DEPORTE Y PARADIGMA SOCIAL: BASES PARA UN DEBATE

La sonrisa aflora frente a la viñeta que publica un periódico de tirada nacional y que contradice los resultados de la última encuesta sobre los hábitos deportivos en España: más del 70% de la población manifiesta su satisfacción ante el supuesto de que un hijo o una hija pudiera dedicarse al deporte profesional (75% en caso de un hijo varón y 71% en el caso de una hija).

¡Casi nada! La tarea de abordar el ámbito del deporte en general y del deporte base y educativo en particular se muestra así en toda su complejidad y con un enorme abanico de contradicciones. Una de las cuestiones estriba en que, como investigadores sociales, nuestro ámbito de trabajo se ubica en aquello que denominamos lo social. Un ámbito tan extenso y cambiante que, a menudo, tenemos dificultades para concretar debidamente a qué nos referimos con dicha denominación. Los grupos y las personas se desenvuelven en contextos de realidad social; la relación que se establece entre ellos determina su forma de vivir, sus ideas, sus creencias, sus relaciones, sus problemas, sus necesidades.

, a la situación social, a los fenómenos o hechos sociales. Sociedad es el término que define todas las relaciones organizativas creadas por los individuos de un mismo sistema social (instituciones y estructuras sociales, políticas, económicas, etc.), mientras que la cultura se refiere a las formas de hacer, sentir y pensar. Así, ambas dimensiones, la social y la cultural, forman parte del individuo, conformando su mundo. Esto nos lleva a deducir que el deporte, como realidad social y cultural contemporánea, es un concepto complejo y múltiple, cuyo estudio puede ser abordado desde perspectivas diversas, en las que entran en liza una multiplicidad de componentes: la civilización a la que se pertenece, el país, la región, el pueblo o ciudad, la clase social, la familia… Y cada una de estas variables se constituye a su vez en un escenario que puede ser estudiado o investigado. Pero, aunque todos estamos influidos por nuestro contexto social, nuestro comportamiento no está totalmente determinado por él, va a depender de nuestro conocimiento e interpretación del mismo. La realidad social constituye un marco fruto de la actividad humana que no es fijo ni estático, sino que está en constante transformación.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos manifestar que lo que entendemos hoy en día por deporte poco o nada tiene que ver con la concepción que de él se tenía a principios del siglo pasado o en el anterior, y es precisamente sobre esa versatilidad, sobre esa posibilidad de cambio en relación a su sentido y funciones, donde debemos erigir el denominado deporte base y deporte educativo. Debemos ser conscientes de que nuestros actos contribuyen a estructurar el mundo social en el que nos encontramos, sin olvidar que, al mismo tiempo, dichas acciones son, de alguna manera, estipuladas por él. Aquí es donde se hace posible la transformación social, tomando conciencia del paradigma de sociedad que queremos construir, seleccionando valores y desarrollando acciones éticas encaminadas a ese fin.

 Moderna a la que pertenecemos, por eso está interrelacionado con todas y cada una de sus instituciones. Para ser transformador requiere de acciones conjuntas, conscientes y planificadas que hagan del deporte base y del deporte educativo un medio más para el cambio social.

Son muchas las cuestiones que a partir de aquí podemos plantearnos y que, si es posible, iremos analizando en otros artículos. Algunas de esas preguntas tienen que ver con el arquetipo de hombre que el deporte promociona en la actualidad, con si es posible hablar de una ética deportiva o si efectivamente el deporte es un factor de desarrollo y mejora del ser humano. Reflexiones necesarias que pretenden contribuir y fomentar un debate práctico y formativo ya abierto en nuestra realidad social y por tanto ineludible.

Escritor: Belén Mateos