Las consecuencias ambientales y sociales derivadas de cada modelo urbano están interrelacionadas estrictamente las unas con las otras, como podemos ver en el conocido modelo americano de ciudad dispersa, donde la zonificación es la regla primordial de ordenación del territorio, por lo que las funciones comunes se agrupan en áreas contiguas y subdividen claramente las ciudades en zonas residenciales, zonas comerciales y zonas de trabajo, que << cuelgan >> de las autopistas, la única conexión entre ellas.
La causa principal del relativo, desmembración reciente de las ciudades y de la expansión hacia las afueras (con la creación consecuente de suburbios y barrios satélites) ha sido lacapacitat creciente de desplazamiento motorizado. En este tipo de procesos la mayoría de la población (no sólo en América sino también en muchas ciudades europeas) depende de una movilidad asociada a su vehículo privado.
Los nodos compactos de uso mixto disminuyen las necesidades de desplazamiento y generan unos barrios sostenibles y animados. Se pueden organizar nodos compactos unidos mediante sistemas de transporte público como respuesta a las imitaciones locales.
En las ciudades con un área metropolitana muy extensa se considera inconveniente económicamente hacer transporte público, y los ciudadanos están vinculados totalmente al vehículo privado, lo que causa disgregación social y aislamiento individual.
Lo peor problema de las áreas metropolitanas con problemas graves de congestión es que para resolver los atascos diarios de la propia red infraestructural se recurre a menudo a la solución más directa y, al mismo tiempo, más conflictiva: la potenciación de la misma red infraestructural. Este proceso se convierte en un ciclo que favorece la creación de nuevas urbanizaciones y nuevos asentamientos, que a su vez requieren más espacios de accesibilidad, de manera inciertamente entrópica.
En el centro urbano, la congestión provocada por el elevado número de usuarios y de vehículos altera la calidad ambiental del espacio público. Este hecho parece ser la principal causa de rechazo ciudadano, que considera la ciudad como un entorno insoportable, duro y severo, con el malestar posterior malestar por no poder disfrutar de los espacios públicos.
Lo importante en la ciudad difusa son las redes. Si vamos en coche o nos conectamos a través de los medios de comunicación, el espacio público no es relevante, la ciudad tampoco. El espacio público, a la «ciudad compacta», toma su máximo sentido si vamos caminando.
La ciudad compacta debe limitarse al máximo el uso del automóvil, de ahí las diversas funciones que cada individuo hace diariamente deben yuxtaponer y superponer entre ellas, a una distancia accesible a pie, en bicicleta o en transporte público.
Según Richard Rogers, la ciudad compacta crece alrededor de centros con actividad social y comercial conectados por transportes públicos, constituyéndose en focos o polvo alrededor de los cuales crecen los barrios. La ciudad compacta conforma una red de barrios con sus propios parques y espacios públicos donde se integra toda una variedad de actividades públicas y privadas. >>
Cada individuo hace muchos desplazamientos diarios por muchas necesidades, y este hecho provoca-en hacerse con vehículos de motor-una polución desastrosa y problemas de estrés y de malestar a las personas, causados por el estilo de vida frenético, sin capacidad de intercambios y de relaciones sociales. En la ciudad compacta, el desarrollo de transportes públicos eficaces limita, en gran medida, el volumen de tráfico, por lo que favorece una polución, siniestralidad y congestión vial menores. Richard Rogers afirma: << deberíamos profundizar en la idea de «ciudad compacta»-una ciudad densa y socialmente diversa-donde las actividades sociales y económicas se solapen y donde las comunidades puedan integrarse en su vecindario. >>
Las funciones se mezclan dando vida a una mixtura funcional y social, y este concepto lo utilizamos para definir la ciudad sostenible. Una ciudad sostenible es una ciudad donde las personas pueden vivir, ir a trabajar, comprar y favorecer intercambios sociales en un radio de superficie relativamente accesible a pie o en transporte público.
Autor: Diana Perilla
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