La Iglesia hoy, atrapada en la encrucijada entre el poder temporal y espiritual”

Escribir sobre al acontecimiento histórico acaecido a lo largo de los siglos en la vida de la Iglesia, es una empresa complicada que demanda por un lado, objetividad ya que se está haciendo referencia a hechos o acontecimientos concretos. Pero por otro lado es un trabajo impregnado de subjetividad, ya que es el ser humano desde su propia óptica quién interpreta y adapta los acontecimientos, para darles un sentido concreto e imprimir en ellos su impronta personal. El presente ensayo tiene como objeto presentar una visión particular de la vida de la Iglesia, fundamentada en la novela histórica titulada “Los Bufones De Dios” escrita por el autor australiano Morris West.

Escrito que relata la historia de un Papa de las últimas décadas del siglo XX, al cual en la obra se le nombra con el seudónimo de Gregorio XVII, personaje que se ve envuelto en una serie tramas y vicisitudes que tienen como consecuencia su abdicación a causa de una iluminación mística sobre el final de los tiempos y de su visión peculiar de la Iglesia, acto en el que se descubre la mano perversa de una Iglesia enceguecida por el poder temporal y contaminada por la malvada lógica que maneja los hilos del planeta, proyecto que la ha desviado del plan o sendero trazado por su fundador (Jesucristo) quien aparece al final de la obra para hacer caer en la cuenta a los apacentadores de su grey de su error y de cuál ha de ser su consecuente actitud.

La Iglesia cristiana, a lo largo de sus siglos de existencia, ha atravesado por etapas que oscilan, entre luces y sombras, ignorancia y verdad, etc. Actitudes que le han ganado elogios desde el ojo crítico de los historiadores, pero también la actitud contraria de crítica mordaz y destructiva. Actitudes que siendo objetivos han sido consecuentes con lo que la Iglesia ha leído en el tiempo concreto que era lo indicado.

Centrando la mirada en las dos últimas décadas del siglo XX, desde lo que plantea el autor, la Iglesia de este tiempo, es una Iglesia, que ha perdido su norte, los avatares de la historia, la han llevado a centrar su postura y su misión más que en lo espiritual y constitutivo de su esencia, en lo temporal y en las estructuras de poder, hasta tal punto que lo fundamental deja de ser el pastoreo de las almas y pasa a ser la creación de una maquinaria que le garantice cierto estatus político y dominio temporal, por lo cual en este sentido el Papa no es visto como pastor sumo, sino como “uno de los hombres más poderosos del mundo, jefe espiritual de medio billón de personas, monarca absoluto, del rincón más pequeño y sin embargo más importante del planeta” (West, Morris. (1981) los Bufones de Dios. Bogotá: círculo de lectores. P.357) lo cual “representa una enorme base de poder”.

El asunto se torna complejo, es en el momento en el que la estructura deja de ser un simple medio y se transforma en un fin que termina desdibujando el auténtico rostro de la Iglesia, lo cual la lleva a contaminarse de corrupción, a emplear métodos no ortodoxos para el manejo de sus estructuras, como por ejemplo todo el asunto que envuelve la trama de la abdicación papal de Gregorio XVII, personaje central de la obra, el cual es prácticamente obligado a realizar dicha acción so pretexto de que su manera de ver la Iglesia causaría un “cataclismo” o incluso una división al interior de la iglesia y lo peor una ruptura con las estructuras de poder que manejan el planeta, hecho que además de la abdicación del pontífice, genera de manera soterrada una especie de exilio para él mismo, en el cual es alejado del mundo, es obligado a guardar silencio y es relegado a una potestad supuestamente espiritual, que lo aliena y le impide develar el rostro perverso de una iglesia, que hace alianzas con el poder para conservarlo, sin que en su cometido la limite nada, como lo corroboran hechos como el del fraude del banco vaticano tocado de manera poco profunda por el autor, o la persecución acérrima a quienes tratasen de frustrar sus perversos planes incluso hasta ordenar la misma muerte de algunos personajes.

Todo este entramado se encuentra claro en la lúcida mente del depuesto pontífice, tan claro, que en uno de sus muchos intentos por develar dicha realidad afirma: “cuando fui elegido Papa me sentí a la vez penetrado de humildad y pleno gozo. Creí que me había transformado en depositario de un gran poder, de cambiar las vidas de los fieles y reformar la Iglesia, incluso tal vez de servir de mediador entre las diferencias de las naciones, de manera de ayudar a preservar la precaria paz de que disfrutamos”. hecho en el cual el pontífice veía puestas sus esperanzas, pero que debido a la maquinaria que realmente ostentaba el poder se iba a ver frustrado, por la manera que estos tienen de frenar todo aquello que le represente algún tipo de amenaza a sus intereses particulares. Desde una mirada subjetiva a lo que relata el autor en su obra, la visión de la Iglesia que aquí subyace se aleja del ideal cristiano de los primeros siglos, en los que la iglesia, sólo ostentaba una potestad espiritual, basada en el camino trazado por El Señor Jesús y sus primeros seguidores

Actitud que a lo largo de la historia, la Iglesia poco ha mostrado ante la humanidad, ya que la mayor parte del tiempo ha estado preocupada por asuntos temporales como: adquisición de estados, conquistas territoriales, abuso de poder e imposición de posturas. Asuntos estos últimos muy cuestionados aunque de hecho son parte de su misión. Sin embargo, no todo ha sido negativo, y una simple hojeada al historia daría cuenta de que la Iglesia con su intervención en el mundo ha hecho mucho bien a la humanidad, pero haciendo honor a la verdad, considero que haría más o cumpliría mejor su misión, si se dedicara más a lo constitutivo de su ser, que es en suma erigirse como la encargada de manifestar en el mundo el reinado de Dios a través de la historia, haciendo un adecuado uso del poder que de hecho tiene y de la influencia que puede ejercer sin necesidad de hacer de este su único cometido.

Hecho en el cuál, desde mi percepción de las cosas, en los últimos pontificados se ha puesto el empeño o la intencionalidad: mostrar al mundo una iglesia más humana, cercana a la realidad del creyente, reconocedora de sus errores y dispuesta a enmendarlos, preocupada por la transmisión del evangelio, por salir de sus fronteras, por descentralizar el poder, por develar el verdadero rostro de su fundador. Aspectos en los que se han dado pasos significativos, pero sobre los que pesa demasiado la oscura historia de poder, manipulación de las estructuras, pretensión de ocultar lo evidente, corrupción, abuso sexual, omisiones permanentes, erigirse como un obstáculo para el avance de la ciencia, permanecer anclada en tradiciones humanas carentes de fundamento alguno hoy en pleno siglo XXI, incluso hoy en día, el desentendimiento del escenario mundial evidenciado en el hecho de permanecer indiferente ante lo que se teje en las esferas estatales, pretendiendo que dichos poderes no interfieran en el ejercicio de su libertad o soberanía anclada en su herramienta visible de poder temporal, es decir: el estado Vaticano.

La solución a mi modo de ver las cosas radicaría no en acudir a uno de los dos extremos, sino en la adopción de una postura ecuánime que por un lado de protagonismo a la Iglesia en el escenario mundial y que por el otro le permita cumplir con su tarea sin desdibujar su rostro real que ha de ser el de la misericordia y cercanía a sus fieles y a sus realidades, pues de lo contrario seguirá adoptando posturas extremas que terminarán por llevarla del limbo al anonimato total y consecuente pérdida de su injerencia en el globo terráqueo.

Bibliografía
– West, Morris. (1981) los Bufones de Dios. Bogotá: círculo de lectores.

Escritor: Juan David Loaiza Gil

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