Enfermedad mental y estigma

La enfermedad mental se ha tratado con mayor o menor fortuna en múltiples ocasiones en medios de comunicación, tertulias de bar o seminarios universitarios. En todos estos ámbitos continúa presente un fuerte estigma, sobre todo entre los menos científicos. Parece como si las personas que sufren estas patologías son peores o más peligrosas que las demás, un prejuicio que sin embargo no está presente en otros casos de falta de salud o dependencia de un tipo u otro.

Cualquiera con un cierto grado de cultura se sentirá molesto o molesta cuando se denomina ‘subnormal’ al que tiene un cociente intelectual inferior a la media, ‘cegato’ a una persona invidente o ‘cojo’ a quien tenga que desplazarse con muletas. Ya ni citamos si alguien llama ‘calvo’ a un enfermo crónico de cáncer o leucemia. ¿Ocurre lo mismo con el enfermo mental? Lamentablemente no. Se le puede llamar loco, trastornado o demente y parece que nadie se escandaliza por ello. De hecho, todavía tenemos vergonzosos ejemplos de burla hacia el enfermo mental como podemos comprobar con el espectáculo ‘El Circo de los Horrores’ o con sucesivos scketches muy ofensivos con el colectivo en radio y televisión, por ejemplo en el espacio humorístico ‘Se hace saber’ del primer canal de Radio Televisión Española, algo cuanto menos doliente si tenemos en cuenta que es la televisión pública.

Por si fuera poco, el enfermo mental no sólo padece el estigma mediante burlas y chistes sino también mediante prejuicios de falsa peligrosidad como podemos encontrar en guiones de múltiples películas en las que ‘el asesino’ es esquizofrénico y oye voces que le ordenan matar o un ‘acosador’ hace la vida imposible al protagonista, tal y como podemos encontrar en los archiconocidos films ‘Atracción Fatal’, ‘Obsesionada’, ‘Escalofrío en la noche’ o ‘Acoso’. Lo peor de todo es que no sólo se trata con semejante prejuicio al enfermo mental en la ficción sino también en lo que debería ser adalid de veracidad, es decir, la prensa. Allí siguen presentes artículos de Sucesos de marcado sensacionalismo en los que inevitablemente la persona que ha cometido una atrocidad es porque está ‘loca’, es una ‘psicópata’ o similares. El último y más aterrador ejemplo de estigma al colectivo es el de la política debido a los planes del Ministro de Justicia -Alberto Ruiz Gallardón- de modificar el Código Civil para que se añada un plus de peligrosidad en las condenas a los hallados culpables que padezcan una enfermedad mental, plus que puede incluso acarrearles más tiempo de condena en prisión por el mismo delito cometido por un delincuente sano.

Sin embargo, la realidad del enfermo mental está muy alejada del tópico del loco peligroso. La inmensa mayoría puede hacer una vida normal si está medicado convenientemente y algunos derivan sus problemas hacia la vía de la creatividad ya que determinadas patologías hacen más sensible al arte, sobre todo a la música, a la pintura y a la poesía. ¿Cómo no recordar al extraordinario Mozart- que padecía Síndrome de Tourette-, al genio Dalí- con Trastorno Dependiente de Personalidad- o al popular Tim Burton- bipolar diagnosticado-? A pesar de ello, gran parte de los enfermos mentales no saben que lo son porque jamás se acercarían a un psicólogo para que no les estigmaticen. Por no hablar de los que ya han sido diagnosticados y no lo dicen en público para no ser apartados o incluso despedidos de sus trabajos. Todo ello por el prejuicio latente en la sociedad.

Resulta curioso comprobar cómo los estudiantes de Psicología se dan cuenta de que hay patologías y trastornos de la personalidad extremadamente comunes como la Depresión, el Estrés excesivo o las fobias a todo tipo de objetos y animales. Existe entre ellos el jocoso tópico de que todo el mundo tiene una enfermedad mental y no lo sabe. Por ejemplo, una víctima del terrorismo o del tristemente cercano accidente del Alvia de Santiago sufre un trastorno de personalidad llamado Síndrome Postraumático y desde luego no se la podría tachar de peligrosa para nadie, si acaso, para sí misma en el caso de que su problema no se tratara convenientemente.

Afortunadamente, no todo son malas noticias. Para erradicar el estigma a la enfermedad mental, UMASAM, la Unión de Asociaciones de Personas con Enfermedad Mental de España, ha organizado una campaña- ‘No me juzgues, conóceme’- que anima a la gente a que se acerque al colectivo y lo vea de primera mano, con sus tristezas y alegrías así como con sus genialidades. Su objetivo es desterrar el tópico del loco encerrado en una celda del manicomio con camisa de fuerza y mirada aviesa. Dicha campaña arrancó el pasado día 10 de octubre de 2013 con la celebración del Día Internacional de la Salud Mental en el Matadero de Madrid. Allí se pudo comprobar in situ que una persona que padece una de estas patologías puede ser excepcionalmente creativa, amable y sensible. No tiene por qué ser peligrosa.

El camino hacia el destierro del estigma al enfermo mental es arduo pero parece posible. Campañas similares de todas partes del mundo lo demuestran como por ejemplo ‘Bring Change 2 Mind’ de EEUU o ‘Stop Stigma’ de Reino Unido. Ahora sólo queda que la sociedad lo entienda y que acabe con el gran prejuicio del siglo XXI porque el enfermo mental es, sobre todo, persona.

Escritor: Aurora Ruiz Vique

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