En el aula de clase de una escuela pública perteneciente al sector rural del departamento de Cundinamarca en Colombia; durante el año 2010, año del bicentenario de la independencia, todas las instituciones educativas estaban contagiadas por dicha celebración fomentada con gran orgullo por el gobierno nacional, departamental y municipal. El tema central era “las posibilidades en la enseñanza de la historia Ede Cundinamarca”. Entonces al ser docente del área de humanidades, me sentí entusiasmado con el reto de formular proyectos de aula encaminados al cumplimiento del objetivo propuesto para fortalecer en los estudiantes el conocimiento de los procesos históricos nacionales y con esto conmemorar el 200 aniversario de tan grande gesta.
Al iniciar el trabajo en el aula, se trataron temas relacionados con los primeros pobladores de América, pero al hacer cuestionamientos sobre el mismo, se evidencio un silencio perenne en el salón de clases, más aún cuando se preguntó acerca de, ¿quiénes fueron los primeros pobladores del municipio? para lo cual, sólo un par de estudiantes respondieron que creían que eran los Panches, con voz tímida, como cuando no se está seguro. ¿Cómo es posible esto?, la falta de información e identidad se evidencie en el desconocimiento de aspectos primordiales de su cultura. Otro hecho que deja en evidencia esta situación es la existencia de fincas y terrenos naturales donde se han encontrado vestigios arqueológicos como: petroglifos, cámaras funerarias, vasijas, poporos, hachas, puntas de flechas, herramientas etc… que confirman los orígenes de este pueblo indígena y muestran que existieron y habitaron en este territorio, pero la comunidad que actualmente vive en estos lugares no visita estos lugares, no los conocen y mucho menos se formulan interrogantes acerca del porqué todo está allí.
Esas dudas se fueron aclarando al ir investigando a fondo acerca de la historia del municipio, donde descubrí que el pueblo había cambiado su nombre indígena por uno español y católico; luego al observar los alrededores del pueblo noto que en el parque la única estatua que existe es de un prócer criollo, las escuelas llevan nombres de personajes acaudalados del municipio, en las fiestas se emplean elementos españoles, en la biblioteca no se encuentran casi elementos de dicha cultura indígena. Surge entonces una nueva pregunta ¿por qué sucede esto en este municipio y en la mayoría de los pueblos de Colombia?, si en las aulas de clase estudiamos culturas antiguas y muy lejanas de nuestro territorio como: Mesopotamia, Egipto, persas, griegos, romanos, china, Japón, india etc… que aportaron elementos importantes y fundamentales para la humanidad, avances en astronomía, tecnología, agricultura, medicina… que permanecen en nuestra sociedad, pero en realidad ¿por qué no nos interesa saber por nuestros antepasados?.
Si ellos también aportaron elementos que aún utilizamos en nuestra vida cotidiana, métodos de agricultura, medicina, alimentación, construcción… será que para nosotros los Panches y los distintos pueblos indígenas de Colombia no tuvieron suficiente castigo con el despojo de sus tierras, de sus dioses, de su cultura, la discriminación y aniquilamiento al que fueron sometidos, y le sumamos ahora nosotros mismos el olvido absoluto; sucede como en las epopeyas griegas en donde el victorioso tenía la gloria eterna en relatos de sus hazañas que perduran por el tiempo y los vencidos eran sometidos al cruel olvido por su derrota; la desestimación hacia la cultura Panche es la suma de la discriminación heredada de los conquistadores españoles hacia las culturas amerindias, la utilización de connotaciones de bajeza con el uso de palabras ofensivas para referirse hacia nuestra cultura “indios” (humano más bajo en la sociedad y sin alma), “cholo” (perro de la calle), palabras aún se utilizan en Colombia y en América en general, para ofender a las personas. Y múltiples ejemplos más que podría describir en este escrito.
Todo este tipo de imposiciones culturales negativas podemos ir aportando algo para acabar con la discriminación y la indiferencia, si bien es conocido a través de la historia, que el pensamiento, la razón, la mente del ser humano están en continua evolución. Esto le permite abandonar aspectos que en determinado momento parecieron verdaderos e irrevocables. Puedo citar como ejemplo, aquellas sociedades donde se oponen abandonar aspectos tradicionales aunque estos sean retrogradas, o el gusto por espectáculos crueles como la tauromaquia como sucede en la capital de Colombia que aún no aceptan el que su alcaldía no permita la realización de corridas de toros argumentando que hace parte de su herencia cultural española, esto lo se puede comparar a la imaginaria idea de que los romanos aún disfrutaran de las masacres y asesinatos que ocurrían en el Coliseo Romano.
Esos elementos destructivos de nuestra sociedad colombiana se pueden cambiar, citando otro ejemplo, hace poco la academia de la lengua española en Colombia, abolió de su diccionario la expresión “trabajando como negro esclavo” al considerarla ofensiva para toda la población Afro-descendiente de nuestro país demostrando que en nuestra sociedad se está forjando una nueva generación la cual reconoce que el respeto, la tolerancia, el pluralismo y el reconocimiento son aspectos fundamentales para la vida, otro aspecto que se puede nombrar, es el hecho de que en la Constitución Política de Colombia, ya se reconoce la multiculturalidad; pero aún falta mayor reflexión acerca de este tema en las familias, las aulas y en las diferentes comunidades que habitan este territorio.
Ya que, como lo nombraba al inicio, el desconocimiento es un aspecto que influye directamente sobre el irrespeto y la poca tolerancia hacia otras culturas en pro del reconocer nuestra historia, donde la palabra indígena tenga el sinónimo de orgullo y no de barbarie, se estudien e investiguen las diferentes culturas indígenas de nuestro país, como los Panches que habitaron el norte del Tolima y el sur occidente de Cundinamarca. Así se logrará cultivar la semilla de la paz, el respeto, la tolerancia y pluralismo. Que nuestros hijos recojan los frutos de una sociedad justa, digna y respetuosa que busca el bienestar y la convivencia de nuestra sociedad multicultural en la búsqueda de ser pluricultural y proyectada hacia la interculturalidad.
Escritor: : DEISY JOHANA AVILA ACOSTA