolaridad de educación media superior. Podemos, por lo tanto, concluir que la situación en este sentido no ha cambiado demasiado en una década. Este hecho nos habla de la necesidad de hacer y proponer ideas que aumenten la proporción de jovenes que concluyen sus estudios en este nivel.

Sin embargo, para llevar a cabo esos cambios debemos considerar la realidad del estudiante de preparatoria perteneciente al sector popular (la demográfica más poblada en este sector) desde su contexto social y no como una estadística. Para esto es necesario adentrarnos en el entorno de este tipo de estudiante. El estudio de campo llevado a cabo por Guerra (2009) nos ofrece conclusiones interesantes en este respecto.

El estudiante en este nivel se enfrenta a una difícil decisión pues, por un lado, sabe que asistir a la escuela le ofrece un futuro con más opciones de una manera incierta, por el otro, considera que seguir con su formación es costoso, difícil y su resultado no siempre será beneficioso. Estos jovenes no consideran que la educación es una vía real para el mejoramiento de su vida ni para su futuro porque su entorno social les ha mostrado otra realidad. La educación, entonces, es considerada un mito o incluso una charlatanería. Ante tal dilema es más fácil considerarla como un espacio de esparcimiento social; un lugar para encontrarse con amigos, buscar pareja, jugar cartas, fumar, tomar o, incluso, consumir drogas.

¿Cómo podemos cambiar este concepto y restaurar la idea de que la educación es una necesidad real? Una posible salida sería exponer al estudiante a una realidad alternativa a la suya. Como ejemplo, una estrategia empleada por diversas escuelas en los Estados Unidos Americanos la cual es el programa de mentoring el cuál permite que un joven catalogado como ‘en riesgo’ de abandonar sus estudios es vinculado con un adulto que puede ofrecerle asesoría y guía para ayudarle a convertirse en un adulto responsable.

Aunque existen muchos de estos programas en dicho país, no se han llevado a cabo muchos estudios sobre el resultado de su aplicación, sin embargo, de acuerdo con el estudio realizado por Thompson y Vance (2001), si existe una relación entre un mejor desempeño académico y la participación de estos jovenes en programas de mentoring. De acuerdo con el estudio, la exposición a modelos fuera de su entorno social crea conceptualizaciones alternativas a los esquemas socialmente aprendidos en su entorno.

Obviamente una solución de este tipo no es sencilla de llevar a cabo, y debe ser debidamente adaptada a las características culturales y sociales de nuestro país pero puede ser una posibilidad a considerar. Otro hallazgo en el trabajo de Guerra, es la falta de sentido de pertenencia o adhesión a la escuela. En este sentido es importante tomar en cuenta que los jovenes se encuentran en una etapa de búsqueda de identidad. Esta particularidad los hace especialmente vulnerables a las pandillas, los amigos, las bandas delictivas, etc. Usualmente este tipo de grupos desafían a las autoridades y llevan a cabo prácticas en contra de la escuela. Este tipo de grupos crea una falsa idea de afectividad entre sus miembros, de unión y de libertad ante los paradigmas establecidos por las normas sociales.

Esta conducta es perfectamente comprensible cuando el joven ha sido victima de sufrimiento en una sociedad que no lo comprende ni lo toma en cuenta. En este sentido, la escuela debe de cambiar su perfil o concepción en los ojos de los alumnos. La escuela, en su dimensión académica, debe ser entendida, no como un representante de la sociedad que reprime y ejerce normas, sino como una institución vinculada con la realidad en la cual los alumnos pueden encontrar su identidad y su pertenencia en la sociedad. La escuela debe, por lo tanto, desempeñar un rol proactivo, verdaderamente vinculado con la realidad de su comunidad. El conocimiento impartido en las escuelas debe ser claramente entendido como funcional de tal manera que la relación entre la vida real y el contenido teórico de la escuela sea claramente concebida por los alumnos.

En este respecto, la aplicación del aprendizaje en base a proyectos puede surgir como una propuesta didáctica que no sólo acerque a los estudiantes y la escuela con la comunidad, si no que también ayude a crear relaciones sociales fortalecidas, un sentimiento de pertenencia en el alumno y una sensación de auto-satisfacción en el momento en que el estudiante contribuye para mejorar su entorno. En su exploración con este método, la docente Martínez encontró resultados muy positivos no solo en el desempeño de sus alumnos de la escuela “Bernardino de Sahagún” del Instituto de Educación de Media Superior del D.F si no que también hubo mejoramiento en asistencia de los alumnos, trabajo colaborativo y actitudes positivas hacia la educación (2011). A través de un proyecto titulado ‘Mi Comunidad’, los alumnos investigaron las problemáticas que atañen sus comunidades y buscaron posibles soluciones a éstos.

Este tipo de trabajos nos demuestran que en cuestión educativa, específicamente en lo que a las EMS se refiere, no nos encontramos en un mar de oscuridad sin una luz de esperanza. La situación es difícil, eso no se puede negar pero ,como educadores, es nuestra tarea utilizar la investigación y la aplicación para proponer, para buscar, para innovar y encontrar caminos nuevos que nos conduzcan a el mejoramiento de la educación.

BIBLIOGRAFIA
Castañón, R., Seco, R., (2000). La educación media superior en México: una invitación a la reflexión. México D.F: Limusa
Guerra, Ma. I., (2009). La transición a la escuela media superior en jóvenes de sectores populares: entre la inclusión / exclusión social. Consejo Mexicano de Investigación Educativa. Obtenida el 20 de enero de 2014 de, http://www.comie.org.mx/congreso/memoriaelectronica/v09/ponencias/at16/PRE1178428065.pdf
INEE. (2012). La Educación Media Superior en México. Informe 2010 – 2011. México: INEE

Martínez, Ma. S., (2011). Primer acercamiento a la enseñanza por proyectos. Una experiencia de trabajo. Portal Académico IELMS. Obtenida el 22 de enero de 2014 de http://academicos.iems.edu.mx/cired/docs/tg/ColoquioInstitucionalPoe/2Primer_acercamientoM_Socorro.pd
Thompson, L., Vance, L.K., (2001) The Impact of Mentoring on Academic Achievement of At-risk Youth, Friends of the children of Boston. Obtenida el 21 de enero de 2014 de http://friendsofthechildrenboston.org/mentors/articles/Thompson,%20L.A.%20-%20Impact%20of%20Mentoring.pdf
Yañez J.C., Retos de la educación media superior y superior para el futuro de Colima. Obtenida el 18 de enero de 2014 de, http://www.jcyanez.com/.

Escritor: Diana Rodriguez Licona