DE CÓMO INCENTIVAR LA ORIENTACIÓN DE ESPÍRITU EMPRESARIAL EN LOS JÓVENES

Hubo un momento en nuestra historia, hasta hace unos treinta años, tal vez, en que el paradigma con respecto a establecerse económicamente consistía en empezar a trabajar, ojalá en una gran compañía, para empezar a ganarse la vida y así obtener los beneficios necesarios para tener una vida tranquila. Es más, algunas de las grandes compañías ofrecían la posibilidad de ayudar a los familiares a ubicarse laboralmente con ellos y continuar con los beneficios que ella otorgaba.

Ciertamente, en su momento fue así y permitió a muchas familiar a mantener un status quo moderado y acomodado a pesar de todo. Es más, la escuela tradicional cumplía con la función de preparar operarios para las grandes empresas. Sin embargo ese ideal de muchos jóvenes de terminar sus estudios básicos y ubicarse laboralmente, ya no parece hoy una opción viable. La economía globalizada, las políticas neo-capitalistas del actual mercado laboral, y la exigente competencia empresarial, han hecho que se deba pensar en alternativas de trabajo que permitan generar riqueza diferente al ideal planteado atrás.

Ante lo anterior se manifiesta otro aspecto que caracteriza la manera de ser y pensar en la juventud, criada en las últimas décadas, respecto a su visión de futuro. Esta es una generación que ha recibido mucho sin necesidad de hacer mucho esfuerzo, al punto de asumir que casi todo está dado, y si algo se necesita, con recurrir a las nuevas tecnologías, se adquiera y el ejercicio creativo se reduce al mínimo.

Rodrigo Varela, en su libro Innovación empresarial (2010), advierte que el proceso creativo es natural en el ser humano en tanto “que resuelve los problemas difíciles, genera ideas y productos, abre nuevas fronteras intelectuales…”. Sin embrago, según lo señalado en el párrafo anterior y sin ánimo de parecer negativo, esta actitud es difícil de hallarla en los jóvenes de la actualidad. Suele ser común que se expresen de manera acomodada frente a la manera de resolver sus necesidades cotidianas.

Por eso, hoy se empieza a plantear la necesidad de “educar para el emprendimiento” desde los años de escuela y la formación superior, porque de esta manera se puede afrontar la transformación radical que supone la globalización y lo que en la actualidad se defino como “economía del conocimiento”. Las políticas gubernamentales y educativas resaltan la necesidad que desde la juventud se genere el espíritu de emprendimiento, y responder así a la necesidad de “trabajar para poder progresar”.

Por tal motivo el discurso con respecto a las dinámicas económicas y la necesidad de responder a las nuevas exigencias que se generan se basa en el fortalecimiento de la formación académica y profesional desde un diálogo entre la escuela y el sector empresarial, de manera que se promueva la creación de empresas propias que sean rentables y permitan, a su vez, servir a la comunidad.

Es importante la afirmación que hace Audrey Dama, directora de la Fundación Escola Emprenedors, con respecto a a esta reflexión: “… Se debe enseñar a los jóvenes a ser emprendedor en el sentido que se les debe animar a tomar las riendas de su propia vida y a crear su propio lugar de trabajo… El espíritu emprendedor es transversal a muchas profesiones y puestos de trabajo…” (http://www.inqualitas.net/entrevistas/17073-fomento-del-espiritu-emprendedor-entre-los-jovenes).
Ser emprendedor es algo que se puede enseñar y se puede motivar, en especial desde al ámbito escolar.

La Educación para el emprendimiento debe surgir no sólo como una formación exclusivamente para la creación de propuestas de negocio lucrativa, sino también enfocada como una manera de asumir la propia existencia, que el desarrollo de una empresa comienza asumiendo la existencia como una empresa, la vida familiar como una empresa, el proceso de educación personal es una empresa, donde se proponen objetivo, se planifica, de realizan acciones concretas, se evalúa y se hacen mejoras.
Comprendiendo esto, se puede asumir la responsabilidad de crear empresas lucrativas y así satisfacer las necesidades sostenibles económicamente. Este último nace como resultado de comprender el hecho de la vida desde la responsabilidad, la perseverancia y el sentido de compromiso.

Sin embrago cabe preguntarse si realmente nuestro país ofrece reales posibilidades para que los jóvenes colombianos se formen y beneficien para desarrollar emprendimiento. Es decir, hasta qué punto se puede contar con una infraestructura tecnológica, económica, tecnológica y política que fomente la creación de empresa e independencia económica para decir que realmente la formación empresaria impartida logre frutos válidos y duraderos.

Autor: JAIR ARTURO FLÓREZ
ID 000147355
Espíritu Emprendedor
10º semestre