CIUDADANO DE SELECCIÓN MULTIPLE

Es un hecho que la educación en mi país está pasando por una crisis; que existen grandes diferencias en cuanto a infraestructura y recursos entre instituciones públicas, subvencionadas por el estado y privadas. Es de conocimiento general, que se requiere de una gran reforma para mejorar el sistema. Pero más allá de eso, quiero referirme a un punto muy relevante, que dentro de este gran caos, pareciera perderse. Me refiero al sistema de evaluación, específicamente a la evaluación de selección múltiple.

Recordemos entonces, que la educación no es sólo entregar contenidos, sino también tiene la difícil misión de formar individuos con valores positivos, capaces de razonar, solucionar conflictos, trabajar en equipo, entre otras habilidades. He tenido la posibilidad de ejercer la docencia en todos los tipos de instituciones educacionales y puedo decir con propiedad, que en todas ellas se ha incrementado notablemente la aplicación de evaluaciones de “selección múltiple”. Los alumnos comienzan a “adiestrarse en este sistema del A,B,C” desde los 6 años de edad. Es increíble como nadie parece notarlo y sin darnos cuenta, todos somos condicionados a entrar en este sistema.

Durante la educación Básica los alumnos son sometidos a la evaluación “SIMCE” evaluación de selección múltiple aplicada por el estado, para en palabras simples, medir que el conocimiento que poseen los estudiantes sea pertinente al nivel que cursan. Si los resultados de los alumnos son buenos, estos colegios publican grandes avisos que dicen “colegio con mejor puntaje SIMCE”, La mayoría de los padres piensan que sus hijos deben estudiar en estas instituciones, porque son catalogadas de buen nivel educacional; como si el obtener un buen puntaje en una evaluación de Selección múltiple, les otorgara este grado.

El proceso educativo continúa y luego cuando los alumnos egresan de educación media, deben rendir una prueba llamada PSU (prueba de selección universitaria), que es una evaluación de selección múltiple. Esta prueba sirve para postular a las Universidades conocidas como tradicionales. Quienes obtienen buenos puntajes nacionales son publicitados por televisión, aparecen en spots, revistas, etc. Con esto se condiciona a la audiencia a pensar que estos estudiantes tienen un CI más alto que los demás y que esto es producto del colegio donde estudiaron. Las Universidades ofrecen becas a estos jóvenes, y luego publicitan con orgullo que estos “genios” son parte de su universidad.

No dudo que estos alumnos sean muy inteligentes; a lo que me refiero es que esto no significa, que quienes no obtienen grandes puntajes, no lo sean. En los colegios buen puntaje SIMCE significa más matrículas; tanto en los subvencionados como en los públicos esto se traducen en más recursos por parte del gobierno; y en los privados, lo mismo pero por parte de los accionistas. Por supuesto todos quieren más recursos; Entonces, pareciera no ser tan importante formar individuos integrales; sino más bien, mantener una fórmula para obtener más dinero; y la formula es: mientras más se practique en evaluaciones de selección múltiple, mejores puntajes SIMCE, mejores PSU.

Los alumnos pasan doce años de su vida, adquiriendo prácticamente sólo las habilidades de “identificar, discriminar y asociar”. Pero, ¿Qué sucede con las de inferir, comprender, resumir, argumentar, idear?. He sido testigo de cómo buenos alumnos, con gran capacidad de análisis, comprensión, etc.; obtienen bajas calificaciones, debido a este sistema. Por alguna razón esto los confunde, puesto que sus opiniones o la aplicación de lo aprendido no se evocan sólo a una alternativa. Los alumnos muchas veces presionados para obtener buenas calificaciones, se van mecanizando, poco a poco van perdiendo la capacidad de redactar, expresar oralmente sus ideas, fundamentar sus puntos de vista, llegar a consenso en trabajos grupales. Si bien por un lado se fomenta trabajo grupal en aula, las evaluaciones son generalmente individuales y de selección múltiple. Este sistema es tan contradictorio que en muchos casos, alumnos que realmente no comprendieron los contenidos obtienen buenas calificaciones, como también, alumnos excelentes en aula fracasan constantemente en las evaluaciones.

Por lo mismo no es extraño, que muchos jóvenes lleguen a los 18 años y no sepan qué carrera estudiar o cuáles son sus propias habilidades; ya que han estado doce años insertos en un sistema que los limita. En los alumnos de los primeros años de Universidad, se puede ver claramente este síndrome que denomino “ciudadano de selección múltiple”. Estos se sienten desorientados cuando se les otorga la oportunidad de fundamentar respuestas, argumentar sus opiniones o crear proyectos. Lo que da muestra de que estos años de condicionamiento a selección múltiple, tiene sus efectos en nuestras capacidades.

Es importante mencionar que en ningún caso esta situación es de exclusiva responsabilidad de los docentes, puesto que en muchas instituciones, es el sistema impuesto por la institución y poco importa la opinión que tenga el docente referente a ello. Pero ¿Quién decidió esto y basado en qué?… Me temo que es una pregunta sin respuesta concreta. Lamentablemente este aprendizaje también se traspasa a nuestra forma de vida. Nos encontramos con individuos que no saben aceptar un No por respuesta, que creen siempre tener la razón, donde no hay puntos medios, o es sí o es no; menos capaces argumentar razones para una determinada conducta, y por consiguiente, con una baja capacidad de llegar a acuerdos al escuchar, pero no comprender los argumentos de sus pares.

Lo que expongo aquí no es algo sin asidero, de hecho existen otro tipo de instituciones que aplican diversos sistemas de evaluación. En estos colegios jamás habrá un cartel que diga: gran puntaje SIMCE o excelentes puntajes en la PSU, puesto que ellas, están interesadas en formar “personas integrales”. Es un alivio saber que existen estos colegios; pero es aterrador los altos aranceles que esto implica. Si queremos aportar a una mejor sociedad debemos matizar el sistema de evaluación, por uno más equitativo; puesto que, quienes piensan distinto normalmente fracasan y quienes triunfan en él, fracasan en desarrollar otras habilidades; porque eso es lo que aprendieron durante 12 años de su vida, aprendieron a ser un ciudadano de selección múltiple.

Escritor: Daniela Herrera S.