Habitando en las ideas de Aristóteles se encuentra la relación entre arte y experiencia, la que se manifiesta a través de una facultad sensitiva primaria otorgada por la memoria, que desde una impresión captada por los sentidos puede afectar al sujeto y constituir una huella en su alma. Que al ser recordada muchas veces genera una experiencia, y con ello la posibilidad de un saber.
Para poder sostener lo anterior debemos determinar que para Aristóteles la memoria y la imaginación comparten una misma parte en el alma1. Delatando un funcionamiento confabulado entre ambas, si pensamos que la operatoria de la memoria se basa en lo pretérito para abastecer a la imaginación mediante objetos que le son propios. Estos objetos son necesariamente imágenes como reproducciones mentales extraídas de un accidente2. Lo accidental es la única manera que poseemos para percibir un presente de por sí inaprensivo, donde la memoria es aún inoperante. Y la condición visual de éste Y la causa es que, de los 3 Haciendo del recuerdo un fragmento casi material.
Siguiendo a Aristóteles, en la ética Nicomáquea, el arte tiene como principio quien lo produce, y dado que el artista construye con imágenes, la imaginación se descubre enlazada íntimament con el arte, confiriéndole una categoría fundamental en su la memoria corresponde a aquella parte del alma a que también pertenece la imaginación; todas las cosas que son imaginables son Aristóteles. De la Memoria y el Recuerdo, capítulo II. Aguilar. Buenos Aires. Lo accidental radica en la afección que colisionó fugazmente con el sujeto para dejar en él un vestigio. Vale decir un impulso o estímulo nos hace recordar, tras este impulso se desatan unos tras otro en una búsqueda que queda sometida a la interiorización del recuerdo según su relación con otros. Este proceso de recordar es una especie de ubicación que sólo pueden realizar quienes, en palabras de Aristóteles, posean la facultad de deliberación.
Aristóteles Metafísica. Traducción de García Yebra. Gredos. Madrid. producción. Esta ilación da pie para que el proceso constructivo se vuelva conciente en el gesto de recordar. Entonces, la reflexión conciente sobre la memoria es el recordar; como un proceso de búsqueda del que se funda la experiencia del artista4. La experiencia hizo al arte5 en su intrincada vinculación con los sentidos, pero esta en sí misma, ya que dialécticamente se opone y complementa con el azar. El azar representa, en la metafísica de Aristóteles, la inexperiencia, pero que a su vez es la fuerza que combina las relaciones de causalidad en el proceso de recordar.
El paso de una cosa a otra, funciona impredeciblemente, por semejanza o contrariedad, por espacio o tiempo, y las analogías que entre ellas surgen se deben al azar, fijando las imágenes en su continuidad. Este requerimiento del azar, es la inclusión del devenir que nunca controlamos6, y participa de la conformación del movimiento volitivo, como presencia necesariamente contraria. Causado por el deseo y la imaginación7 el movimiento se aproxima siempre a un fin, y corriendo el riesgo de acertar o no, a diferencia del intelecto, se desarrolla la experiencia o la inexperiencia. Esta condición voluble corresponde a la susceptibilidad El 8. Siendo el azar el componente de peligro necesario para hacer de un hecho una experiencia, y no su in concreción.
La base de toda forma de conocimiento es la sensibilidad innata que comporta el hombre, que al conservarla en su alma, específicamente en la memoria, la hace experiencia, la Nace el arte cuando de muchas observaciones experimentales surge una noción universal sobre lo 9, da cuenta de que cada observación es una experiencia singular que ha sabido reconocerse, a través del recordar como sistema de búsqueda de relaciones, y ligado a la tradición, en una trama que cubre la totalidad de afectos, siendo capaz de hacerse sabiduría al comportar y propagar experiencia. La obra misma, es algo a experimentar, Me refiero al método de dibujo de M.G. Dibuja de memoria, y Obras completas, Ed. Gallimard, 1961.
Pudiendo resultar principio de una impresión que desencadene su concreción en una 10, requiriendo de este sentimiento afectivo para volver a ser evocado en una constelación emocional. Resumiendo podemos decir que ese estado llamado memoria en los hombres se formula a partir de muchos recuerdos de una misma cosa, que constituyen una Experiencia. La cantidad de nociones particulares que entrega la experiencia hacen formularlas bajo una sola concepción general. Sobre estas concepciones es como a la ciencia y el arte le es posible su progreso.
Los hombres de experiencia saben bien que tal cosa existe pero no saben por qué existe; los hombres de 11 El arte es ciencia porque maneja nociones rigurosas de las causas y por ende es un conocimiento comprendido bajo lo general, es enseñable. El porqué de la experiencia sensible hacer ver qué son, no por qué son.
Como virtud ética y por lo tanto intelectual, el arte, entendida según Aristóteles como disposición productiva (techné) es un modo de ser productivo/creativo acompañado de la razón verdadera y que compone la transición de un cambio de estado de las cosas, de algo que es susceptible tanto de ser como de no ser, pues su principio existe en el que produce y no en lo producido, principia en sí mismo constructivamente para avocarse en un resultado del hacer que es algo distinto del principio que la llevado a ser.
Entonces, la Experiencia no es inferior a la técnica (techné) en la vida práctica, pues la praxis y la experiencia se dirigen al conocimiento de las cosas particulares que se rigen por su pulsión constante a través de la memoria. Siendo ésta la manera como la experiencia contribuye sensiblemente a la sabiduría.
Escritor: Maren Alexandra Ureta Narváez