Poco a poco tanto directivas como profesores, padres y estudiantes se han ido familiarizado con lo que se denomina matoneo o con el término en inglés, bullying. Algunos pueden asumir que este tipo de conducta no es algo nuevo y que siempre en los colegios los niños y jóvenes que se diferencian por alguna razón, se convierten en objeto de burla y agresión física y/o verbal por parte de sus compañeros.
Todos podemos acordarnos de experiencias en el colegio donde algunos de nuestros compañeros o nosotros mismos nos vimos acosados por las burlas a causa de nuestra estatura, peso o porque usábamos lentes, teníamos acné o tal vez éramos demasiado tímidos etc. Estas son tan solo algunas de las razones que pueden incitar a los niños y los jóvenes a convertir a uno de sus compañeros en blanco fácil de burlas y ofensas, lo cual es una experiencia dolorosa que puede dejar seriamente marcado a quien lo sufre. Si bien es cierto que este tipo de actitudes no son nuevas, es necesario recalcar que este tipo de comportamiento es preocupante por el mayor nivel de crueldad de aquellos que hacen las veces de víctimarios y el inmenso daño psicológico en las personas que se convierten en sus víctimas.
Hoy en día el matoneo dista mucho de ser un comportamiento casual y espontáneo de burla y ridiculización de los compañeros. Ahora se ha convertido en una serie de ofensas y agresiones que cada vez son mas fuertes y que son proferidas de manera repetitiva y contínua por parte de un individuo o grupo de individuos para que la víctima se siente poco a poco mas asustada, acorralada, rechazada, aislada, destruyendo gradualmente su autoestima y anulándola socialmente en su entorno escolar; un comportamiento cada vez mas cruel e inhumano que puede conducir a un niño o un joven a la desesperación total incluso al suicidio, hecho que ya se ha presentado en países como los Estados Unidos.
En el medio escolar, este tipo de comportamiento es ignorado o asumido algunas veces como una falta disciplinaria o una falta al manual de convivencia lo que implica la respectiva sanción para el culpable o los culpables. Además de lo anterior, otros colegios se han dado a la tarea de programar charlas con especialistas para ayudar a los niños y los jóvenes a informarse, comprender y saber enfrentar este tipo de situaciones en el entorno escolar. Pero a pesar de ello, lo cierto es que se ha vuelto cada vez mas frecuente en las noticias, escuchar o leer sobre casos de matoneo en los colegios y ésto nos puede llevar a pensar que tal vez las acciones tomadas no son suficientes o adecuadas para controlar un problema que hace evidente la inmensa dificultad que implica, hoy en día, para los niños y los jóvenes aceptar, respetar y convivir con la diferencia.
Respetar el derecho que tiene toda persona a ser, pensar y actuar de forma diferente parece tan obvio y necesario que no admite discusión, pero lo que refleja esta conducta denominada matoneo es que la diferencia no es deseable y que la mejor forma de sobrevivir socialmente es pareciéndose a los demás o por lo menos aparentando ser como los demás. Ésto es lamentable porque es precisamente en la etapa escolar donde el proceso de explorar, conocer, ensayar, equivocarse, volver a ensayar y afrontar nuevos retos permite tanto al niño como al joven ir definiéndose y reconociéndose como individuos únicos que pueden enriquecerse a partir de la relación con otros compañeros diferentes en su forma de ser, pensar y actuar, pero la realidad nos está demostrando que la diferencia cualquiera que sea conlleva un gran riesgo a nivel social en el entorno escolar.
Pensar que es una problemática que se circunscribe al ámbito escolar y que es función de las directivas y los profesores controlarla y solucionarla nos llevaría a dejar por fuera un elemento clave, los padres de familia, los cuales pueden ser la mayoría de las veces poco receptivos cuando se trata de autoevaluarse para poder identificar aquellas conductas que sus hijos asumen como modelos en su propio proceso de socialización. El entorno familiar es decisivo en la formación del niño y el joven y son precisamente sus padres quienes constituyen el primer modelo a seguir, por lo tanto tenemos que considerar este factor para poder comprender mejor esta conducta denominada matoneo.
Los colegios son pequeñas sociedades donde los niños y jóvenes continúan su proceso de socialización e interactúan construyendo sus propias reglas, pero pesan mucho el ejemplo que les han brindado los adultos y con ésto quiero decir no solo los padres sino todos aquellos que conforman su entorno inmediato.Destruir socialmente a alguien y con ello afectar su autoestima con la mentira, la difamación, la burla, la humillación, la ridiculización, la agresión en público no es algo nuevo en la conducta humana, muy por el contrario, es más común de lo que nos gustaría admitir.
Aceptar que los adultos se comportan a veces de esta manera es difícil, pero aceptar que nuestros hijos lo hacen con sus compañeros, éso ya exige un mayor esfuerzo. Idealizar a nuestros hijos y pensar que ellos no son capaces de matonear al compañero, que por alguna razón es diferente y no es de su agrado, es natural pero resulta de poca utilidad para comprender y enfrentar el problema. Los colegios y lo que nuestros hijos viven, la forma como interactúan y se socializan es un reflejo de la sociedad en que se desenvuelven día a día, por lo tanto sería conveniente para abordar esta problemática analizar los modelos que los adultos les estamos brindando a los niños y los jóvenes.
Escritor: Nora Arango
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