Koestler (1967: 75) define el adolescente como aquel que ríe del extranjero que tiene un acento diferente, de la gente que viste de una manera extraña, es decir, aquel que ríe. de lo que se desvía de la norma familiar y añade: «The more backwoodish a social group, juvenile oro adulto, the Strict its conception of the normal, and the readier it will ridículo año departure from it ». Koestler relaciona el mecanismo del niño y de el adolescente con el de las sociedades tribales: «The creature who does not belong to the tribe, clan, caste, oro parish is not really human; he only aspiras oro pretender to be like os ».
El hecho de tener que asimilar esta diferencia, el hecho de no ser como los demás («like os «) es uno de los trances que debe superar el adolescente. En este sentido, la psicología del desarrollo (Erikson, Führer) contempla la adolescencia como el período vital más difícil y complicado:
La transición de la infancia hacia la adolescencia ha sido entendida como un paso hacia la adquisición de la autoobservación y la reflexividad. La toma de conciencia de uno mismo lleva a un conflicto potencial en cuanto a las expectativas que tienen los adolescentes de la familia, los amigos y de su entorno. El trabajo de Führer (2002) sugiere que una posibilidad de reacción por parte de los adolescentes frente a la frustración o el estrés que puede ocasionar el deseo y las tentativas de ser aceptado por los demás es el humor. Führer proporciona evidencias de la aparición del humor como herramienta de adaptación en la adolescencia temprana todo centrantse en una muestra de 960 participantes de entre 11 y 14 años que respondieron a dos cuestionarios diferentes. La investigación encuentra diferencias en las respuestas según las edades y el sexo de los participantes. Así, mientras que los chicos tienden a hacer uso de un humor más agresivo y sexual, las niñas prefieren utilizar el humor para divertir a los otros.
Esta tendencia aumenta con la edad de las niñas, pero no con la de los niños. El uso del humor como herramienta para hacer frente a situaciones de incertidumbre y estrés muestra un aumento global significativo hacia la edad de 12 años para ambos sexos. Esta investigación también trata la aparición del humor como estrategia para hacer frente a diferentes situaciones y estados emocionales, y sugiere la adaptación multidimensional del humor en la adolescencia. Es decir, la presencia del humor en los procesos de autodefinición de el individuo hace que este se vuelva más observador y que perciba la vida desde otra perspectiva.
A pesar de esta última consideración, la adaptación del humor como actitud ante la vida requiere un mayor grado de experiencia vital del que poseen la mayoría
de adolescentes. El estudio de Führer (2002) afirma que el hecho de ver como otros utilizan el humor ante ciertos inconvenientes vitales, ofrece la oportunidad de considerar su uso como herramienta para hacer frente al conflicto y como primer paso hacia la adopción del humor como actitud vital. Si la importancia del humor en la adolescencia temprana ha sido objeto de muchas investigaciones, la investigación sobre la adaptación (cf. coping) del humor en la infancia y la adolescencia en general, como estrategia, rasgo de la personalidad o, incluso, como actitud ante la vida es aún insuficiente.
En este último sentido el trabajo de Garcia (2010) nos ofrece un documento sobre los trabajos de adaptación del humor en la adolescencia, elaborado a partir de 367 artículos publicados en inglés entre 1998 y junio de 2009. La investigación concluye que menos dela mitad de los estudios revisados incluían una definición específica de adaptación, aunque la mayoría de autores coincidían en describir esta adaptación del humor en el contexto de una respuesta al estrés ya identificar determinados tipos o formas. Por lo tanto, Garcia nos pide tener en cuenta que el término adaptación del humor es un constructo importante en la comprensión de las reacciones a diferentes factores estresantes que experimentan los adolescentes.
Autor: Meritxell Maza Farran. La reformulación como estrategia de gestión del humor en el aula