Crisis del orden feudal en la Europa del siglo XIV

Si bien durante todo el siglo XIV se sucedieron varios episodios de hambruna, el período que transcurre entre 1315 y 1317, corresponde al desarrollo de la primera y tal vez la más grave crisis del siglo XIV, debido a las múltiples consecuencias que tendría para la sociedad europea, siendo secuelas directas procesos posteriores como el debilitamiento del poder feudal o la peste negra que azotaría a Europa en 1348.

Antecedido de un periodo de crecimiento y expansión de la producción agraria y siendo a la vez un periodo que gozaba de una notable estabilidad en todas las áreas de la sociedad europea, el siglo XIV se inicia con una de las más graves crisis de producción agrícola. Producto de aquello se desencadena una carestía casi generalizada en Europa que junto con las epidemias azotan a una población cada vez más subalimentada y debilitada.

Pero ¿Qué es lo que provoca esta crisis? Expertos medievalistas y climatólogos concuerdan en que a inicios del siglo XIV comienza el fin del óptimo medieval y empieza la denominada pequeña edad del hielo, cuya característica principal es una baja sostenida de las temperaturas, afectando considerablemente la continuidad de las cosechas. Además de los factores climáticos la crisis agraria iría acompañada de un agotamiento progresivo de las tierras agrícolas, producto de una sobreexplotación de estas y el nulo avance tecnológico aplicado a la agricultura. Las malas cosechas tendrían su efecto en el aspecto económico ya que serian las causantes de un colapso de los precios agrícolas factor que potenciaría los múltiples efectos de la crisis del siglo XIV en su conjunto. Por lo tanto el siglo XIV seria un periodo de empobrecimiento generalizado que afectaría tanto al sector campesino como a la nobleza, cuyos efectos se verían reflejados en la disminución de la esperanza de vida.

Junto con lo anterior, a inicios del siglo XIV Europa se ve afectada por diversos desajustes económicos, causados principalmente por la escasez de metales preciosos debido a la adopción del bimetalismo y la acuñación de monedas de oro, lo que dificulta de sobremanera la actividad económica de la época. Junto con esto y en vista de la falta de liquidez, las casas reales comienzan a endeudarse con los grandes banqueros y a su vez para palear el déficit monetario comienzan a alterar el valor de la moneda. Los reyes a su antojo comienzan a modificar el valor nominal de la moneda generando artificialmente procesos inflacionarios o deflacionarios según las necesidades de su tesorería. En esto fue pionero el rey de Francia Felipe el bello (1285-1314). Estas acciones repercutirían o perturbarían las transacciones económicas, afectando a los mercaderes y generando un desorden económico que devendría en una crisis. Junto con lo anterior, la producción textil medieval se vería afectada por la disminución del consumo de prendas de lujo.

Las epidemias serian el factor principal de la disminución demográfica y el agravamiento de la crisis durante el siglo XIV. Y se verían potenciadas por los efectos a largo plazo de las hambrunas que azotaron Europa en esta época. El debilitamiento físico causado por largos periodos sin alimentos hizo que las generaciones posteriores a 1315, fueran más propensas al contagio de enfermedades. Es así que producto de las reiteradas carestías del siglo XIV que ya habían debilitado fisiológicamente a la población, la peste negra penetra Europa y la ataca brutalmente sin misericordia. La peste negra, que es en realidad la peste bubónica reaparece en occidente por primera vez desde el siglo VI. Proveniente del Medio Oriente ya en 1348 se instalaba en gran parte de Europa. Cabe destacar que previo a la llegada de la peste, producto de las carestías y el hambre generalizada una innumerable masa de campesinos migraba hacia las ciudades en busca de saciar su hambre, buscando refugio en las entidades públicas de las urbes medievales, por lo tanto al momento de que la peste azota Europa las ciudades tenían una cantidad inusual de habitantes, situación que empeoraría las condiciones higiénicas dando pase libre a la peste para hacer sus estragos. Para tener en consideración la gravedad del asunto según estudios demográficos realizados se sabe que la población europea no se estabilizaría a los niveles de antes de la crisis, hasta el siglo XVI.

En gran medida la crisis económica, estaba emparentada con una crisis social. Los pobres son los más afectados por la carestía, mientras que los ricos se alimentan de las reservas de sus graneros. Por otro lado la devaluación de la moneda afecta más a los que se benefician de rentas fijas. La crisis aumenta considerablemente las diferencias sociales, marcando con nitidez la diferencia entre ricos y pobres. Lo que desencadena múltiples motines y revueltas tanto en zonas urbanas como en rurales. Revueltas que por consiguiente consiguen la liberación de los campesinos.

Cabe destacar que en este periodo la condición de siervo feudal comienza a tornarse en la mentalidad de los hombres de la edad media como algo negativo, algo humillante. Producto de las revueltas se libera tanto a los campesinos como a la tierra de las formas feudales de explotación, aunque dicho proceso no se consolide por completo hasta el siglo XVIII, el siglo XIV, es el comienzo de la predominancia de la ciudad por sobre el campo, de la propiedad privada por sobre la comunal, del burgués por sobre el señor feudal.

Escritor: Andrés Santibáñez Villalón