Consulado boliviano en Buenos Aires. – 2 Parte –

Por esta razón Se visualizo así mismo un flujo de personas avanzando en diferentes sentidos, generando caos y causando ineficiencia en el atendimiento y provocando que el tiempo para concluir un trámite se prolongue de manera innecesaria lo cual perjudica a la institución, aunque de manera más directa a los usuarios del servicio, quienes  según lo percibido necesitan disponer de una mitad del día como mínimo para realizar trámites que se cree que regidos por un sistema señalético eficiente podrían ser culminados en un tiempo acotado.

En cuanto a la visualización, las escasas fuentes de información que brinda la organización están localizadas en lugares poco visibles, es decir, demasiado altos o bajos, demasiado transitados y fácilmente obstruidos o cubiertos por el alto tráfico desordenado de los usuarios.

En cuanto la inteligibilidad de los mensajes estos no son lo suficientemente sintéticos, ni claros, pues no despejan dudas en el momento remitirse a ellos con necesidad de orientación o información, siendo siempre necesario retornar a alguna ventanilla, así como a la mesa de información, situación que genera una concentración de personas en ese lugar.

Las redacciones no se realizan de manera clara, por lo cual el mensaje no es transmitido de una manera eficaz y libre de interferencias.

Asimismo en el sistema no existen indicios de un programa señalético, ni de un sistema ordenado en todo el edificio. El recurso utilizado es el de algunos carteles o señales independientes que no persiguen resultados claros o productivos. Un elemento constante en cada una de las señales es el recurso del cromatismo utilizado en la bandera de la wiphala, mencionado anteriormente, el cual no identifica totalmente la realidad general de los nativos de este país, sino, solamente a los indígenas. Tampoco están estos recursos correctamente implementados en términos de diseño de una identidad visual, pues los recursos no se repiten ordenadamente en cada una de las señales del edificio como para formar un sistema.

Al ser el espacio delimitado y compartido es mucho más importante aún contar con una señalización que comunique de manera precisa y direccione los pasos a seguir de forma que el usuario pueda comprender fácilmente.

De este modo, teniendo en cuenta que un símbolo es algo fundamental que identifica y representa, de lo que uno se siente parte dentro de un todo, concluimos que la bandera boliviana oficial, debe ser una que represente no solo una parte de los habitantes del país sino a la totalidad de ellos, incluyendo en esta totalidad los habitantes de las provincias del Pando, Beni, Santa Cruz o Tarija que no se hallan representados de la misma forma que los pueblos más originarios del altiplano.

Sin lugar a dudas, se evidencia la imposición de la wiphala como parte de la lógica de división, de imposición de unos valores sobre otros y de categorización de ciudadanía. Se debe utilizar de una forma pregnante y jerárquicamente más importante, la bandera de Bolivia en símbolo de unidad en la diversidad que la tricolor representa fortaleciendo las posibilidades de mantener la idea una nación unida. Mantener la señal que por décadas ha representado un pueblo es solamente una señal de que la tierra es común para todos los pueblos que conviven dentro en territorio común, eliminando categorizaciones de ciudadanía dentro de una misma nación. Utilizando los colores de la whipala como secundarios para la distinción y distribución de sectores dentro del consulado.

Una de las debilidades encontradas en el desarrollo del sistema es que este edificio no cuenta con planta original del piso, y es prohibió sacar fotos en el interior, por lo cual se utilizará la sede de Jean Jaures para representar la implementación de las imágenes en un fotomontaje de la sede.

Autor: Daniela Mercado