Contar con colaboradores expertos en la materia en cada proyecto es un ideal que difícilmente se logra. Ésta afirmación es cierta en mayor o menor grado dependiendo de la industria en que el proyecto se desarrolle. También es cierto que no todos los proyectos demandan un alto grado de especialización, y ésta necesidad aumenta en función de la complejidad del proyecto de que se trate; no obstante, el contar con personas expertas definitivamente disminuirá los riesgos sin importar el grado de complejidad.
Ahora bien, un experto en cualquier industria es un recurso de valor que se asigna a las tareas más delicadas o a las más importantes; sin embargo, en ocasiones la carencia de un experto o de suficientes recursos con alto grado de conocimientos en especial en algunas disciplinas técnicas puede representar un obstáculo que se debe vislumbrar y sortear lo antes posible en el proyecto.
Todos estos temas salen a relucir durante el proceso de adquisición del equipo de trabajo. Aquí se definen idealmente una serie de roles y perfiles ideales con los que se debiera contar según la planeación realizada. Entre las características de los perfiles se encuentra precisamente el nivel de experiencia y grado de conocimiento deseado en los temas específicos que requiera el proyecto para llevarlo a buen fin.
En ocasiones, el problema radica en tener los recursos disponibles en los periodos estipulados o en otros casos incluso en localizar al recurso mismo con ese perfil particular –ya no hablemos de la disponibilidad–. En éste tipo de situaciones normalmente se tienen alternativas con perfiles menos completos para realizar el trabajo. Para cuando esto suceda, no debe dejar de evaluarse el impacto del cambio de perfil. En éste orden de ideas, el impacto inicial más común es el tiempo, ya que tomará más tiempo al perfil junior que al perfil senior realizar las tareas necesarias. Una simple conversión incrementando las horas a invertir y agregándolas al cronograma del proyecto resuelve éste punto, aunado también si fuera necesario al incremento de recursos. Los impactos más complejos están en temas como control de calidad, confiabilidad del trabajo y tiempo de solución de problemas presentados. Esto implica que además de un incremento en el tiempo para la ejecución de los trabajos, exista un incremento en el tiempo de pruebas en conjunto con un proceso más exhaustivo de control de calidad, con lo que resolvemos el control de calidad y confiabilidad.
El problema es la solución misma de los potenciales problemas que se presenten durante el desarrollo del proyecto. Si bien hay varias formas de resolverlo, todas necesariamente harán uso de un recurso experto y serán recursos que deberán tenerse a la mano para consulta en caso de requerirse. Por ejemplo, se podría localizar a un consultor experto que asesore al perfil junior –y para esto se debe crear una reserva financiera–, o tener a la mano el contacto o el canal de comunicación con las líneas de soporte técnico aplicables.
El nivel de conocimiento del equipo de trabajo no se debe tomar a la ligera; y cuando se deba reemplazar un perfil experto por uno de menor experiencia, es especialmente importante tener en cuenta los impactos para el éxito del proyecto.