Desde alguna perspectiva, la mayoría de los seres humanos conocemos el mito de la torre de babel, unos por literatura, otros por creencias religiosas, algunos por cultura general, en fin. Aquella historia que nos cuenta que en una época remota todos los seres humanos hablaban una misma lengua y eran un mismo pueblo, se unieron para construir la torre que llegara al cielo, pero Dios los castigo por su soberbia, haciendo que cada uno comenzara a hablar de forma diferente, entonces surgió la confusión total y se dividieron en pequeños grupos los cuales se podían comunicar entre si por una lengua.
Esta narración es una explicación mitológica, al origen de diversidad de lenguas en el planeta, incluso entre pueblos y países cercanos, pero hay que ver, esta diversidad va mucho más allá de la intervención divina. Pues si bien encontramos gran cantidad de lenguas, estas son el producto de una evolución ideológica, cultural y social de los pueblos; por lo tanto se puede decir que la lengua refleja el ser, la historia y la identidad de los seres humanos.
La sociolingüística en su función de estudiar la influencia de la sociedad en el lenguaje nos muestra por medio de la sociolingüística histórica esa evolución, de ahí que existan lenguas muertas, aquellas que se extinguieron por falta de uso lingüístico y que fueron remplazadas por otras que son sus hijas, nietas o bisnietas que surgieron de algún gran cambio social o la interacción con otros pueblos, un ejemplo claro para todo el mundo es el latín como lengua muerta (en comunidad, porque todavía hay académicos y religiosos que lo practican) y de la cual surgieron las conocidas lenguas romances como el francés, español, italiano, portugués. Pero es más vivencial para todos la sociolingüística crónica, aquella que nos enseña las variaciones del lenguaje en las diferentes lenguas en las situaciones, actitudes de los hablantes, la cual podemos apreciar en nuestro entorno; por que una persona no se expresa de la misma forma en los diferentes ámbitos sociales, sino que utiliza un tono de voz, expresiones y palabras diferentes en su casa, el trabajo, el estudio o un ambiente de relajación.
Por medio de la sociolingüística podemos valorar los diferentes aspectos sociales que influyen en el idiolecto de cada individuo, podemos clasificar su sociolecto en diferentes rangos socio- económico, regional, educativo, edad, sexo. Dentro de cada uno de estos parámetros encontramos diferentes formas de expresión de la misma lengua, se diferencia el lenguaje femenino, la masculino, del niño al joven, del joven al adulto y este a su vez de la tercera edad, así como en las diferentes ocupaciones, profesiones de los hablantes, de acuerdo a su nivel educativo, tiene un buen manejo gramatical, sintáctico, estructura y profundidad en el discurso.
Para desarrollar este estudio la sociolingüística se apoya en la lingüística, la antropología, la sociología y la dialectología, en el encontramos manifestaciones del lenguaje en la jerga y el argot, la jerga es el lenguaje especial o familiar entre personas que pertenecen a una misma comunidad puede ser de tipo social, de ocupación o profesión o regional; en cambio el argot es un lenguaje especial que emplean en cada profesión, con una terminología única de cada una.
Pero las variantes lingüísticas más importantes se encuentran en el multilingüismo, plurilingüismo y los dilectos regionales de una misma lengua; en primer lugar el multilingüismo es la coexistencia de varias lenguas dentro de una misma comunidad y a un mismo nivel, como en aquellos países que tienen de lengua oficial tres o cuatro idiomas con derechos políticos e institucionalidad, en cambio el plurilinguismo es el conocimiento de varias lenguas por parte de un mismo individuo o por un grupo de individuos, o en un país sin que necesariamente sean oficiales, simplemente pequeñas comunidades como los indígenas que aun conservan su lengua nativa pero han aprendido el español y lo utilizan para comunicarse con personas ajenas a su tribu. Mientras el plurilinguismo describe un hecho natural que surge de diferentes formas ya sea de origen nativo, familiar o por aprendizaje. Actualmente por la globalización de la información por medio de las “TICS”, se impulsa más al plurilinguismo que el multilinguismo.
En Colombia, el plurilinguismo es abundante debido a que tribus indígenas aun conservan su lengua natal, pero han aprendido otras lenguas para integrarse más la sociedad civil o de otras tribus para establecer relaciones socioeconómicas entre sí, según la etnología en el territorio colombiano existen ochenta lenguas vivas, además dos lenguas criollas: el palanquero y el sanandresano. Los colombianos debemos sentirnos orgullosos de nuestra variedad lingüística, luchar por conservar las lenguas indígenas y propagar las criollas.
Por ultimo los dilectos regionales de una misma lengua, son bien conocidos y diferenciados entre los mismos países o regiones pero a nivel internacional no, en el caso de la lengua castellana que es el idioma oficial de toda Latinoamérica, con excepción de Brasil y las Guayanas; se encuentra un dialecto especial en cada país, por eso se oye hablar del español mexicano, español hondureño, español cubano, español colombiano, argentino, etc. Todos distinguimos claramente entre el español argentino y el español colombiano, por características como el acento a la hora de expresarse, un vocabulario propio de las costumbres, creencias y estilos del territorio, algunas variaciones fonéticas (el seseo, el yeísmo); otras morfológicas como el voseo.
Además de los dialectos por países dentro del mismo país, se encuentran unos dialectos marcados en las regiones, en Colombia se contemplan doce dialectos que son: el amazónico, el isleño, el paisa, el costeño, el cundíboyacense, el rolo, el santandereano, el andino, valluno, el opita, el llanero y el chocoano. Ahora toda esta diversidad lingüística conforma nuestro patrimonio cultural e inmaterial de lenguaje, el cual debemos aprender a conocer, interpretar en todas sus variantes, valorar y cultivar para las futuras generaciones, contribuyendo a fortalecer las competencias comunicativas del pueblo colombiano, dándole mayores oportunidades de progreso, educación y socialización.
Escritor: GLORIA YOLIMA GÓMEZ LÓPEZ