EXPERIENCIA PERSONAL

Hace un tiempo, tenía una idea que me atormentaba. Me sentía disconforme con mi físico y consideraba que necesitaba perder peso. Lo primero con lo que tomé contacto, fue con las famosas “thinspo” (término derivado de los vocablos ingleses: thin=delgado y inspiration=inspiración), las cuales eran figuras de modelos realmente delgadas y con apariencia débil. Es por eso que emprendí mi camino hacia ese rumbo, empecé a medir las calorías de todos mis alimentos y llegué a consumir hasta 500 calorías diarias, lo cual efectivamente, me ayudó a reducir aproximadamente 10 kilos y 12 centímetros de cintura en 9 meses. Hasta ese momento estaba contenta, pero me sentía débil y sin voluntad para hacer actividades. Lamentablemente, en los 3 meses siguientes recuperé el peso que había perdido y se apoderó de mí una ansiedad incontrolable; es por eso que acudí a consultar a varios nutricionistas que me brindaron información bastante valiosa sobre la alimentación saludable.

La primera recomendación (la cual me pareció algo descabellada) fue la de ingerir 5 comidas al día en lugar de 3 o 2 que era lo que yo consumía y hasta a veces evitaba comer. Por aquel tiempo, además, llevaba un ritmo de vida bastante acelerado, cargado de ocupaciones y, por ende, de estrés; lo cual me hacía comer sin discriminar y a cualquier hora. Por mi horario de trabajo, tenía lapsos bastante largos de tiempo en los que no probaba bocado. Por ejemplo, tomaba desayuno a las 6 de la mañana y almorzaba a las 4 de la tarde.

Creía que el dolor que sentía en el estómago significaba que estaba perdiendo peso y me sentía feliz. Además, para cubrir esos espacios sin comida y no sentir hambre, masticaba goma de mascar. Así fui llevando mis días hasta que una mañana, estando en el trabajo, fui presa de un dolor insoportable y realmente fuerte en las paredes del estómago; y lo primero que se me vino a la mente fue el nombre de la temible enfermedad, de la cual hablaban muchos de mis amigos, la famosa “gastritis”. Entonces me di cuenta que fui muy desafortunada, ya que cuando estaba a punto de iniciar la dieta que me recomendó la nutricionista (la cual incluía cítricos) provoqué inconscientemente este cuadro.

Luego de aquel episodio, comencé a informarme acerca de esta enfermedad y cuando leí sobre las causas, recordé las cosas que yo estuve haciendo durante ese periodo, cosas como: no probar bocado dentro de 10 horas entre uno y otro, masticar goma de mascar, tomar licor algunos fines de semana, tomar pastillas de forma seguida sin alimento en el estómago y demás descuidos que había cometido por ignorancia.

Ante tantos desaciertos en mi “lucha” por perder peso, comencé a investigar sobre nutrición, buscar alimentos ricos en vitaminas, hierro, proteínas, etc., busqué alimentarme de manera más saludable eliminando básicamente los azúcares y grasas. Dicha acción me llevaba no sólo a calmar o sanar la gastritis sino también a bajar de peso. Pero lamentablemente, como no todo dura para siempre, cuando se me alivió el dolor de estómago nuevamente regresé a comer compulsivamente precisamente grasas y azúcares (a pesar de haber dicho que no lo volvería a hacer por el dolor inolvidable que me provocó aquel cuadro). Es así que luego de haber atravesado todos aquellos episodios finalmente opté por averiguar exactamente cuál era el secreto para alimentarme saludablemente y vivir una vida equilibrada.

Lo primero que descubrí fue que el cuerpo humano es un sistema bastante complejo y que el cerebro es un órgano muy poderoso, es el órgano encargado de decidir qué es lo que el cuerpo va a hacer, él es el verdadero responsable de que yo hiciera lo que hacía, precisamente porque no me encontraba en paz y equilibrio, sino por el contrario, estaba llena de ansiedad, angustia, preocupación, etc. Por lo tanto, para contrarrestar esto comencé a tener una actitud más aliviada y tranquila, salía a caminar bastante, a echarme en el pasto del malecón a oír el mar o escuchar música para activar la glándula pineal, etc. Y así logré el equilibrio y la armonía entre mi mente y mi cuerpo.

Posteriormente, fui recibiendo información de diferentes fuentes: familia, páginas web, etc. Hasta que encontré a una mujer encantadora que inspiraba salud y vitalidad por donde se le viera, su nombre es Ingrid Macher, y ella tiene un programa de salud en Internet, en el cual brinda variedad de consejos para mantenerse saludable.

Para concluir esta exposición, puedo decir que gracias a toda esta experiencia, ahora me encuentro en un momento de mi vida lleno de alegría, tranquilidad, equilibrio y armonía; tanto conmigo misma, como con mi entorno. He aprendido mucho respecto a, por así decirlo, la fórmula para ser feliz, la cual me gustaría sintetizar en 8 acciones:

– Ejercicio físico. – Participación espiritual
– Dieta y nutrición – Recreación y lectura
. Tiempo en la naturaleza – Relajación
– Contribución y servicio a otros – Manejo del estrés

Y respecto a mi objetivo relacionado con el peso, me encuentro bastante feliz porque estoy en paz, tengo nuevos hábitos y me gustaría compartirlos con toda persona interesada en lograr esa paz también. Espero que estas actividades diarias puedan ser tomadas como recomendación para mantenerse saludable y bien nutrido.

– Dormir 8 horas – Beber 1 litro diario de Té Oolong
– Realizar 30 minutos de ejercicio – Tomar 4 cápsulas de Spirulina
– Comer cada 4 horas – Comer 5 porciones de fruta
– Beber toronja y extractos verdes – Desayunar avena, plátano y clara de huevo

Gracias.

Escritor: Claudia Díaz