El desarrollo del pensamiento crítico en las aulas como alternativa educativa

A menudo, el profesorado se queja de la falta de motivación del alumnado frente a las diferentes asignaturas, sin pararse a pensar dónde está el problema y cómo poner remedio a dicho drama educativo. Así, el reto más grande al que se enfrenta el docente es transmitir sus conocimientos de manera que el estudiante los entienda, captando su atención para que el mensaje que se le transmite le estimule de tal forma que no pierda el hilo de la clase. Para ello, el objetivo que debe perseguir, como explica Patricia Marciales Vivas (2003: 17), es “promover experiencias que estimulen el ejercicio del pensamiento crítico, (…) fundamental en un mundo complejo como el nuestro donde la información ya no es un problema pero sí lo es la valoración crítica de la misma”. De este modo, conseguirá “formar estudiantes capaces de pensar críticamente no solamente sobre contenidos académicos sino también sobre problemas de la vida diaria”. Por ello, en este artículo se pretende plantear una alternativa al modelo clásico educativo donde implementar el desarrollo del pensamiento crítico en las aulas, algo imprescindible en su formación tanto académica como personal, fomentando su participación.

El acercamiento hacia la mejora de esta facultad se convertirá así en un aliado para el docente, puesto que sirve como elemento estimulante para captar la atención del estudiantado, porque, como afirman Javier Ignacio Montoya y Juan Carlos Monsalve (2008: 6), “el ser humano tiene la necesidad constante de comprender todo lo que le rodea: la realidad de la cual forma parte (…), necesita preguntarse por el sentido de su vida y por otros aspectos muchas veces intangibles”. De ahí que el alumnado, en su calidad de ser humano, tenga esas mismas necesidades pero las solicite de otra manera, por esa realidad que vive inestable y cambiante, algo que los profesores pueden proporcionarle a través de elementos con los que hacerles reflexionar mediante el pensamiento crítico aún por desarrollar, facilitando las herramientas que tienen a su disposición.

Asimismo, los profesionales docentes se lamentan constantemente sobre la tendencia de los escolares a memorizar lo que se les preguntará en los exámenes para rápidamente plasmarlo en la hoja de evaluación y olvidarlo con posterioridad, sin llegar nunca a relacionar sus experiencias y conocimientos previos con los contenidos que se les han proporcionado, por lo que dicha táctica de aprendizaje no es fructífera para el alumnado como desarrollo personal y académico, ni para el profesor en su labor profesional. Es decir, en palabras de Montoya & Monsalve (2008: 5), hay que intentar “que el estudiante se torne cada vez más sensible con respecto al contexto particular en el cual vive, comprenda las circunstancias que lo rodean y adquiera la habilidad de leer sus situaciones y problemas para dar respuestas de manera constructiva”. De esta forma, el desarrollo del pensamiento crítico en las aulas se torna como un tema interdisciplinar, es decir, algo que parte de una asignatura particular pero que es extensible a otras áreas educativas, se trata de una manera de hacer reflexionar a los alumnos de manera crítica acerca de la sociedad, ayudarles a defender sus argumentos de un modo más efectivo, teniendo en cuenta los conocimientos previos y como forma de alcanzar su propia autonomía y fomentando su participación en el aula.

Por consiguiente, como se ha visto hasta ahora, el profesor no puede limitarse a dar una clase magistral, sino que también debe intentar que los estudiantes comprendan las explicaciones y reflexionen sobre su contenido. Además, Muñoz Hueso (2006) explica que varias investigaciones sobre la falta del pensamiento crítico entre los adolescentes dejan patente que el 90% de los alumnos de la Enseñanza Secundaria Obligatoria en España no lo utilizaban ni en el colegio ni en su vida diaria. Por ello, queda puesta de manifiesto la necesidad de atajar el problema y encontrar una solución utilizando las aulas como punto de partida y ayudando a los escolares a desarrollar su pensamiento crítico. Porque, como menciona Mcluhan (2004: 10), “no se puede sobrevivir si uno enfoca su ambiente, el drama social, desde un punto de vista fijo, inmutable: la estúpida respuesta reiterativa ante lo que no se percibe”.

Referencias bibliográficas:

MARCIALES VIVAS, G. P. (2003). Pensamiento crítico: Diferencias en estudiantes universitarios en el tipo de creencias, estrategias e inferencias en la lectura crítica de textos. Director: Víctor Santiuste Bermejo. Tesis doctoral. Universidad Complutense, Facultad de Educación, Departamento de Piscología Evolutiva y de la Educación, Madrid.

MCLUHAN, M.; FIORE, Q. (2004). El medio es el masaje. Un inventario de efectos. Agel, J. (Coord.). Barcelona: Paidós Estudio. 168 p.

MONTOYA MAYA, J. I.; MONSALVE GÓMEZ, J. C. (2008). “Estrategias didácticas para fomentar el pensamiento crítico en el aula” [en línea]. Revista Virtual Universidad Católica del Norte, núm. 25, septiembre-diciembre 2008. Disponible en . [Consulta: 29 abril 2013]

Escritor: Borja García-Donas