LA MEJOR ÉPOCA: LOS AÑOS OCHENTA  

Indudablemente, todos los seres humanos estamos marcados por una generación o época que le da un significado relevante a la historia de nuestra vida, pero que, particularmente, llena de valor, de sentido, de contrastes y que me sumerge en un fondo con diferentes formas que  afloran a  través de las emociones que hacen que cobre más vida la esencia de mi vida. Era muy niña cuando, aquí, en  Colombia,  durante la década de los ochenta transmitían programas de televisión: películas, seriados, espacios dedicados  a la música, entre otros.  No podía comprender, en ese entonces,  cómo la ficción llegaba a mí, como por su puesto, llegaba hasta muchísimos millones de espectadores.  Poco a poco la televisión me fue enganchando o ¿será más bien que fui yo quien se fue enganchando con la televisión?  Ahora, puedo perfectamente recordar  que nos sentábamos en familia para ver una serie de televisión llamada “Los Cuervos”, cuyos primeros capítulos no me interesaron tanto, hasta que la historia fue tomando un alto tinte de suspenso.  Fue desde ese momento que supe que ese género me atraería  como lo hacen el hierro y el imán.

Hoy, después de más de tres  décadas, definitivamente, me quedó con los años ochenta. A mi manera  de ver, esta época me seduce irresistiblemente porque en ella hubo un auge, una influencia, un acontecer muy grande que marcaron especial  tendencia, a nivel de la televisión,  de la música,  del cine,  de la moda  me detendré, específicamente, en estas dos, como son  la televisión y la música de la década de los ochenta. Gracias a los recuerdos de esta época,  puedo con mucha nostalgia y alegría  repasar por mi mente aquellos fines de semana cuando desde muy temprano en las mañanas presentaban en la televisión colombiana dibujos animados extranjeros como: Los Súper amigos“,  “El Hombre Araña “,  “Los  “Thundercats“ o  “El Pájaro Loco”.   Ya  a media mañana pasaban series de televisión como  “El hombre Nuclear”, “la Mujer Biónica“,  “Automan“ y  los sábados en las tardes presentaban, por mencionar uno,  “Simón & Simón”.   Finalmente, en la noche me quedaba junto con mi madre  para ver “Cita con los clásicos del terror”.

Y qué decir del domingo en las tardes cuando en la programación estaba la súper serie  “V la Batalla Final” que me parece que es la mejor serie de ciencia ficción extranjera, presentada en la televisión colombiana. Pero “El Auto Fantástico” no se puede quedar   atrás, ese bellísimo auto negro con esos efectos especiales nunca antes realizados por un auto y como por si fuera poco, conducido por el guapísimo “Michael Knight”, personaje interpretado por el galán estaunidense de esa época  David Hasselhoff.  Y desde luego, no  puedo dejar de mencionar la programación de lunes a viernes en la tarde, que era muy variada en cuanto a dibujos animados se refiere.  Cada día presentaban uno de mis favoritos de siempre, por mencionar algunos: “José Miel”, “Heidi”, “El Rey Arturo”, “Tom Sawyer”. ¡Qué época!

Así mismo,  en el aspecto musical, había  emisoras y programas como en  el Show de Jimmy en los cuales se escuchaban canciones del género de la balada pop, merengue, dance, rock en español y las llamadas baladas americanas. A finales de los años ochenta yo escuchaba una parte de toda esta maravillosa música,  pero fue ya  en los noventa y en la época actual que evoco grandiosos momentos   y me divierto escuchando y cantando estos éxitos musicales.

Hoy y desde siempre he  sido  una fiel apasionada fan del mundo de la música,  al escuchar unas suaves y exquisitas melodías tocadas a través del piano, del violín o del saxofón,  las cuales, me generan melancolía, tristeza, calma y tempestad en el alma.  Evoco sensaciones cuando escucho temas de los ochenta como “Love theme from flash dance”, “Thief of hearts”, o “Careless Whisper”. Cuando deseo entonar,   e interpretar  al ritmo de la balada pop entonces mis mejores aliados son Artistas como.

Daniela Romo, Franco de Vita, Manuel Mijares,  Myriam Hernández,   Raúl Santi, Chayanne y muchos más van a estar presentes en mi corazón, además, las melodías y letras de su música forman parte del repertorio de mis favoritas de siempre, pero cuando quiero mover el cuerpo y  hacer la coreografía acorde al  ritmo de la música están  los merengues y la música pop dance de los años ochenta: Roberto Antonio, Rubby Pérez, Michael Sembello, Madonna y por excelencia, Michael Jackson y Donna Summer, pero si por el contrario lo que deseo es escuchar voces seductoras, que inciten  al romance, a la conquista y  a la fantasía, con seguridad que quiero  las voces sensuales  y melodiosas de grupos como Sade, Foreigner, Alphaville   o cantantes como Chris de Burg, Billy ocean, Lionel Richie o Sting, cuyas canciones  son clásicos eternos para oídos  que demandan  magistralidad y creatividad sin igual.

Para finalizar, quiero decir que si tuviera  en mis manos la posibilidad de elegir la mejor época para vivirla a total plenitud, teniendo veinticinco años de edad, escogería, sin lugar a dudas, mi anhelada y adorada década de los ochenta porque cuando escucho la música  y veo los programas de esa época siento una alegría pintada con  los colores más vívidos del arco iris, pasando por la suavidad, la ternura y la frescura de los tonos pasteles, hasta llegar a la tristeza melancólica de un gris amanecer, cuyas gotas de lluvia, no representan más que esas lágrimas que brotan del alma  y del corazón cuando emergen recuerdos  que traen a la memoria aquellos momentos que con su tinta indeleble han pintado ese ayer ochentero que le da forma y significado profundo a mi vida.

Autor: Maritza Bravo Copete