AQUEL DIA.

Ese día debe llegar. En mi mente siempre he sabido que ese día tendrá que llegar pero prefiero no pensar cuando llegara. Es un sinsabor que no logro descifrar, es un sinfín de cosas y sentimientos que poco a poco alegran mi alma y que por momentos la entristecen. Es como querer tocar el cielo con las dos manos, es como decir adiós sin querer decirlo. Me columpio ahora entre dos opciones, solo dos opciones tengo para decantar.

He sido muy feliz, lograste despertares en mi ser que ya jamás olvidare, y aunque el tiempo pase siempre permanecerá tu recuerdo grabado en mi como un sello imborrable. Siempre anhele un hombre como tú, aquel que fuese capaz de darle valor a una mujer, siempre quise encontrar en mi camino a un hombre así como tú, respetuoso, caballero, leal e inteligente que pudiera traspasar fronteras por amor y pudiera hacerme sonreír y ofrecerme amor sin condición ni reparos. Es así como ahora debo dar gracias a Dios por haberme regalado ese momento maravilloso y especial a tu lado, pues increíblemente soy ahora muy feliz. Siempre supe que tendré que decirte adiós, siempre supe que todo lo que comienza termina, siempre supe que aunque no se planeen las cosas a veces salen mejor de lo que podemos pensarlas. Siempre lo he sabido pero aún no he tomado la decisión.

Aquel día fue un atardecer en donde los arreboles nos miraban extasiados, sorprendidos entonces por la luz y el calor que emanábamos aquella tarde. Vaivén de ternura, de expresiones de cariño que sin palabras se expresaron. En la playa aquella tarde, tú con esa camisa que siempre, me gusto y yo con esa manta transparente que siempre quisiste verme puesta. Sé que todo lo que vivimos ahora nunca más se volverá a repetir, porque los momentos y las experiencias son únicas, e irrepetibles. Eres mi musa y lo más bonito que tengo aparte de la existencia de Dios en mi vida. Eres como la bebida de mi preferencia cuando tengo sed, eres como esa manta cuando tengo frio. Eres esa flor que nunca puede faltar en mi florero. En fin, eres y serás ese hermoso recuerdo que permanecerá en mí.

El amor llega y se va, el amor es un sentimiento para unos, una utopía para otros, pero para mí el amor es solo uno, y existe solo una clase de amor, no es como muchos lo aseguran y lo dicen sin dudar: “Yo te quiero a mi manera.” Que cosa más absurda resulta este concepto, errado además, para mí. Así es la vida, así somos los seres humanos, unos buenos, otros malos, ¿pero quien puede hablar asertivamente de que es lo bueno y que es lo malo? si es que son dos conceptos a veces subjetivos que muy difícilmente se pueden aclarar. Por ello es que el amor lo queramos o no, llega a nuestras vidas cuando menos lo pensamos, llega y se va, ya sea por una cosa o por la otra pero algún día se ira. En algunos casos resulta siendo libertad, pero en otros resulta siendo un dolor indescriptible difícil de superar, y sea malo, bueno o regular lo tomaremos dependiendo de nuestro estado de ánimo, de nuestras creencias, de nuestra estructura mental, de nuestras experiencias y de todo lo conforma nuestro ser.

Bueno lo cierto es que aunque no lo quiera, deberé tomar la decisión de decir adiós, porque aunque me hagas feliz, y aunque yo te haga feliz, existen circunstancias que no nos permitirán proyectarnos ante la vida y no nos dejaran sentirnos del todo libres así como todos los seres humanos merecemos; aquella libertad que a veces nosotros mismos nos negamos, en otras ocasiones aquella libertad que los demás nos la coartan y nos la niegan. Sea como sea debo tomar la decisión, porque merezco ser feliz, porque por sobre todas las cosas quiero ser feliz. No sé lo que tenga que hacer, lo único cierto es que lo seré cueste lo que me cueste, pues a ello vinimos a este mundo, a buscar la felicidad desde todos los puntos de vista.

Escritor: Patricia Garzon Maldonado