La Isla Aislada

de la tradición literaria venezolana, entre otros motivos, por su rotundo éxito en ventas; de las pocas en alcanzar la octava edición. Con un estilo policiaco muy particular, impregnado del acontecer caribeño, La Otra Isla narra la investigación del abogado José Alberto Benítez alrededor de la muerte de Wolfgang Kreutzer. Edeltraud Kreutzer viaja a Isla Margarita para averiguar la verdad acerca de la muerte de su hijo, quien aparentemente se habría ahogado en la playa El Agua, hace dos meses.

El Cónsul alemán, Dieter Schlegel, le sugiere que contrate al abogado Benítez quien podría aclarar si en verdad, y como lo decía un anónimo, la esposa de Wolfgang, Renata, y su empleado Richard lo habrían asesinado. El abogado asume, entonces, el rol de investigador privado y comienza a recoger información a través de entrevistas y piruetas burocráticas, para así lograr encontrar la verdad. De pronto, el diario de Wolfgang, que aparece hacia el final de la novela, ayuda a esclarecer, hasta donde la burocracia venezolana lo permite, la verdad de los eventos alrededor de su misteriosa muerte.

Las coincidencias no se hacen esperar. José Alberto Benítez se corresponde en varios datos biográficos con Francisco Suniaga: ambos son abogados margariteños nacidos en La Asunción, los dos migraron a Estados Unidos para adelantar sus estudios y exiliarse temporalmente de la inestabilidad política y económica del país, se les encarga adelantar la investigación acerca de la muerte de un alemán en la playa El Agua, y el resultado de sus investigaciones es exactamente el mismo; un ahogado de quien no se sabe nada. En una ponencia en la Feria del Libro de Bogotá en el 2009, el autor expone las motivaciones que lo llevaron a crear esta historia caribeña que rompe con los esquemas de novela policiaca tradicional: Suniaga, 2009).

De este modo, mientras que en la novela policiaca europea, aquellas de Conan Doyle o de Agatha Christie, el investigador siempre logra, con bastante mérito, dilucidar el misterio que se le ha encargado, en la novela policial de Suniaga se transgrede lo esencial de este género: no se puede descubrir la verdad. La deficiencia en el sistema burocrático margariteño, el abandono estatal en el que está sumida la isla, y las formas de la cultura propias del Caribe demandan una narración detectivesca que pueda, a su vez, representar la realidad y la historia de Isla Margarita, que no es más que un microcosmos de toda Venezuela.

Pero no son estas coincidencias biográficas lo que hacen de La Otra Isla una de las novelas representativas de la literatura venezolana. Esta obra se nos presenta como un complejo entramado de discursos que se solapan, se complementan y, a la vez, se contradicen. Su polifonía, en términos bajtinianos, se manifiesta en las voces subalternas que reconstruyen desde lo anónimo y silenciado el pasado y presente de la isla. El discurso histórico, el político, el íntimo, el coloquial, entre otros, construyen esa otra isla que pocos conocen y que se contrapone con la cara turística de Margarita. Esa otra cara que está embargada de tristeza, que se hunde lentamente en una nostalgia inagotable y que, como muchas otras islas del Caribe, lo único que le queda es la soledad y el aislamiento. Como lo expresa el autor en su novela: ”

No obstante, a pesar de que la melancolía y soledad de esa otra isla son transversales a la obra de Suniaga, el contexto en el que está enmarcada genera ese equilibrio extraño tan propio del Caribe. A través de elementos de la cultura margariteña, como las peleas de gallos, el regateo, la pesca, la vida en la playa, los trámites burocráticos, las conversaciones en la plaza, el chisme, el tráfico de influencias, entre otros, Suniaga logra retratar, con un humor particularmente irónico y con una fuerte crítica social, el acontecer de la vida en la isla; su euforia, su violencia y su devenir. Todo esto sumado a la visión europeizada de los personajes alemanes dentro de la novela, quienes, al dar cuenta de sus construcciones identitarias, ponen de relieve la idiosincrasia margariteña reconocida desde la alteridad, desde la diferencia, desde aquel que migra y que se contagia del Caribe, involucrándose, inevitablemente, en un proceso de aculturación.

Con lo anterior, se puede decir que La Otra Isla cumple con los rasgos principales de la que es considerada la Novela Intrahistórica (Rivas, 20), ya que, por un lado, reivindica y propone un discurso historiográfico visto desde los personajes subalternos a través de la apropiación de los géneros de la intimidad, como los diarios, los testimonios y las conversaciones cotidianas. Por otro lado, construye identidades mutables que proyectan las formas propias de la cultura del Caribe; su oralidad y sus tradiciones, al mismo tiempo que expresa, sin pudor, los sentimientos y emociones que caracterizan a la isla. Finalmente, cabe resaltar que La Otra Isla puede bien ser la historia de otras como Cuba, Puerto Rico, e incluso San Andrés, que se debaten en una dualidad histórica e irreconciliable marcada por el aislamiento y la soledad.

Referencias
Lozano, C (2009, agosto 31) Francisco Suniaga y El Pasajero de Truman. [YouTube] Consultado de: http://www.youtube.com/watch?v=5Dk5yKc2Drs
Rivas, L (2004) La Novela Intrahistórica. Venezuela: El otro, el mismo editorial.
Suniaga, F (2005) La Otra Isla. Caracas. Oscar Todtmann Editores.

Escritor: Carlos Enrique Serrano

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