El arte está en el límite (Alejandro Tamayo)

Alejandro Tamayo es un artista paisa, nacido en Medellín y egresado de la maestría de Artes Plásticas y visuales de la Universidad Nacional de Colombia. A pesar de su título en tecnologías digitales de la Universidad Concordia en Montreal, es un artista que no se declara ‘digital’. Su obra muestra constantemente el límite entre la tecnología y la naturaleza. Su primer trabajo “digital” fue una serie de fotografías que tomó con su primera herramienta tecnológica: una cámara de 3 megapixeles.

La obra es un plano general de la cabeza humana construido por varias fotografías y montado como una Proyección de Mercator que es un término para catalogar un tipo de efecto cartográfico que muestra ‘plano’ algo que tiene un volumen cilíndrico. Con este trabajo, Alejandro afirma haber querido encontrar los límites de lo que los ojos pueden llegar a ver.

Queriendo mostrar siempre el límite, Alejandro se ha metido en la frontera del ser humano y la máquina, cuestionando esas fuerzas que nos atrapan en el mundo de la tecnología. Un mundo en el que dios fácilmente puede ser un ventilador como lo sugiere una de sus instalaciones, donde el protagonista es un viejo ventilador con un frágil rótulo de papel que dice “GOD”; escrito en marcador y pegado al aparato con cinta adhesiva. Según Tamayo, el tema digital no ha sido su preocupación sino que se ha interesado más por cuestionar la realidad y, dentro de esos cuestionamientos, aparece inevitablemente la relación del hombre con la computadora.

Su obra Laboratorio para construir un computador con frutas muestra el límite entre lo orgánico y lo tecnológico, una posibilidad remota más no imposible de que podamos extraer de una naranja un organismo digital. Para Alejandro Tamayo, este trabajo presenta una eterna búsqueda, un panorama de lo inacabado que no espera que llegue a concluirse.

Sin duda, Alejandro es un artista que juega con los mecanismos, los circuitos, la pre-historia de la tecnología para re inventar objetos. De la cámara digital pasó a trabajar con electrónica, con circuitos específicamente. Construyó un mecanismo que funciona con el pulso de la muerte y activa un secador de pelo. También construyó un mecanismo que funciona con el pulso de la vida y activa un ventilador. Según explica, su trabajo no está del todo en el terreno digital sino que está más vinculado al arte electrónico y, más allá de eso, camina entre los límites de la vida y la muerte. Uno podría ver la obra de Alejandro, su potencial como inventor y su capacidad lúdica de cuestionar lo tecnológico, como la génesis de un mundo movido por las máquinas, o también como la muerte o el apocalipsis de esta era.

Su instalación Cuando ocurra una explosión solar el teléfono sonará tres veces, en la que un computador y un teléfono están conectados a un rudimentario mecanismo, produce una sensación de fragilidad. La idea de que un fenómeno natural haga inútiles los objetos electrónicos es, sin duda, una posibilidad que revolcaría nuestra forma de vida y cuestionaría las frágiles bases sobre las que hemos construido este mundo moderno, digital, tecnológico, el mundo de las máquinas. La obra de este artista da cuenta de un claro interés en la ciencia, permeado absolutamente por la visión artística de un inventor que experimenta con corrientes eléctricas, pipetas, válvulas.

Su obra de impresiones solares sobre libros refleja un interés en capturar los fenómenos físicos casi inabarcables. Para esta obra, Alejandro trabajó con un físico que desarrolló un algoritmo cuya virtud era detectar una explosión solar. Gracias a este algoritmo, desarrolló un mecanismo que se activa mediante la detección de explosiones solares y que, una vez detecta alguna, hace mover un brazo que libera una válvula que abre una llamarada. Luego de hacer explosiones en varios objetos, obtuvo la impresión de la llamarada en un libro.

El libro guarda la huella de una de tantas explosiones solares de nuestra galaxia. Alejandro Tamayo es un artista que pasa por el arte digital pero no se queda solamente allí. Su obra se ha exhibido en España, República Checa, Argentina, Canadá, entre otras ciudades. Obra en la que Tamayo se muestra como un explorador de los límites de la naturaleza, un recuperador de lo orgánico, un inventor, un re-inventor, un hombre profundamente interesado en cuestionar la realidad actual, llena de chips, microchips, computadores, objetos digitales. Su obra nos confronta con nuestra dependencia de la tecnología, pero a la vez nos muestra su fragilidad.

Escritor: María Ximena Pineda Lara