Con el aporte y participación en el desarrollo del país desde la independencia y luchas sociales de fines del Siglo XIX y principios del XX nace la mujer argentina. Desde temprana edad se la incorporó al sistema educativo, cabe aclarar que todo esto: aporte, participación y educación no tuvo como resultado un mejoramiento notable en su condición al margen de la sociedad; se destaca en esta etapa la mixtura de su raza: combinación de españoles con nativos de esta tierra.
Durante la formación de su personalidad sufrió la influencia de la llegada de inmigrantes europeas que promovieron la acción femenina de radicalidad y compromiso social, en una sociedad que se urbanizó muy tempranamente con problemas: laborales, económicos, de servicios básicos y calidad de vida. Sus primeros ámbitos de acción fueron en la educación, asistencia social, luchas obreras y feministas. De esta forma se conforma una mujer intelectual, profesional, líder política, sindical y feminista que comienza la lucha por mejorar su condición laboral y promover leyes que no la discriminen.
La ideología femenina se forjó con la promoción del impulso de la inmigración europea. En un principio la mujer puso su mirada exclusivamente en la Europa Occidental, con mucha raigambre por lo mediterráneo con cierta admiración y respeto por la cultura anglosajona. Predominó lo europeo y sus distintas disciplinas hasta después de la Segunda Guerra Mundial, momento desde el cual el poder se va trasladando hacia los Estados Unidos.
Ella fue construyendo su identidad sobre la base de un proceso de identificación, es decir, que ha imitado y adoptado modelos de países extranjeros. Si bien hay un tronco de matriz dominante prevaleció la cultura cuyo mandato fue dado por las matronas italianas y las damas españolas; la ideología de libertad, igualdad y fraternidad de las mujeres parisinas en plena revolución francesa y las mujeres de la revolución industrial han servido como fuente de ideario para nuestra mujer. Uno de los grandes logros de la mujer fue el voto femenino en 1947 en elecciones presidenciales y federales, quien gracias a su constancia y lucha desde principios del Siglo XX ha logrado su objetivo.
La mujer argentina tempranamente transformó su rasgo demográfico como efecto de: inmigración, una urbanización concentrada y cambio de patrón reproductivo. Así a mediados del Siglo XX ésta representaba características que fueron alcanzadas más tarde por otras mujeres latinoamericanas. Esto significa que al llegar los años cincuenta ésta se convierte en modelo de copia para el resto de Iberoamérica.
Generalmente hasta los años sesenta, se encargaba de labores del hogar y la crianza de los hijos. Pasada esta etapa la presencia laboral femenina fuera del ámbito doméstico entró en constante cambio. Esto trajo aparejado una mayor independencia femenina, quien poco a poco, fue imitando la forma de vida de mujeres del primer mundo; sin embargo, ésta obtenía ingresos menores que el varón y continuaba ocupando profesiones que tradicionalmente eran femeninas. Desafortunadamente la salud de la mujer de este país tropieza con deficiencias de información notables socialmente, en especial respecto a la salud reproductiva, ya que se han incrementado los embarazos en mujeres de temprana edad, quienes tienen un gran número de hijos.
Se intenta decir con todo esto que la mujer argentina ha ido sufriendo una gran transformación, con lo cual se fueron y se van fusionando las culturas: en cuanto a trabajo, vestimenta y comida, al mismo tiempo que se entrecruzan costumbres de Latinoamérica respecto a música, salud, educación y realidad social. Continuando con su historia y ya en su momento culmine, la accidentada política del país marcada por el fenómeno del Peronismo, trajo como consecuencia una dramática interrupción de la democracia a raíz de la dictadura militar en el periodo de 1976 a 1983. La violenta represión dejó como saldo unos treinta mil detenidos desaparecidos, tuvo como contra partida la organización de mujeres y familiares de las víctimas. Las hoy llamadas Madres de Plaza de Mayo, quienes marcaron un hito en la acción colectiva de mujeres de toda la región y posterior de todo el mundo.
Con el regreso de la democracia los esfuerzos de las mujeres en el ámbito político argentino se vieron reflejados en la creación de instancias especializadas de gobierno, a nivel federal y provincial para la formulación de políticas públicas destinadas a mejorar la condición femenina. En la actualidad funciona un Consejo Nacional de la Mujer y un Gabinete de Consejeras Presidenciales con el mismo propósito. También lograron la aprobación de la Ley de Cupos, la cual obliga a los partidos a llevar mujeres a cargos de representación.
El fenómeno de la Globalización surgió a principio de los años noventa y permitió la eliminación de tabúes en la mujer argentina. El cuerpo femenino comienza a exhibirse con mayor libertad; y con el transcurso del tiempo y de la tecnología la mujer actual toma prestados los aros expansores de tribus africanas, tatuajes de distintas civilizaciones y ropa de todo tipo de etnias con total albedrío.
Hoy en día la mujer argentina es un símbolo de una mixtura de culturas, que nació de las tribus indígenas y se extendió hacia Europa y Estados Unidos, luego a Latinoamérica y más tarde al resto del mundo. Las diferentes realidades que actualmente conviven e interactúan entre sí de forma respetuosa en este planeta conocen a esta mujer. Esta es la historia de la mujer argentina incesante, dinámica y luchadora que está latente como un volcán, que tiene nostalgia por ser hija de inmigrantes, que cada vez ocupa un mayor y mejor espacio en la sociedad, que sigue luchando al lado del hombre no en contra, que toma lo que mejor cree y le parece de otra cultura y lo cuida, se lo arraiga y lo toma como propio y hasta en muchas ocasiones pierde su origen. No puedo relatar el fin de esta biografía, pues aún hay más para seguir haciendo historia. Jamás cesará la lucha mientras seamos no sólo mujeres sino sobre todo argentinas.
Escritor: Victoria Molina
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