Bolivia ha sido desde siempre poblado por numerosas tribus, por su fertilidad y su clima agradable, entre estas tribus predominaba un grupo con distintas culturas y estilos. A medio camino entre las frías alturas del Collasuyo, y las calientes junglas de la Amazonia. Aun actualmente existen huellas de hombres prehistóricos dedicados a la caza y la recolección de frutos, en la zona de Carayani, pero recién se puede datar una cultura más avanzada a partir de 2.000 a.C., que ha dejado innumerables restos de cerámica, pues al parecer casi todos los pueblos de esta parte de Bolivia eran expertos ceramistas, y se los puede clasificar en grupos con su cerámica monocroma y ondulada, la Tupuraya de Cercado, Arani y Mizque, con cerámica bicolor de diseños geométricos, y la Mojocoya del sudeste, que hacían cerámicas de color rosa con diseños en espirales y escalonados. Asimismo, existen pruebas arqueológicas de que estos pueblos tenían trato comercial con los Tiwanacotas, que se establecieron en Omereque, y eran los más avanzados culturalmente, a juzgar por su alfarería y construcción.
Remontando a la época de la llegada de los españoles a tierras potosinas, provincia de Bolivia, éstos establecen sus viviendas, y comienzan a comprar las tierras dando pie a una influencia y pasadas muchas revoluciones y reformas ya por la década de los ’50, comienzan las tensiones ideológicas llevando a la rebelión del 9 de abril del ’52, donde el gobierno, en un intento de sofocar a los partidarios del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario, el partido que empezó la guerra civil), decidió bombardear Cochabamba en 1949.
Por un tiempo se mantuvo la paz hasta que pasada la revolución con sus reformas, regresa la inestabilidad gubernamental, otra vez con golpes de estado de uno u otro color. Uno de esos presidentes de facto, el general René Barrientos, nacido en Cochabamba.Se dice que le gustaba hacer demonstraciones de sus destrezas como soldado, al estilo Comando. Realiza varios aportes en su gobierno, de los cuales Cochabamba recibió privilegios tales como la central hidroeléctrica de Corani, y dos rutas asfaltadas al trópico del Chapare, el objetivo de esto era que a partir de las cuales se construiría la nueva ruta Cochabamba-Santa Cruz.
Dada la lucha por estas dos culturas subsistentes dentro de un mismo contexto, y dado asimismo al momento que la presidencia de Bolivia está viviendo se encuentra en un momento de división cultural, y de identidad en la que un pueblo pre existente lucha por recuperar su bandera, y con esta la cultura de la tierra de origen.
Según el artículo 6 de la Constitución, laco-presidencia que hizo que el país tuviera simultáneamente y por decreto dos presidentes: Barrientos y Ovando.
Al igual que en ese momento, se trata de reconocer como oficiales a esta vez, dos banderas, la tricolor y la wiphala. Sin embargo el tema es que un país que decide tener dos símbolos nacionales, en aquello que lo identifica ante el resto del mundo; la bandera, carece de unidad que fue por mucho tiempo su lema aun plasmado en la cara de la moneda nacional de esta manera: La unión hace la fuerza.
Desde que quedó definida en sus colores actuales en 1851, lleva ya ciento cincuenta y ocho años de vigencia y ha sido aceptado voluntariamente como emblema de la nación, en la que se vivía un momento de división, logrando un acuerdo en común. A su vez, estos colores representan en orden decreciente, con el rojo: la sangre heroica de los próceres, con el amarillo: la minería, aludiendo a la riqueza existente en aquellas épocas en el subsuelo de la patria, y el verde: vegetal, por ser un país de gran producción agraria, respectivamente. Esta constituye la bandera civil, según el decreto supremo del 19 de julio de 2004. La bandera estatal incluye en su parte central el escudo. La de las Fuerzas Armadas, además, rodea al escudo con una rama de olivo ubicada a la izquierda y una de laurel a la derecha. La Bandera Naval es diferente: posee un fondo azul, donde se destaca en el ángulo superior izquierdo la bandera nacional, bordeada por nueve estrellas de color dorado, representativas de los nueve departamentos del estado boliviano, Chuquisaca, Beni, La Paz, Cochabamba, Pando, Oruro, Santa Cruz, Potosí y Tarija. En diagonal a la bandera nacional, casi en el extremo inferior derecho, se observa una estrella solitaria, que simboliza el anhelo del pueblo boliviano por recuperar el territorio que le permita la salida al Océano Pacífico.
Por el contrario la bandera multicolor denominada wiphala, no es una bandera que represente, como la anterior, a los diez millones de habitantes de Bolivia, está referida única y exclusivamente al mundo indígena andino sobre todo en la zona altiplánica.
Aun así, su uso fue más emblemático para la tribu aymara que para los quechuas. Del mismo modo, está demostrado que ni los tiahuanacotas, ni collas, ni incas usaban banderas como elementos identificativos de grupos o reinados. Sus símbolos eran de otra naturaleza, los colores en tejidos, o en cintas multicolores. La bandera es un elemento europeo traído por los conquistadores. Mientras está claro que la primera representación iconográfica de una bandera muy parecida a la wiphala es un cuadro de un arcángel del siglo XVIII, es más que discutible su aparición previa en keros. Lo importante es que en los últimos veinticinco años la wiphala se convirtió de manera explícita en el emblema inequívoco de los indígenas del Ande, tanto aymaras como quechuas, que hoy lo asumen como símbolo de carácter propio.
De este modo, teniendo en cuenta que un símbolo es algo fundamental que identifica y representa, de lo que uno se siente parte dentro de un todo, concluimos que la bandera boliviana oficial, debe ser una que represente no solo una parte de los habitantes del país sino a la totalidad de ellos, incluyendo en esta totalidad los habitantes de las provincias del Pando, Beni, Santa Cruz o Tarija que no se hallan representados de la misma forma que los pueblos más originarios del altiplano.
Sin lugar a dudas, se evidencia la imposición de la wiphala como parte de la lógica de división, de imposición de unos valores sobre otros y de categorización de ciudadanía. Los únicos que tienen una bandera propia que ha sido impuesta a todos son los indígenas a los que se les dio este injusto privilegio rompiendo la idea de unidad en la diversidad que la tricolor representa fortaleciendo las posibilidades de mantener la idea una nación unida. Mantener la señal que por décadas ha representado un pueblo es solamente una señal de que la tierra es común para todos los pueblos que conviven dentro en territorio común, eliminando categorizaciones de ciudadanía dentro de una misma nación.
Sin embargo hoy en día el consulado boliviano en Buenos Aires, Argentina hace uso de esta combinación de banderas como parte de su identidad visual institucional.
Autor: Daniela Mercado