CON ESTRATEGIA SE APRENDE A APRENDER

Frente al desconcertante panorama del futuro, muchos son los interrogantes que nos hacemos los seres humanos, cuando nos preguntamos: qué papel tendremos que jugar en un mundo totalmente cambiante y cada vez más exigente?, cómo prepararnos para afrontar desafíos cada uno más complicado que otro?, cómo las sociedades y las naciones del tercer mundo podremos hacer frente a los retos de la globalización y qué rol deberá jugar la educación en todos estos contextos, lógicamente en busca de seres más diferentes frente a la educación y en consecuencia de su ciudad.

Sin lugar a duda, no hay una única respuesta a todos estos cuestionamientos, sin embargo hay ciertas pistas que nos orientan hacia un complejo sistema de escenarios.En primer lugar hay que decir que se ha iniciado la revolución del conocimiento y la información en la que la productividad humana estriba en la tecnología de la generación del conocimiento, en el procesamiento de la información y la comunicación de símbolos.

En esta era del conocimiento y la información no solo se irá reemplazando de manera progresiva el papel que jugaban los recursos naturales, la fuerza del trabajo y aún el propio capital en la generación de la riqueza y en la distribución del poder en la sociedad, sino que se están modificando los patrones de comportamiento en la sociedad, las relaciones entre los grupos humanos, los mecanismos de la autoridad, de modo que se puede hablar de un nuevo paradigma cultural. Como dice Castells: “La generación de riqueza, el ejercicio del poder y la creación de códigos culturales han pasado a depender de la capacidad tecnológica de las sociedades y las personas”. Hoy en día, los conocimientos han venido a ser el verdadero capital y el principal recurso para la producción de la riqueza.

En este amplio espacio de producción y distribución de conocimientos la educación del futuro no debe centrarse en la especificidad de los conocimientos científicos o tecnológicos de acuerdo con políticas que continúen la diversificación curricular, sino en el cultivo de la creatividad, de la integración entre sus elementos teóricos y su práctica.

Esto implica también centrar la formación de los docentes y su capacitación en una pedagogía del descubrimiento, de conocimientos y por ende, en la educación con el ejemplo y la ética en sus procederes y actuaciones. Es por ello que es necesario e indispensable la integración de diversas partes actoras del proceso educativo por medio de proyectos sociales, al tiempo que se estima conveniente la necesidad de establecer nuevas relaciones y modalidades de cooperación, puesto que significa la oportunidad de desbrozar un camino de diálogo, intercambio, facilidad de uso, reglas y propósitos comunes para una acción conjunta en pro del crecimiento generacional de una sociedad.

Es así como los docentes debemos generar en nuestros estudiantes procesos de recomposición, análisis, síntesis y configuración de modelos que a la larga nos ayudarán a desarrollar competencias y habilidades, producto de un proceso pedagógico integral no fragmentado y mecanizado como hasta los últimos tiempos se han manejado, tal vez por miedo a perder aquellas metodologías anticuadas y llenas de total autoritarismo que en sí no tienen nada de cautivante y emotivo en los estudiantes, al contrario, son una tortura para el conocimiento.

Por parte de los docentes se hace necesario una ruptura epistemológica en cuanto a la imagen de conocimiento y la manera de relacionarse con él en el aula. Esta ruptura está enmarcada por una serie de herramientas, las cuales son adecuadas para que los mismos estudiantes sean los que resuelvan no solo los problemas que se dan dentro del aula sino también, los que la misma cotidianidad y sociedad les exige, para mantener una vida relativamente sostenible, desde los diferentes puntos de vista, y así hallarle importancia a lo aprendido.

La educación debe buscar enseñar con sentido, con esto quiero decir que los docentes debemos educar “protagonistas” y seres para los cuales, cada una de las actividades, conceptos y proyectos signifiquen algo para la vida de los mismos y esta significación es realmente el punto de partida para la construcción y transformación del actuar cotidiano del ser. Es por ello que una propuesta para centrar el aprendizaje puede radicar en el auto aprendizaje e inter aprendizaje directos entre el docente y educando, este hecho, abre el camino al acto educativo; entendiéndolo como construcción de conocimientos, intercambio de experiencias y creación de nuevas formas.

El camino no es el de preparar para hacer historia y cultura en el futuro, sino lograrlas aquí y ahora, haciendo historia y cultura en cada acto educativo. Se deben romper los caminos de las virtudes pasivas como la obediencia, cambiándolas por virtudes activas como la creatividad, riesgo, crítica, imaginación, intuición, interrogación que en últimas son las responsables de hacer historia en el estudiante, se trata de construir un ser humano que haga historia mas no que se sienta sometido a la misma.

 Pero el estudiante no llegará a ser historia, si no tiene una conexión clara entre la base conceptual y la práctica, las cuales son aportadas por el docente para transferirle el conocimiento, de tal forma que el estudiante lo apropie, analice, y transforme, buscando así hallar nuevas y mejores soluciones frente a ciertas problemática propuestas por él mismo y la sociedad; es por ello que nosotros como docentes, debemos educar para que los estudiantes desarrollen por sí mismos competencias básicas para resolver problemáticas, no solo a nivel cognitivo sino social, que busquen soluciones reales y eficaces para vivir cada día, en una Bogotá mejor y de hecho un mundo mejor.

Este análisis pone en evidencia, la importancia crucial que adquiere hoy, la definición de políticas educativas que garanticen a todos, una educación de muy buena calidad. Tener acceso a una educación de este tipo se ha convertido en la condición necesaria de cualquier estrategia de cohesión social, de participación política, de ingreso al mercado de trabajo y desarrollo de las competencias básicas, que permitan a cada uno la construcción de sus opciones de vida. Será preciso desarrollar con más fuerza que nunca la confianza en la capacidad de aprendizaje de todos los estudiantes, particularmente de aquellos que nacen en contextos de pobreza y precariedad social.

Sin duda, el papel de los sistemas educativos consistirá en lograr una democratización en la producción y distribución de los conocimientos y la información, para lo cual, la institución puede jugar un rol decisivo ofreciendo igualdad de oportunidades a todos los grupos poblacionales en el acceso y permanencia en el sistema y en la oferta de una educación de calidad que propicie el desarrollo de todas las capacidades de aprendizaje.

La escuela será en el futuro, el mecanismo de incorporación social más importante, que hará posible que los individuos entren o queden fuera de los círculos donde se definen las situaciones vitales de una sociedad.Un factor importante es que la educación debe responder a los requerimientos cambiantes y acelerados de la sociedad y de la tecnología, por lo que tiene que constituirse en un proceso en permanente mutación, pero además, debe ofrecer oportunidades para que la gente pueda educarse a lo largo de toda su vida, lo que permitirá a futuro que una persona pueda mantenerse y crecer en una posición laboral.

Otro de los riesgos de las sociedades del futuro, es la creación de colectividades anónimas y despersonalizadas, donde el individuo se constituye en un elemento más y permanece aislado frente a un grupo que no se ocupa de situaciones personales. Ante tal situación la escuela tiene que fortalecer el desarrollo de los valores, entre otros el de la democracia, de la solidaridad, de la pertenencia y el de la identidad individual y grupal.

Por último, lo más propio y que nos concierne a la ciudadanía moderna es, precisamente, la pluralidad de ámbitos de desempeño de los individuos y la construcción de la identidad a partir precisamente de esa pluralidad y no de un solo eje dominante y excluyente”. Esta construcción de identidad con base en la pluralidad implica el desempeño del individuo en diferentes espacios, lo cual significa crear el concepto de pertenencia en diversas dimensiones, para esto es conveniente desarrollar en la escuela múltiples experiencias democráticas y pluralistas que le conviertan a esta en el espacio privilegiado de la formación de los valores de la democracia que tiene como misión: “Llevar a cabo en forma consciente y sistemática a la construcción de las bases de la personalidad de las nuevas generaciones”

Escritor: Claudia Dennis Flórez Araque